Mil quinientos pesos. Esa era
la rentabilidad que en marzo de 2011, y tras conocerse las millonarias
utilidades del sector por 49 mil millones de pesos el año anterior, el
presidente de la Asociación de Isapres, Hernán Doren, aseguraba obtenía
su gremio por afiliado.
Un par de meses después y durante el encuentro Nacional de Salud,
Doren presentaba un cuadro comparativo de la rentabilidad del sector con
la de otras industrias, destacando que el margen de utilidad de las
aseguradoras de salud privadas entre julio de 2010 y junio de 2011,
alcanzaba apenas al 4,9 % versus el 23 % de las sanitarias, el 21,4 % de
los bancos o el 11,7 % de los seguros de vida. Según esta suerte de
ranking, las Isapres se situaban sólo sobre el sector de seguros
generales. (Ver recuadro 1)
Este cálculo, realizado en base al “margen neto” —definido como la
utilidad neta dividida por las ventas totales— es cuestionado por el
estudio
“Mercado de la Salud Privada en Chile”, encargado por la Fiscalía Nacional Económica (FNE) a la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).
Según el estudio, cuya versión final fue publicada este lunes en el
portal de la FNE, este cálculo es ineficaz, lo que se grafica en que
“llama la atención que, de acuerdo a este indicador, industrias
reguladas como las sanitarias, telecomunicaciones, eléctricas y
autopistas concesionadas hayan sido más rentables en un período de auge
económico que otras cuyas utilidades dependen considerablemente de los
vaivenes del mercado. Estos resultados se contraponen al principio que
sostiene que mayores riesgos deberían ser compensados con mayores
retornos en el largo plazo”.
Por ello, realizan un nuevo cálculo basándose en el ROA, indicador
que busca determinar qué tan rentable es una compañía en relación a sus
activos, y el ROE , que determina la tasa de retorno de la inversión en una empresa en relación a su patrimonio, concluyendo
que “calculada de esta manera la rentabilidad de las Isapres es
sustantivamente mayor a las de las compañías de seguros generales,
compañías de seguros de vida y sistema bancario, tanto en ROE como ROA,
con promedios de 35 % y 12,9 % respectivamente entre 2008 y 2011”.
Versus, por ejemplo, 17,5 % de ROE y 1,2 % de ROA del sistema bancario.
(Ver recuadro 2)
Pese a que los investigadores precisan se debe ser cuidadosos en la
interpretación de estas mediciones, “la magnitud de las rentabilidades
de las Isapres presentadas en la tabla anterior y la diferencia con las
otras industrias, permiten suponer, al menos en principio, que esta
industria presenta rentabilidades sobrenormales”.
Además, constatan que es interesante el que, a pesar de que esta
industria tiene características similares con las compañías de seguros,
“las rentabilidades de las primeras son mucho mayores, lo que es aun más
sorprendente al considerar que las Isapres tienen flujos mucho más
estables que las compañías de seguros de vida y generales, dado que
reciben mes a mes las cotizaciones obligatorias de un grupo de clientes
con alto nivel de fidelidad”.
Según el estudio
encargado por la FNE, la estructura de propiedad que se observa en este
mercado “requiere ser sometida a un minucioso análisis, existiendo
importantes riesgos asociados. La influencia de la Isapre en la elección
del consumidor puede generar cierta cautividad del mismo, quien verá
severamente limitadas sus posibilidades de elección, sin beneficios
evidentes. Las advertencias hechas a propósito de los convenios,
respecto a la suavización de la competencia por calidad, deben ser aquí
subrayadas. Mención adicional merece el riesgo de colusión tácita que
este esquema genera, toda vez que el seguro negocia precios y
condiciones con prestadores que compiten (potencialmente) con su
prestador relacionado”.
El estudio también realiza reparos a la falta de transparencia de las
aseguradoras de Salud, apuntando a los 12 mil planes que ofrecen, lo
que unido a la dispersión de precios se traduce en “mecanismos que
introducen opacidad en el mercado, aumentan la cautividad de los
consumidores y entregan, por tanto, poder de mercado a las Isapres”.
Además, se cuestiona la poca claridad en la información que entregan los
aseguradores, en casos como aranceles de prestaciones y montos de
bonificación.
Tópicos que se han discutido por años y podrían verse superados, al
menos en parte, si el proyecto de reforma a las Isapres logra avanzar en
el Congreso, donde está estancado desde marzo de este año.
Pero el problema más preocupante que plantea esta investigación no
está siendo abordado en el Congreso ni en el mundo político, y se
relaciona con la poderosa integración vertical instalada en la
industria, que además de jugar en contra de los consumidores, es una
fuerte barrera de entrada para potenciales nuevos actores, que en la
práctica deben tener la capacidad de construir clínicas y laboratorios
médicos para poder ser competitivos en un mercado que sólo en el primer
trimestre de este año ha
ganado casi 19 mil pesos por cotizante.
Juntos pero no revueltos
En 2001 La Superintendencia de Salud advertía a través de un estudio
la alta concentración en la industria de las Isapres, lo que según el
informe de la casa de estudios no ha variado actualmente, ya que “se han
producido fusiones y adquisiciones entre los mismos grupos, lo que ha
llevado a la reducción del número de Isapres; sin embargo en el mercado
de prestadores se ha podido observar un gran aumento de clínicas, lo
cual obedece a la participación conjunta de los grupos empresariales”.
Hoy este mercado es controlado, de un total de 13 operadores, en un
96,27% por cinco actores: Banmédica y Vida Tres, que se consideran
unidos (25,23%); Consalud (21,73%); Cruz Blanca (19,77%) del grupo Said;
Colmena Golden Cross (16,07%) y Mas Vida S.A. (13,41%).
Hace diez años, la Superintendencia ya advertía también sobre una
creciente integración vertical en el sistema, lo que según este nuevo
estudio tampoco ha variado. Por el contrario, se ha incrementado.
Un fenómeno preocupante, que se ha traducido en la relación a través
de redes de Salud con prestadores como centros de diagnóstico, servicios
de atención domiciliaria o clínicas de propiedad de un mismo grupo
controlador con las cuales celebran convenios de atención para sus
afiliados con planes de Salud con atención de salud preferente.
Esto, pese a que legalmente, según el artículo 173 del Decreto
con Fuerza de Ley (DFL) número 1 de 2006, el objeto exclusivo de las
Isapres es “el financiamiento de las prestaciones y beneficios de la
Salud, así como las actividades que sean afines y complementarias a ese
fin, las que en ningún caso podrán implicar la ejecución de dichas
prestaciones y beneficios ni participar en la administración de
prestadores”.
Lo que en la práctica sí ocurre. Aunque en términos estrictos, tal
como plantea el estudio, “no es la Isapre la que administra una
determinada clínica. Sin embargo, existe una relación de propiedad
directa o indirecta entre Isapre y clínicas que llevan a un mismo grupo
controlador”.
En el caso de las Isapres Banmédica y Vida Tres, cuya participación
en el mercado corresponde a un 20,62% y 4,66%, respectivamente, ambas
fueron analizadas en conjunto por la estrecha vinculación de sus
accionistas: Banmédica S.A posee el 99,9% de ambas isapres, y Clínica
Dávila y Servicios Médicos S.A el 0,0001% restante en ambas
instituciones.
La sociedad matriz Banmédica S.A. constituye un eje empresarial al
que el estudio denomina “Grupo Banmédica”, y también es propietaria de
prestadores de salud: Clínica Santa María, Clínica Dávila, Clínica
Vespucio, Clínica Bío-Bío y Clínica Ciudad del Mar. Además cuenta con
prestadores ambulatorios: Vidaintegra, así como rescate médico
domiciliario a través de Help S.A. No sólo eso: el grupo cuenta incluso
con actividades en la hospitalización domiciliaria por medio de Home
Medical Clinic.
Entre los accionistas controladores de Banmédica S.A. está
Inversiones Santa Valeria Ltda., ligada a la familia Fernández León, y
Empresas Penta S.A., vinculada a Carlos Alberto Délano -uno de los
mejores amigos de Sebastián Piñera- y Carlos Eugenio Lavín, además de
financista de la UDI.
Según la investigación elaborada por la PUCV, “es posible identificar
la existencia de integración vertical descendente, ya que la sociedad
matriz Banmédica S.A., junto con sus filiales Isapre Banmédica y Vida
Tres, aseguran la salud y ofrecen, a su vez, las respectivas
prestaciones por medio de filiales prestadoras directas”.
Una situación similar se ve en la Isapre Cruz Blanca, sociedad filial
de Cruz Blanca Salud S.A, la sociedad matriz, cuyos principales
accionistas son el Fondo de Inversión Privado Costanera (40,64%),
perteneciente al Grupo Said, que la controla, y la Sociedad Inversiones
Salud Limitada Uno y compañía (14,7%).
La sociedad tiene una vinculación directa con prestadores de salud,
ya que posee un 83,2% de la Clínica Antofagasta, 80,4% de la Clínica
Reñaca, y un 68,9% de la Clínica San José.
Junto con ello, según informó la propia empresa en 2011, Cruz Blanca
planea invertir US$ 100 millones en una clínica en La Florida.
Además, también está vinculada al prestador ambulatorio
Integramédica, ya que Integramédica S.A. se organiza jurídicamente a
través de una sociedad anónima cerrada de la cual Cruz Blanca Salud
tiene el 99,9% de las acciones. A su vez Integramédica S.A. tiene
participación a través de otras sociedades a centros médicos, de
diagnóstico y exámenes de laboratorio. En septiembre este año Cruz
Blanca Salud S.A. adquirió el 100% de la sociedad Servicio Clínicos S.A.
que opera la marca Clinical Service de servicios de hospitalización
domiciliaria.
En el caso de Consalud, cuyos accionistas son la Sociedad de
Inversiones y Servicios la Construcción S.A. con 99,9% y la Cámara
Chilena de la Construcción con 0,00001%, en 2008 constituyeron Empresa
Red Salud S.A., matriz del grupo, que hoy tiene participación en 17
Clínicas a lo largo de todo el país, entre las que se cuentan Avansalud,
Arauco Salud Tabancura y Clínica Magallanes en Punta Arenas.
Empresa Red Salud S.A. también participa en el mercado de la atención
médica ambulatoria, a través de Megasalud S.A. y Megasalud Oriente
Ltda. y cuenta con una red de 35 centros médicos y dentales en el país.
El 8 de marzo de 2010 Empresa Red Salud S.A., Inmobiliaria Clínicas
Regionales S.A y Servicios Médicos Dial S.A., constituyeron la sociedad
anónima cerrada “Administradora de Clínicas Regionales Dos S.A.”
Servicios Médicos Dial S.A forma parte del grupo que controla a la
Isapre Colmena Golden Cross, existiendo una relación entre los grupos
dependientes de ambas Isapres. Según la investigación coordinada por el
abogado Javier Tobar, “este acuerdo permite que exista una extensa red
prestadores de Salud que se vinculan, originándose una integración de
carácter horizontal. Se ha señalado que la figura se utiliza para
optimizar la curva de costos decrecientes, o para participar en la
competencia internacional”.
Isapre Colmena Golden Cross está ligada a la familia Trucco, su
participación en el mercado es de 16,07% y sus utilidades en 2011
ascendieron a 17.798 millones de pesos. Su accionista principal es la
Sociedad de Inversiones y Servicios Apoquindo Tres S.A. dueña del 99,9%.
A través de la sociedad de Servicio Médicos Dial S.A. opera como
matriz en el área de servicios hospitalarios, ambulatorios y de atención
domiciliaria con que cuenta el grupo empresarial. Entre ellos el Centro
Médico Dial, Centro de Salud Mental Dial, Centro de Salud Mental Golden
Cross y Golden Cross Hospitalización Domiciliaria, en la Región
Metropolitana.
Según el informe “llama la atención que el grupo Colmena se ha ido
estructurando para ofrecer los servicios de prestación de salud a nivel
regional”. Un ejemplo de ello “es el caso de las sociedades
Administradora de Clínicas Regionales Uno y Dos S.A.” a través de las
que participa en diversas clínicas en el resto país.
En tanto, el grupo Masvida, que participa con un 13,4% del mercado de
las aseguradoras de Salud y cuyas utilidades llegaron a 5.765 millones
de pesos el año pasado, está integrado por Isapre Masvida S.A., Masvida
Inversiones S.A., M.V. Financial Services Group y M.V. Clinical S.A.
Esta última, es la sociedad a través de la cual se vincula a la Isapre
con las clínicas que forman parte del grupo: Clínica Las Lilas, Clínica
Univesitaria de Concepción y Clínica San Pedro de la Paz.
Según el estudio encargado por la FNE, la estructura de propiedad que
se observa en este mercado “requiere ser sometida a un minucioso
análisis, existiendo importantes riesgos asociados. La influencia de la
Isapre en la elección del consumidor puede generar cierta cautividad del
mismo, quien verá severamente limitadas sus posibilidades de elección,
sin beneficios evidentes. Las advertencias hechas a propósito de los
convenios, respecto a la suavización de la competencia por calidad,
deben ser aquí subrayadas. Mención adicional merece el riesgo de
colusión tácita que este esquema genera, toda vez que el seguro negocia
precios y condiciones con prestadores que compiten (potencialmente) con
su prestador relacionado”.
Añadiendo que en lo inmediato, la existencia de esta integración
vertical “debiese estar correlacionada con la ausencia de copagos en
caso que el asegurador quiera derivar pacientes a prestadores de su
propiedad”.
Lo que en el escenario actual no tiene ninguna forma de cumplirse.