Este
imponente palacio, protegido por la institucionalidad patrimonial por
sus valores arquitectónicos e históricos, localizado en la esquina de la
Alameda Bernardo O´Higgins con Dieciocho, comuna de Santiago, fue
construido hace más de 100 años, exactamente en 1908, y sus arquitectos
fueron Ricardo Larraín Bravo y Alberto Cruz Montt. En el primer piso,
enfrentando la principal avenida del país, funciona la conocida
Confitería Torres excelentemente bien dirigida por Patrizia Misseroni y
Claudio Soto.
El instituto profesional Duoc UC
adquirió en 2008 este palacio con la idea de adaptar sus espacios
físicos interiores para las funciones propias de la enseñanza técnica
que imparte, a sabiendas que la autorización para los cambios requeridos
tenía que ser entregada por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN).
Los dueños del instituto creían que los miembros del CMN iban a ser
simples comparsas y que la aprobación a sus necesidades se iba a lograr
con una simple tramitación y por esta razón compraron ese magnífico
inmueble.
Pero el DUOC UC se equivocó en su
apreciación porque sabemos que los interesados en la remodelación
interior le han presentado al CMN en cuatro oportunidades sendas
propuestas para eliminar muros y otras refacciones, las que han sido
rechazadas por diferentes motivos. Por tal razón esas dependencias se
encontraban desocupadas sin que sus propietarios adoptaran las medidas
preventivas de seguridad. A raíz de esta inexcusable negligencia, una
serie de mendigos y personas ajenas ingresaban al palacio como Pedro por
su casa.
A las 07,00 horas del martes de la
semana pasada se originó en la parte alta del edificio un voraz incendio
que produjo bastantes destrozos, pero afortunadamente sin afectar a la
mencionada confitería, la que visité el mismo día al atardecer,
oportunidad que tuve para intercambiar opiniones con los mozos que allí
atendían al público.
Al mediodía y antes que los bomberos
cumplieran con la totalidad de su labor para extinguir el fuego, el
ministro de Cultura Luciano Cruz-Coke, muy suelto de cuerpo, anunció
públicamente que la próxima tarea era reforzar y restituir las fachadas y
¡ oh tremenda sorpresa ! proceder al “vaciamiento” de sus espacios
interiores. (sic).
Hemos sabido por el arquitecto Miguel
Saavedra, Director de Obras de la Municipalidad de Santiago, conforme a
una carta aclaratoria publicada en un medio de prensa de circulación
nacional, que su oficina técnica ha estado fiscalizando el edificio
desocupado, mejor dicho abandonado, informándole a sus dueños que la
obligación de los mismos era recuperarlo en su integridad, lo que
significa respetar plenamente las particulares características de su
interior.
De ello se desprende que el imprudente deseo de Cruz-Coke en orden a “vaciar”,
que en la práctica es demoler todo menos la fachada, es definitivamente
inviable tal como se lo manifestamos el viernes pasado por correo
electrónico al arquitecto Emilio de la Cerda, secretario ejecutivo del CMN.
El origen del incendio deberá ser investigado por el cuerpo de Bomberos, por la Policía de Investigaciones y naturalmente por un acucioso fiscal del Ministerio Público, ya que es necesario que se conozca a la brevedad la responsabilidad que le cabe al DUOC UC
en esta tragedia de proporciones. En todo caso la injerencia de
Cruz-Coke en esta materia es improcedente porque el CMN, quien tiene la
tuición de la aplicación de la Ley Nº 17.288, depende
directa y exclusivamente del Ministro de Educación y no de él. Podríamos
decir entonces que el ministro de Cultura, a pesar de estar bien
evaluado en las encuestas, ha actuado en este caso como un simple
opinólogo.
Ahora esperamos que el CMN ejerza sus
atribuciones legales para que el palacio se recupere tal como lo
proyectaron los insignes arquitectos Larraín Bravo y Cruz Montt
y como presumimos que el DUOC UC tiene contratados los seguros de
incendio correspondientes, estos educadores dispondrán de los recursos
monetarios necesarios para pagarles a los profesionales y trabajadores
que lo rehabilitarán como corresponde, anhelando que el incendio se
produjo por causas fortuitas y que Cruz-Coke se arrepienta pronto de su
ex abrupto.
Por Patricio Herman