Blog de Mario Waissbluth. Es Director Educación 2020
Cierre escuelas públicas
LA AGENCIA de la Calidad entregó los
resultados de la ordenación exigida por la Ley de Aseguramiento de la
Calidad. En estas categorías de desempeño los resultados Simce pesan 67%
(aunque se entregan ajustados por el nivel socioeconómico de los
alumnos).
Con todo, es una categorizacion sobre conocimiento
curricular, no sobre creatividad ni formación integral. Tampoco
considera la condición psicosocial de los alumnos. Se computa igual en
una comuna con drogas y balaceras que en Las Condes.
60% de las 600 escuelas que quedaron en nivel “insuficiente”, con riesgo de cierre en cuatro años más si sus resultados no mejoran, son públicas, donde se han ido hacinando la mayor parte de los alumnos con problemas, gracias a los “descremes” aplicados por 30 años.
60% de las 600 escuelas que quedaron en nivel “insuficiente”, con riesgo de cierre en cuatro años más si sus resultados no mejoran, son públicas, donde se han ido hacinando la mayor parte de los alumnos con problemas, gracias a los “descremes” aplicados por 30 años.
Para intentar evitar esta muerte semisúbita, la Agencia de la
Calidad, la Superintendencia y el Ministerio de Educación realizarán
visitas de inspección y apoyo técnico, un esfuerzo que sin duda
aportará, pero algunas visitas no podrán cambiar una cultura de
“desesperanza aprendida” por años, con sostendores politizados,
funcionarios poco calificados y, probablemente, directivos escolares mal
o no seleccionados, contratados por compadrazgo a pesar de concursos, y
ahora con esta espada de Damocles sobre sus cabezas, con la comunidad
asustada. Si usted fuera un buen profesor, ¿se iría a trabajar a una
escuela que está esperando la silla eléctrica?
Una escuela no existe en el vacío. Está administrada por un sostendor
municipal (muchos malgastan o no gastan toda la subvención
preferencial) y está dirigida por un director. Ese es un grave error de
la Ley: hace caso omiso del contexto. La solución no está en
cerrar escuelas y desestabilizar familias, sino en apoyar, sancionar y/o
despedir al sostenedor y/o los directores, y sustituirlos por personas
con el liderazgo, compromiso y capacidad de innovación pedagógica para
recuperarlas, sí o sí. La Ley debe cambiar.
El origen primigenio de este drama está en la municipalización de los
80. De 2004 a hoy las escuelas públicas han perdido 600 mil alumnos, lo
que equivale a mil millones de dólares anuales de ingresos por
asistencia.
Las elecciones municipales no se ganan ni pierden en base a los
resultados del Simce. Hay alcaldes que se preocupan y lo hacen bien. Los
que no se preocupan, lo hacen mal y contratan a sus compadres. Total,
que se frieguen las familias, alumnos, y finanzas escolares. Algunos
hasta tienen la patudez de ser dueños de escuelas particulares en su
comuna. El Mineduc atado de manos por ley, no puede hacer nada al
respecto.
De ahí que es crucial revertir el grave daño: la
municipalización. Por ello urge aprobar la Ley de Nueva Educación
Pública, para crear la figura de sostenedor local, mucho más
profesionalizado. Estos entes, de giro único, serían los encargados de
apoyar las escuelas en lo administrativo, financiero y pedagógico. El
Ministerio debe tener además, aunque sea a distancia, la capacidad de
intervenir o exigir rendición de cuentas en caso de que estos nuevos
sostenedores cometan francos desaguisados financieros o educativos. Esto
no es “intervención estatal”, es mero sentido común, y así se hace en
países sensatos.
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