El año pasado las sociólogas de la Universidad
Alberto Hurtado, Carolina Stefoni y Andrea Riedemann, publicaron la
investigación “Sobre el racismo, su negación y las consecuencias para
una educación anti-racista en la enseñanza secundaria chilena”. En ésta,
las profesionales recabaron antecedentes del comportamiento que muchas
veces se advierte en las salas de clases, como burlas, gestos e incluso
agresiones del tipo quemar el pelo con un encendedor. “Uno no nace
siendo racista y tampoco no racista. Es algo que se aprende”, dice
Stefoni a La Segunda.
“A mi mamá le da asco que vengan haitianos al país, porque dice:
‘antes Chile era un país de blancos, ahora es de negros y blancos. Me da
asco”.
Aunque el nombre de quien profiere el comentario se mantiene en el
anonimato, lamentablemente es real y da cuenta de un vicio que
parece arraigarse con fuerza en la sociedad chilena a propósito de los
miles de migrantes que han llegando los últimos años provenientes de
otras culturas.
Al respecto, el año pasado las sociólogas de la Universidad Alberto
Hurtado, Carolina Stefoni y Andrea Riedemann, publicaron la
investigación “Sobre el racismo, su negación y las consecuencias para
una educación anti-racista en la enseñanza secundaria chilena”. En ésta,
las profesionales recabaron antecedentes del comportamiento que muchas
veces se advierte en las salas de clases, como burlas, gestos e incluso
agresiones del tipo quemar el pelo con un encendedor.
“Uno no nace siendo racista y tampoco no racista. Es algo que se aprende”, dice Stefoni a La Segunda.
“Hablar de ‘raza’ es un acto racista, ya que en ello se reconoce que
existen diferencias en función del color de piel y la cultura”, agrega.
En la misma línea, sostiene que “la discriminación racial siempre ha
sido un tema, pero nunca se ha hablado abiertamente, y lo que hoy sucede
es que la migración del último tiempo, de origen afrocolombiano y
haitiano, ha hecho que se vuelva más evidente”.
En la investigación que elaboraron Stefoni y Riedemann se recogieron,
también de manera anónima, testimonios de alumnos extranjeros que
aseguran haber vivenciado discriminación racial.
“Según mi punto de vista creo que los chilenos deberían dejar de ser
racistas porque ellos deben pensar en cómo se sentirían si estuvieran en
Haití y nosotros les demostráramos racismo”, dice una niña de 16 años.
En otro relato, una adolescente de 17 años, cuenta que “los alumnos
no me recibieron muy bien porque no quieren a los negros y a veces nos
insultan (…) Quiero que mis compañeros de clases dejen de ser racistas,
no nos entienden, nos insultan, y no quieren hablar con nosotros; quiero
que se cambie eso”.
Un alumno del que no se revela su edad, plantea asimismo, “se debe
exhortar a los alumnos chilenos para que dejen de ser racistas. Para que
dejen de decirnos ‘negro culiao'”.
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