jueves, 15 de julio de 2010
VIEJOS, POBRES, SOLOS, ENFERMOS Y MALTRATADOS: APARTHEID A LA CHILENA
VIEJOS, POBRES, SOLOS, ENFERMOS Y MALTRATADOS: APARTHEID A LA CHILENA
RAFAEL LUÍS GUMUCIO RIVAS
Poco tienen que ver los excelentes indicadores económicos, como el caso del 7% del Imacec del mes de mayo con la realidad que viven los ancianos, los pobres, enfermos y maltratados. Como siempre, en nuestra los dos Chiles permanecen a pesar de los cien años transcurridos y tanto triunfalismo económico que los tenores neoliberales, sean estos de Expansiva o de L y D. Nuestro sistema de salud público viene arrastrando un colapso que cada invierno se repite; a pesar de la denuncia de la Prensa, al fin y al cabo, nadie hace nada. Es la misma indiferencia de la oligarquía ante las críticas del Centenario, que hoy mantienen la misma validez que hace cien años.
Serie largo de enumerar las muertes y desatenciones, producto de negligencias médicas, carencia de especialistas, falta de insumos y de camas e infraestructura que responda a unas prestaciones de mínima dignidad y respeto hacia a la persona humana. Caer en un servicio de urgencias equivale a visitar los infiernos: seres humanos apiñados en poco espacio esperando horas y, a veces, días, para ser atendido; lo más grave, reconocido por el mismo ministro de Salud, es el mal trato dado a quienes padecen alguna enfermedad o riesgo de vida.
El 75% de nuestra población tiene que recurrir al sistema público de salud corriendo el riesgo de tener que sufrir insultos, prepotencias y desprecio de funcionarios públicos, cuya misión debiera ser el auxilio y, sobretodo, la consideración a quien en situación de extrema vulnerabilidad y dolor. Nada justifica la cosificación de los pobres por el solo hecho de serlo: el trato despectivo y de patrón prepotente constituye una verdadera cachetada a los ciudadanos, quienes tiene derecho a una buena prestación de salud.
Los casos, dados a conocer por la Prensa, son lo suficientemente graves para iniciar urgentes acciones que permitan una verdadera revolución en nuestro sistema de salud - en el hospital El Salvador murieron dos personas en Urgencias, Carla Gómez, de 61 años, que había sido dada de alta, y Omar Neira, de 76 años, esperando ser atendido-; para colmo, el jefe del área de dicho centro declaró que era normal que la gente muriera en los hospitales - como si estos fueron tanatorios, en vez de sanatorios, o un matadero, como ocurría en los Hospitales del Centenario
Es cierto que los funcionarios de salud están muy mal pagados y tienen que cubrir turnos agobiantes, en locales colapsados, son también víctimas de un sistema de salud que ha demostrado incapacidad para atender dignamente a una población, cuyos índices de crecimiento son cada vez mayores. El costo en salud por persona es completamente insuficiente para cubrir las necesidades que, al igual respecto a la subvención educacional, debe ser multiplicado por diez si se quiere el sistema cumpla mínimamente con sus obligaciones frente a la población.
Aprovechemos la fecha del Bicentenario que se aproxima para emprender una revolución en salud y educación, que haga de Chile un país digno y no esta "Fenicia" donde reina el "aparthied" para viejos, pobres, solos y enfermos y, para más remate, mal tratados
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