En-plena-crisis-por-la-Carrera-Docente-foto-agencia-uno

“Ningún profesor queda peor de como está ahora”, exclamó el lunes en un matinal, el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, intentando defender el proyecto de la Carrera Docente. A una semana del paro nacional de profesores, la idea era calmar los ánimos. Pero su intervención, apagó fuego con bencina. Y como si fuera poco, Eyzaguirre remató: “no vamos a retirar un proyecto fundamental para el país”, hablándole directamente al Colegio de Profesores.

Cuando Héctor Millán escuchó las declaraciones, pensó en las vanagloriadas “reformas en la medida de lo posible”. Hace cinco años que es profesor de historia y hace pocos días, dejó de ser presidente del primer Sindicato de profesores en un colegio particular subvencionado con fines de lucro en Rancagua. Durante años fue testigo de abusos que, asegura, son típicos en colegios de este perfil: acoso laboral, prácticas antisindicales, despidos injustificados y falta de fiscalización. Un sector que no tendrá soluciones en al menos seis años más, que es el tiempo más optimista para la implementación de la Carrera Docente.
-La realidad de miles de profesores, que son por esencia profesionales subvencionados, es cada vez peor. No podemos esperar tanto para que entremos a un sistema universal. Lo que está pasando es grave- asegura Héctor.
Ha pasado más de un mes desde que Bachelet firmó el proyecto, concretando uno de los pilares de su programa de gobierno. Sin embargo, los profesores no asistieron. En una conferencia de prensa ese mismo día, aclararon: “Nosotros tratamos de buscar acuerdo, hubo un intenso trabajo en el ámbito prelegislativo, pero no fue posible llegar al acuerdo final. Existen avances pero hay falencias”.
La desconfianza estaba instalada. A nadie hoy le sorprende que el paro tenga una adhesión docente sobre el 90%, según cifras del magisterio. Van casi 10 días de movilizaciones y los profesores de los colegios particulares subvencionados -alrededor de 95 mil de un total de 200 mil- se han sumado de manera inesperada.
Hace décadas, aseguran desde el Colegio de Profesores, que no los veían como bloque. La paciencia, aseguran, se agotó.

LOS PARIAS
El pasado 26 de diciembre, Héctor Millán volvió un mes después de su despido al colegio I.R.E. de Rancagua. Tenía sensaciones encontradas. Era el colegio de su infancia y donde se formó como profesor de historia. Pero también, el colegio símbolo de las fallas del sistema: acoso laboral, prácticas antisindicales y despidos injustificados. A él y a su colega, Javier Jara, los echaron juntos en noviembre, solo cuatro días antes que se convirtieran en el presidente y secretario, del primer sindicato de profesores de un subvencionado con fines de lucro en Rancagua.

Gracias a su fuero sindical, Millán pudo reincorporarse en contra de la voluntad de la sostenedora, Teodora Santibáñez. Javier Jara interpuso una demanda laboral. El regreso de Héctor fue difícil. A modo de venganza, Santibañez le había dado el día libre a todos los profesores. “El colegio era un desierto. Me adelantaron las vacaciones para que no volviera”, cuenta.
Hace más de 10 años que el colegio I.R.E acumula denuncias en la Inspección del Trabajo y en la Superintendencia de Educación. Como es un colegio particular subvencionado, sus profesores no pueden acogerse completamente al Estatuto Docente, ley que desde 1991, regula la labor de los profesores. Irregularidades en sus contratos de trabajo o causales de despido, son competencia del derecho privado y el Código Laboral.
-Como nos rige el Código, nos pueden echar por cualquier cosa. La rotación en los colegios de este tipo es altísima, porque están todos con contrato a plazo fijo. La incertidumbre afecta en las aulas-, explica Héctor.
Que los profesores de estos establecimientos, sean incorporados a una sola ley que los proteja, es uno de los puntos del paro nacional. No en vano desde 1990 a la fecha, la cifra de este tipo de colegios casi se triplicó llegando a más de 6 mil, según el informe “Estadísticas de Educación” del Mineduc. Jaime Gajardo lo describió como una “conversación pendiente con el gobierno que hasta el momento, no está en la Carrera Docente”.

El antisindicalismo en el sector privado, también preocupa. En el Colegio I.R.E., por ejemplo, los profesores se demoraron meses en armar el sindicato. “No fue fácil llegar a los ocho miembros constituyentes, estábamos llenos de sapos, porque hay mucho miedo. Con esfuerzo llegamos a ser 12”, asegura Javier Jara.
Para organizarse tuvieron que realizar reuniones secretas. Un profesor que aún trabaja ahí, se atreve a describir ese período. “El colegio es una dictadura. Esa es la realidad que vivimos los profes en gran parte de los colegios particulares subvencionados. Persiguen a los sindicatos y es muy difícil comprobarlo ante la inspección del Trabajo”.
Hasta el momento, el Colegio I.R.E. de Rancagua ha despedido a cinco de los doce profesores que conforman el sindicato. Para Javier Jara, esto se debe al terror de tener que acceder a las demandas de sus trabajadores: “Los sostenedores que lucran no quieren gastar. El sistema nos transformó en meros instructores. Nuestra mala educación lleva a malas prácticas, un circulo vicioso que solo puede parar con la organización”, asegura.
LOS VACÍOS
Según datos del Centro de Políticas Comparadas de Educación de la U. Diego Portales, el 78% de los colegios particulares subvencionados tienen fines de lucro. Quedan fuera de esto, solo las Corporaciones o Fundaciones. También, gracias a la investigación, pudieron recabar “un perfil” del sostenedor: en su mayoría son profesores y prefieren trabajar en familia. Ambos de estos requisitos se cumplen en el I.R.E: Teodora Santibáñez es profesora y actual sostenedora del colegio. Su esposo, Mario Villa, también profesor, es el subdirector, y su hija, María Teresa Villa, es inspectora general.

The Clinic intentó contactarse en múltiples ocasiones con la sostenedora del Colegio, pero su hija, María Teresa Villa, siempre aseguró que estaban demasiado ocupados para dar una entrevista.
Entre las otras denuncias a las que este pasquín accedió, figuran casos graves de acoso laboral, cambios de horario unilaterales, informalidad en las horas no lectivas, comentarios sexistas y diferencias de sueldo entre hombres y mujeres de hasta 100 mil pesos.
La presidenta del Colegio de Profesores de Rancagua, Yorma Alcaraz, asegura que las malas prácticas en estos establecimientos son comunes: “Como los profesores trabajan en una empresa que da educación y no se rigen por el Estatuto Docente, están desprotegidos e invisibilizados. Es necesario un cambio de legislación universal”.
Hasta el momento, la Carrera Docente ofrece solución a algunos de estos problemas: incrementa el salario mínimo de 590 a 800 mil pesos a todos los profesores, aumenta las horas no lectivas de 25% a 35% de la jornada laboral, y también la posibilidad de certificarse ante el Mineduc para así poder avanzar en una Carrera Docente.
Para el Colegio de Profesores, todas estas medidas han sido insuficientes: Exigen un sueldo base de 1 millón de pesos, proporción 50/50 de horas lectivas y no lectivas y reducir la cantidad de pruebas para que los profesores puedan ir avanzando en su carrera, sin perder la vocación.
A pesar de que aún no hay a diálogo entre los docentes y el gobierno, las soluciones para los profesores como los del I.R.E. de Rancagua, tardarían mucho en llegar. Según la Reforma Educacional, en el caso de que se apruebe la Carrera Docente, todos los profesores del sector público accederían de inmediato a sus beneficios, porque cuentan con una Evaluación Docente que contiene su trayectoria.
En el caso de los profesores del sector privado, el proceso depende de dos trámites: los colegios se transformarán en fundaciones sin fines de lucro o pasarán al sector privado y, además, les deben realizar una evaluación docente, ya que nunca han formado parte de este sistema. Todo este proceso, podría tener una duración total de 10 años.
Hasta el momento el escenario es incierto. El Colegio de Profesores está en pie de guerra y pidió bajar el proyecto. Ante los plazos que existen, las sedes regionales del magisterio, están poniendo sus esfuerzos en la instrucción sindical como herramienta para reducir las injusticias. Al menos en Rancagua, a propósito del caso del Colegio I.R.E., están trabajando junto a la ANEF y la CUT, para formar un frente de profesores en la región y, generar presión para la inclusión real, de los profesores de colegios con subvención estatal en la reforma.