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Habla el vecino que se enfrentó a los alumnos en toma que vendían las sillas y mesas del liceo Confederación Suiza para “financiar el movimiento”
Un vecino de Santiago vio cómo los estudiantes vendían el
mobiliario y al increparlos le respondieron: “Cuál es el problema, si
somos un movimiento social”. Tuvo que huir de la turba que intentó
agredirlo: sólo lograron patear su auto. Presentó una denuncia en
Carabineros.
Publicado el 11.06.2016
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La oleada de violentas tomas en las escuelas municipales de Santiago llevó a la alcaldesa Carolina Tohá a emitir una dura declaración pública,
en que denuncia que el movimiento estudiantil “está invadido por
elementos que, al parecer, buscan desvirtuar y destruir lo avanzado”.
La edil detalla todos los problemas que han generado las
movilizaciones que afectan a 13 liceos, y que el hecho más grave fue la
pedrada que le tiran a la cara a una funcionaria e una empresa de
alimentación en el liceo Confederación Suiza, quebrándole la nariz.
De ese mismo establecimiento recibieron una denuncia de un vecino que
informó el robo de muebles del colegio, que fueron vendidos en la vía
pública. Uno de sus carteles dice “Que cada liceo sea un puesto de combate”.
“La persona que denunció esto encaró a los ocupantes y a un supuesto
apoderado que estaba al interior, y por ello fue amedrentado y su
vehículo dañado”, señaló la alcaldesa Tohá.
Esa persona es Miguel, un padre de familia de 55 años, quien tiene
una hija que estudia fotografía en un Instituto Profesional y está a
favor de la causa estudiantil, aunque no de las acciones violentas que
han emprendido.
A continuación, “El Líbero” reproduce la conversación con él, quien pidió expresamente no ser identificado por temor a más represalias en su contra.
-¿Cómo fueron los hechos?
-El domingo pasado como a las 12 del día andaba buscando un taller
porque el vehículo tenía un ruido. Pasé por 10 de julio justo frente al
liceo Confederación Suiza y vi una familia de cinco personas que estaba
sacando sillas y mesas puestas como barricadas en las rejas de acceso.
Pensé que los muchachos no se estaban dando cuenta que se las robaban, y
de repente miré para arriba y en el segundo piso vi a unos estudiantes
que le decían a la familia las cosas que podían sacar. Una de estas
personas se metió la mano al bolsillo y echó plata dentro de un tarro
que tenía un estudiante.
Denunciante: “Me respondió cuál es el problema si somos un movimiento social y estos peruanos no tenía comedor y nosotros estamos haciendo un acto social. Le dije que no, que eso se hacía con bienes propios y no ajenos y fiscales”
-¿Qué hizo Ud.?
-Seguí de largo, di la vuelta y vi que las personas que se llevaron
las mesas y sillas se metieron por la calle Lira, esperé en Carmen y
empecé a sacar fotos. Después fui al liceo a hablar con ellos. Salió un
apoderado, le expliqué lo que pasaba y me dijo que no tenía nada que
ver, y que lo hablara con la presidenta del centro de alumnos. Salió una
muchacha, le pregunté si era la presidenta y me dijo “algo así”. Le
dije lo que había visto y me respondió cuál es el problema si somos un
movimiento social y estos peruanos no tenía comedor y nosotros estamos
haciendo un acto social. Le dije que no, que eso se hacía con bienes
propios y no ajenos y fiscales. “Estas ensuciando el movimiento
estudiantil, no puedes vender las cosas”, le dije. Y qué se mete Ud. me
contestó y otro desde el segundo piso comenzó a gritarme. Le dije que
les saqué fotografías y que resguardaba mi derecho a subirla a las redes
sociales. Me dijo te vamos a sacar la CTM y te vamos a cagar el auto.
Yo caché que empezaban a bajar del segundo piso, y corrí al auto, lo
hice partir y un muchacho le pegó tremenda patada al costado. Alcancé a
arrancar y detrás venían unos 10 alumnos.
-¿A dónde se dirigió?
-Me fui a un puesto de Seguridad Ciudadana de Santiago, puse la
denuncia ante el jefe de turno, me dio un número de rol y me dijo que la
iban a mandar al Departamento Municipal de Educación (DEM) y que se
iban a comunicar conmigo. Ante los hechos, conversé con un amigo
abogado que me recomendó poner la denuncia ante Carabineros, porque los
estudiantes podrían dar vuelta la historia y decir que yo los agredí. Me
dijeron que si hubiera ido en el acto ellos habrían podido actuar por
flagrancia, pero que la cursarían a la fiscalía y me llamarían.
-¿Qué pasó con la denuncia?
-Después fui el lunes a la DEM y puse la denuncia por escrito, y me
dijeron que eso era gravísimo, y que esperaban que no se hiciera público
porque se podría tomar por la parte política y estamos en año de
elecciones. Me dijo que en la tarde o el martes en la mañana me llamaría
la directora de la DEM pero nadie me llamó ni se preocuparon. Luego me
contacté con la secretaria de la concejal Carolina Lavín, me recibió y
me dijo que hablaría con la DEM y lo mencionaría en la hora de
incidentes porque era grave y el municipio debía hacerse parte en la
denuncia. Nunca más he sabido lo que pasó.
Denunciante: “Esto es delincuencia. Si están pidiendo calidad en educación no vendamos las mesas o las sillas, porque van a terminar sentándose en el suelo”
-¿En cuánto vendían las sillas los estudiantes?
-Parece que era un aporte voluntario. No podía ver bien porque estaba lejos.
–¿Qué lo movió a denunciar el hecho?
-Inocentemente pensé que los cabros que estaban ahí lo hacían
escondidos del resto, que no sabían. Yo tengo una hija que estudia en un
Instituto Profesional, debo $1,4 millón y comparto que la educación no
puede ser con lucro. Pienso que la idea de ellos no es mala pero no
pueden cometer delito por eso. Nunca pensé que tendrían una reacción
así.
Denunciante: “Si uno pide respeto como persona no puede pasar a llevar al resto. Mi derecho a protestar y reclamar tiene un límite. No puedo invadir el espacio del resto porque invado los derechos de los cristianos, los símbolos sagrados”
-¿Siente que los estudiantes han cruzado la línea?
-Con esto se les pasó la mano. Esto es delincuencia. Si están
pidiendo calidad en educación no vendamos las mesas o las sillas, porque
van a terminar sentándose en el suelo. En la DEM me dijeron que hay que
tomar las riendas en el asunto pero nadie lo quiere hacer para no
quedar mal con los cabros. Es populismo. Los directores se hacen los
locos y dicen que no falta nada y está todo bien.
-¿Qué le parece la agresión a la iglesia Gratitud Nacional?
-Una estupidez. Si uno pide respeto como persona no puede pasar a
llevar al resto. Mi derecho a protestar y reclamar tiene un límite. No
puedo invadir el espacio del resto porque invado los derechos de los
cristianos, los símbolos sagrados. No puedo ir a destruir una iglesia.
Lo considero absurdo.
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