Estudió en el establecimiento de su madre en La Granja y hoy tiene casa en Cachagua.
por Ximena Pérez Villamil
por Ximena Pérez Villamil
Convertido en próspero empresario, su
nombre tensiona a la DC en medio de la discusión por el lucro que obligó
a renunciar a su ex mujer a la Subsecretaría de Educación. Financista
de campañas, con amigos en todos los sectores del partido, vive en un
moderno edificio de Vitacura, colecciona puros, pesca con mosca y es un
exportador de arándanos. Todo, gracias al negocio de la educación, que
le deja unos $600 millones al año como sostenedor de siete colegios.
Siempre de la mano de su madre, una normalista con ideas de derecha que
le recuerda a sus nietos que sus comodidades se las deben al lucro.
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