ANTE LOS ÚLTIMOS ANUNCIOS QUE EN
MATERIA EDUCACIONAL EL GOBIERNO HA
DADO A CONOCER AL PAÍS, FUERZA SOCIAL
DEL MAGISTERIO SEÑALA:
1. Nada de lo proclamado por el gobierno de Piñera puede calificarse como un “salto revolucionario en materia educacional”. Los nuevos anuncios no son sólo continuidad de las políticas desarrolladas desde los ochenta en nuestro país, sino que la derecha consolida y profundiza la privatización de nuestro sistemaeducativo y el empobrecimiento de la educación que se está entregando a la población chilena. En este documento mostramos cómo se han ido desarrollando estas políticas, y las serias consecuencias que las medidas del Ministro Lavín
estarían implicando.
2. Es necesario tener presente que los grandes ejes de las políticas educativas que impulsó la Concertación desde los años 90 se sustentaron sobre las bases impuestas durante la dictadura, respecto a las cuales estos gobiernos no sólo carecieron de voluntad política para enfrentarlas, sino que bajo supuestas reformas orientadas a mejorar calidad y equidad, lo que hicieron fue estrechar una educación integral a través del peso cada vez mayor que ha ido teniendo el SIMCE en las distintas medidas de política educativa, y consolidar un sistema
educativo cada vez más segmentado y fragmentado por clases sociales. Las bases que le dan sustento a todos estos anuncios quedan establecidas durante el gobierno de Bachelet con la promulgación de la Ley SEP y el acuerdo entre los presidentes de los partidos de la Concertación y la Derecha, para cambiar la LOCE por la LGE. Esto significa que cuando se apruebe la Ley sobre Agencia de Calidad y Superintendencia (que están contempladas en la LGE) se harán extensivos a todo el sistema escolar los principales mecanismos de la SEP, que posibilitan incluso el cierre de establecimientos si no se logran superar los resultados en las pruebas SIMCE. Responsabilidad principal le cabe a la Concertación en la creación del sistema de financiamiento compartido.
3. El actual modelo educativo segmentador, injusto y de mercado ha debilitado fuertemente a la educación pública y la está llevando a su muerte, a través del financiamiento estatal vía subvención por alumno asistente, y el aporte de la familia vía financiamiento compartido, la mantención de la administración municipal, la externalización de funciones propias del ministerio de educación y las políticas de gestión y control; todas las cuales privilegian el desarrollo y fortalecimiento de lo privado por sobre lo público. La educación ha dejado de
ser un derecho y es, en cambio, fuente de lucrativos negocios en los que están involucrados tanto sectores de derecha como de la propia Concertación.
4. No se puede dejar de señalar que esta revolución de la que se habla sólo es posible porque la Concertación no fue capaz de hacer pesar el respaldo político que le significó en algún momento tener mayoría en ambas cámaras y porque permanentemente despreció a las organizaciones y movimientos sociales que exigían cambios de fondo en materia educacional, privilegiando una política económica y un rol decisivo de los ministros de hacienda en la definición de las
políticas públicas.
5. Lo más grave de la actual situación es que el discurso del actual gobierno logra hacer sentido en muchos chilenos, en parte, por la debilidad del movimiento sindical y del propio Colegio de Profesores, que no han sido capaces de contrarrestar el discurso oficial, ni con movilización masiva, ni con argumentos sólidos y convincentes, ni con una palabra clara capaz de llegar al conjunto del país. Esta realidad dificulta enormemente levantar con éxito una resistencia activa que logre frenar las políticas que se avecinan y avanzar en un cambio
sustantivo del actual modelo.
6. A muchos chilenos les hace sentido que se diga que para asegurar la calidad en la formación de los profesores éstos deban someterse a una prueba de acreditación para ejercer la docencia. Lo que no se percibe es que esta prueba llamada Inicia pronto se convertirá en el SIMCE de la educación superior, provocando los mismos efectos nocivos que ha generado en el sistema escolar, donde los profesores más que educar deben entrenar a sus alumnos para que obtengan buenos resultados, estrechando el curriculum sólo a las asignaturas y contenidos que pueden ser medidos de manera estandarizada, no importando el tipo de sujeto que estamos formando ¿No es importante para un padre que su hijo tenga sensibilidad artística, que conozca de la historia, que practique deportes, que sea una persona sana, que mantenga relaciones solidarias y humanas y no viva en función de la competencia y de la presión permanente? Por otra parte, el que se instaure una prueba de habilitación revela la debilidad del Estado que es el responsable último de la formación del profesorado ya que si ha construido un modelo universitario supuestamente autónomo que está formando profesores, resulta contradictorio que se les otorgue a los centros de formación la responsabilidad de entregar títulos profesionales y después los obliguen a tomar otro examen.
7. Cómo no comprender a aquellos que creen que es una gran noticia propiciar que alumnos con mejores puntajes en la PSU ingresen a estudiar pedagogía y puedan ser becados para ello. Se dice que esto dignificará la profesión docente y asegurará profesores de mejor calidad. Lo que no se advierte y es necesario decir, es que tal como está funcionando nuestro sistema educacional, quiénes obtienen los más altos puntajes son sistemáticamente los estudiantes provenientes de los sectores más acomodados del país. Esto es un contrasentido porque varias encuestas y sondeos señalan que los sectores socioeconómicos más bajos son quienes más valoran la carrera de pedagogía, lo que no ocurre en el segmento ABC1 (los de más altos ingresos). Con esta medida se marginará a buenos alumnos de escasos recursos por más que tengan marcada vocación para ser profesor. Es importante que se sepa que la PSU ha sido cuestionada por distintos académicos e instituciones como prueba predictiva de buen rendimiento y que hay estudios que demuestran que los alumnos con mejores promedios de notas de enseñanza media en sus escuelas, aunque éstas sean municipales, con bajos puntajes SIMCE y PSU, igual son buenos alumnos en las universidades. Resulta, además, una paradoja irritante que los estudiantes de familias más adineradas, que son los que obtienen regularmente por sobre 600 puntos, estudien gratis y además les paguen estadías de estudio en el extranjero. 8. ¿Qué padre no puede desear que su hijo tenga más horas de lenguaje y 0e comunicación y sepa más matemática? El problema es el conjunto de lo que debe aprender y saber un niño, y por tanto, una hora que se sume si va acompañada de una resta de horas de otras asignaturas, debiera preocuparnos. Se hace imprescindible abrir un debate respecto a qué necesitan aprender y saber nuestros alumnos en la actual realidad de país y de mundo. Y eso supone justamente lo que no se ha hecho, es decir, confrontar ideas, opiniones, propuestas, escuchar y no imponer autoritariamente a partir de lo que señalan “los expertos” lo que se debe hacer en educación.
9. ¿Qué padre o madre no quisiera que su hijo o hija estudie en el Instituto Nacional o en cualquiera de los mejores liceos emblemáticos de las ciudades en las que viven? Por lo mismo, a muchos les hace sentido el anuncio de que se
crearán decenas de nuevos liceos emblemáticos. Lo que no se dice es que esto aumentará la segmentación porque en los hechos estos establecimientos serán reservados solo a aquellos alumnos con los mejores rendimientos. Además, considerando la población escolar total de país, constituirán una población absolutamente minoritaria, privándose a las grandes mayorías de asistir a liceos de calidad. Distintas investigaciones sostienen que la posibilidad de adquirir
mejores aprendizajes se relaciona estrechamente con que los estudiantes puedan
interactuar en ambientes de aprendizaje con heterogeneidad social, cultural, y en cursos donde se expresen distintas capacidades. Los mismos estudios revelan que este interactuar en la diversidad favorece tanto al estudiante de sectores populares como a los de familias adineradas.
10. Estamos pensando en los niños y no en los profesores cuando les decimos a los padres, al ministerio de educación, a los municipios y a los sostenedores, que la estabilidad laboral es necesaria, y por el contrario que es profundamente antipedagógico que los alumnos estén expuestos a una permanente rotativa de profesores, la mayoría con contratos a plazo fijo y sin ninguna certeza de poder continuar trabajando con sus cursos. Esto no ayuda a los establecimientos a tener proyectos educativos ni a los profesores a conocer a sus alumnos ni a la comunidad para realizar clases más pertinentes y lograr aprendizajes más significativos. Estamos también pensando en nuestros alumnos cuando señalamos que en nuestro horario de trabajo no sólo tenemos que estar haciendo clases frente a curso porque se requiere también tiempo para preparar mejores clases, trabajar en equipo, autoperfeccionarse, y no como ocurre en la actualidad que los contratos de trabajo obligan a una sobrecarga que produce tensión,
estrés, frustración.
11. Lo que el país debe saber es que la famosa revolución que se anuncia no es, ni más ni menos, que la sentencia definitiva que le pondrá una lápida a la educación pública. Ello terminará con la posibilidad de encontrarnos como país diverso en una sala de clases, en que se potencien el encuentro entre distintos, los valores solidarios, la democracia y la construcción de ciudadanía. Los padres y madres no pueden engañarse ante el concreto riesgo que significa enfrentar la ley de la selva para que un hijo pueda ingresar a un establecimiento privado, a costa de pagos y con el peligro permanente de ser finalmente expulsado si no logra buenos resultados o tiene conflicto con el proyecto educativo del establecimiento, en el que no ha participado. El país debe asumir como un discurso mentiroso que se diga sistemáticamente que el establecimiento público es sinónimo de malo y que los privados son sinónimos de bueno.
12. Las chilenas y chilenos debemos despertar. La estructuración de un sistema educativo profundamente antidemocrático pone en riesgo también la posibilidad de que exista verdadera democracia en nuestro país. Ninguna de las medidas que se proponen son ingenuas ni están pensadas sólo a partir de la preocupación generosa con nuestras niñas, niños y jóvenes. Hay tras ellas una filosofía y una deología que las mueve. En función de conseguir mejores resultados en las pruebas SIMCE se consolida un país injustamente segmentado. La ola que se nos viene nos sorprende mal parados. La debilidad y desarticulación del movimiento social y sindical es evidente. Nuestro propio Colegio ha enfrentado una negociación en que como nunca el gobierno ha impuesto sus puntos de vista, cuestión que no es extraña cuando en la pasada elección sufragaron alrededor de 30 mil profesores y en el país trabajan más de 160.000 docentes. La desconfianza, la falta de credibilidad, la política del sálvese quién pueda, la penetración de los valores individualistas campean, también entre los maestros. Y esto alcanza, lamentablemente, a todos los sectores. Urge que se vea al magisterio luchando no sólo por un mejor salario, sino que fundamentalmente por un modelo de desarrollo humano y sustentable, por un sistema educativo más democrático, por una educación integral. Urge que el profesorado se desarrolle como un movimiento de intelectuales transformadores y nos creamos la película. Si a la postre, estas medidas terminan por imponerse no quedará otro camino sino continuar batallando probablemente en condiciones más difíciles y en que habrá que asumir como tarea central lam necesidad de democratizar el país partiendo por nuestras organizaciones y nuestros partidos políticos. Y ello supone, también, asumir algo tan sencillo como conversar estos temas con nuestros colegas, articularnos con nuestros apoderados, ayudar a abrir la escuela a la comunidad, entusiasmar a los profesores jóvenes, ayudar a organizar a los docentes donde no hemos sido capaces de llegar: los jóvenes y los que trabajan en colegios particulares subvencionados, que hoy son la mayoría.
14. Fuerza Social y Democrática legítimamente luchó porque sus ideas fueran recogidas por la mayoría del magisterio aspirando conducir el Colegio de Profesores de un modo distinto. Ninguna de nuestras propuestas y planteamientos ideológicos los dejamos de lado, pero el momento exige más que nunca generosidad y consecuencia. Por lo tanto, proponemos a la actual conducción concretar un “gobierno” de salvación nacional en que pongamos cada una de nuestras banderas al servicio de una más grande que nos integre a todos, obviamente si se es consecuente no se podría converger con aquellos que sustentan las mismas ideas del actual gobierno de derecha.
25 noviembre, 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario