12 de febrero de 2014
Políticamente transversales, defienden el modelo instaurado en dictadura y continuado por la Concertación
Las críticas a la designación y
posterior salida de la subsecretaria de Educación, Claudia Peirano,
provocaron una férrea defensa desde el influyente grupo de personeros,
políticamente trasnversales, que desde la vuelta a la democracia se han
instalado como la voz autorizada en temas educacionales. Invitados
infaltables a cuanto consejo asesor haya, entre los miembros del
exclusivo club se cuentan José Joaquín Brunner, Mariana Aylwin y
Patricia Matte. Todos convencidos impulsores de mantener el statu quo en
uno de los sectores más calientes de la agenda nacional.
A
fines de agosto de 2011, en medio de las masivas movilizaciones que
marcaron un antes y un después en la agenda educacional del país, un
grupo de secundarios se tomaba la oficina del entonces ministro de
Educación, Felipe Bulnes.
Entre el espanto de los asesores que
miraban cómo varios estudiantes saltaban sobre las mesas del despacho
ministerial, silenciosamente un mueble, lleno de libros sobre Educación,
ocupaba un extremo del escritorio del secretario de Estado. Sólo dos
autores llenaban las repisas. Uno de ellos, el ex ministro secretario
general de gobierno, José Joaquín Brunner (PPD).
No es casualidad que sus textos ocuparan
este lugar privilegiado. Brunner pertenece al selecto grupo de
expertos en Educación que durante años han sido la voz autorizada que ha
marcado las políticas y decisiones que se han tomado en esta área de
las políticas públicas. Un club de tecnócratas a los que se les empezó a
remecer el piso tras el 2011. Antes de eso, la agenda educacional
estuvo marcada prioritariamente por sus puntos de vista.
El rol clave que jugó Brunner en la ruta que tomó el Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación, lo grafica.
Según Alberto Mayol, el “primer documento era ‘estatista’, para algunos sectores, y Brunner había organizado un informe paralelo, disidente”.
El entonces presidente del Consejo
Asesor, Juan Eduardo García-Huidobro, recuerda que a los tres meses de
empezar a trabajar “se pidió un informe de avance y en ese aparece una
frase donde se declara que la Educación está en crisis. Esa idea a
algunos les provocó una sensación de desprecio por lo que se había
hecho. A muchas personas les molestó. Entre ellas estaba claramente José
Joaquín”.
Pero el escenario cambió y la voz de
estos “expertos” ha dejado de ser la única con peso en el sector en la
agenda educacional. Los miembros de este club lo saben, lo que se
refleja en la cerrada defensa de varios de ellos a la salida de la
designada subsecretaria de Educación, Claudia Peirano, situación que se
interpreta como una señal de debilitamiento de su poder y gran
influencia sobre la agenda Educación.
El club VIP
El club VIP de expertos en Educación ha
participado en cuanto consejo asesor haya y en muchos casos sus miembros
han declarado públicamente o puesto su rúbrica en cartas de rechazo a
cambios que podrían desequilibrar el sistema. Como la gratuidad
universal.
Para el académico de la Facultad de
Humanidades de la USACH, Jaime Retamal, “este club de expertos es
además una red que está conectada por sangre, por empresas, por colegios
de elite, por la cuna. En rigor, de base se sienten una verdadera
familia. Luego los une un cierto catolicismo militante, misionero,
ligado en general con algún partido político o con alguna universidad de
las tradicionales, fundamentalmente la PUC, desde las cuales consideran
que construyen y colaboran a la Iglesia Católica local o global. En
tercer lugar, los ligan unos ciertos habitus académicos muy visibles y –como diría Oscar Contardo– siúticos: el spoken English,
la preferencia por lo cuanti a por lo cuali, porque lo consideran dato
duro o evidencias, un visible manierismo estadístico aparentemente
alérgico a lo ideológico, como Brunner o Elacqua en la UDP. También los
liga una fidelidad irrestricta por la libertad de enseñanza, pues
entienden que desde ahí pueden hacer del objeto de su misión católica o
cultural –la educación– un negocio limpio y de buena voluntad”.
El académico detalla que es “una familia
de intelectuales y tecnócratas que literalmente ha gobernado el
Ministerio de Educación desde la época de la dictadura hasta hoy, que se
instalaron con más propiedad desde los 90 con la Concertación. Es una
familia transversal a los partidos políticos de derecha o de izquierda,
porque todos al fin y al cabo hablan el mismo lenguaje educativo. En
síntesis, sus objetivos más de fondo mezclan la educación con los
negocios, con la ideología neoliberal y, en muchos casos, con el
catolicismo que puede ser de laico militante, jesuita, de Schoenstatt,
Legionario u Opus Dei, da lo mismo, aunque, este catolicismo las más de
las veces o está de más y sobra, o simplemente es un puro lujo barroco
de cierre social”.
Según una fuente ligada al sector, junto
a Brunner, hay otro actor que “viene desde los 80 con agendas y
trabajo”. Se trata del decano de la Facultad de Educación de la PUC,
Cristián Cox. Ambos coincidieron en la Flacso en los 80 y desde ahí
elaboraron –Cox en educación primaria y secundaria, y Brunner en
terciaria o universitaria– las líneas programáticas que permitieron
configurar la estructura del sistema tal cual lo conocemos hasta hoy.
Ambos acogieron el sistema como venía de la dictadura y le introdujeron
reformas friendly market. Brunner es el autor intelectual de las
reformas en educación superior desde el 90 mismo y Cox el autor
intelectual que impuso la reforma en el resto del sistema desde fines de
Aylwin y con mucha fuerza al inicio del gobierno de Frei.
Cristián Cox dirigió los programas de
Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación (MECE) del Mineduc
en los 90, tras lo cual dirigió la Unidad de Currículum y Evaluación,
responsable del currículum, los libros de texto y el Sistema de Medición
de la Calidad de la Educación (SIMCE). También fue miembro del Consejo
Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación, impulsado por
Bachelet.
Otro miembro del club de los expertos
VIP en Educación que participó del Consejo Asesor Presidencial de la
Educación, que entregó el informe final que ayudó a construir la LGE, es
Patricia Matte.
La hermana de los empresarios Eliodoro y
Bernardo Matte es quien lleva las riendas de la Sociedad de Instrucción
Primaria (SIP), una red de 18 colegios que destaca por sus logros en
las mediciones del sistema educacional actual: SIMCE y PSU.
Los Matte componen una tríada de
influencia desde la elite entre el “rubro” educacional, a cargo de
Patricia, los negocios de Bernardo y Eliodoro, y el influyente Centro de
Estudios Públicos (CEP), que será dirigido a partir de marzo por el ex
ministro de Educación de Sebastián Piñera, Harald Beyer. Además,
Patricia Matte también participa en el transversal negocio de las ATE.
Un reportaje publicado por La Nación Domingo, el 2007, la
sindica como la “guardiana” del lucro, en parte, por el rechazo que
realizó del artículo 44 de la LGE, que pretendía ponerle fin. “Cuando
Patricia Matte habla en el Consejo Asesor de Educación es imposible
omitir que es la elite más conservadora la que habla. Profundamente
católica, es cercana al movimiento de los Legionarios de Cristo, a
través de la amistad del clan con el sacerdote de esa orden John
O’Reilly”, según consta en el reportaje.
Según un actor del sector, Matte “es
clave desde los 70 y viene defendiendo la agenda pro mercado, pro
libertad de enseñanza, con fuerza. Es la mujer en educación más
influyente en la derecha, lejos, de todas y todos. No hay hombre o mujer
que se le acerque. Es una especie de censora y además tiene sangre,
apellido y trabajo de campo, trabajo sucio en terreno, pues es la
principal defensora-impulsora-administradora del proyecto SIP de
escuelas en sectores vulnerables”.
La misma fuente detalla que el lugar
privilegiado de encuentro de Matte, Brunner y Cristián Cox “es el CEP,
la PUC y la UDP, pero fundamentalmente el CEP. Los tres se diferencian
en lo valórico, en los contenidos de la educación –mientras Cox y
Brunner son más liberales y progresistas, Matte es muy conservadora–,
pero no en el diseño de fondo del sistema educacional friendly market o derechamente neoliberal.
Otras fuentes señalan que dentro de este
club “hay gente que tiene que ver con un modelo que ha defendido a
ultranza y que es parte de lo que se inicia a principios de los 90 con
Brunner, que está siempre presente en el debate. Hay otras personas en
la misma línea: se podría incorporar a ese cuadro, aunque a partir de un
cierto momento, probablemente desde que fue ministra, a Mariana Aylwin.
Han sido personas a un nivel más político siempre saliendo al paso y
tratando de marcar ciertos criterios. Y claramente las posiciones que
han defendido, así como muchos otros que pueden haber tenido menor
influencia, han sido los que llevaron a lograr ese modelo impulsado por
ellos o la forma de encarar la educación, que es lo que hizo crisis y
fue develado por los estudiantes”.
Mariana Aylwin (DC) será recordada por
ser la gestora y la ministra que impulsó el Crédito con Aval del Estado
(CAE), que fue aprobado durante la gestión de Sergio Bitar. La hija del
ex presidente Patricio Aylwin asumió en el 2000 y, dos años más tarde,
recorría diversas universidades promoviendo la nueva solución de
financiamiento que años después sería duramente criticada por el
movimiento estudiantil. La profesora de Historia también fue la artífice de la Jornada Escolar Completa (JEC).
En 2010 participó, junto a Harald Beyer,
Patricia Matte, José Joaquín Brunner y Pilar Romaguera, entre otros, en
el Panel de Expertos para una Educación de Calidad, convocado por
Piñera.
Mariana Aylwin fue la promotora del
nombramiento de Claudia Peirano como subsecretaria de Educación, y fue
una de sus más férreas defensoras en medio y tras la polémica que
terminó con su renuncia. Aylwin acusó a un sector de la Nueva Mayoría
de “hacer de la política una religión”, de “actuar como dogmáticos” al
poner al programa como inamovible y de tener “afanes ‘totalitarios’ por
expresar una mayoría”.
Fuertes críticas que fueron respaldadas
por Brunner, que calificó como “narcisista” al movimiento estudiantil.
Luego, en una columna publicada en La Tercera, el ex ministro
secretario general de Gobierno calificó la salida de Peirano como una
“confusa señal”, manifestando su temor de que el gobierno de Michelle
Bachelet quede sometido “a los vaivenes de la calle”.
La trayectoria en el plano educacional de la ex secretaria de Estado es frondosa. Es directora ejecutiva de la Corporación Educacional Aprender,
que gestiona dos colegios: el Colegio Técnico Profesional Aprender de
La Pintana (ex Polivalente) y el Centro Educacional Sagrado Corazón de
Lo Espejo.
Aprender, tiene además, una ATE bajo el
nombre de Centro de Capacitación Aprender Limitada. Entre los miembros
del directorio está Pablo Piñera Echeñique (DC), hermano del Presidente,
y Sergio Molina Silva (DC), ex ministro de Educación durante el
gobierno de Eduardo Frei. Hasta mediados de 2012 formó parte del
directorio el empresario Rafael Guilisasti, ex presidente de la
Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), ex MAPU y ex
financista de Andrés Velasco.
Por otra parte, Aylwin es parte del directorio de la Fundación Belén Educa, dependiente del Arzobispado de Santiago, que posee ocho establecimientos educacionales; además, es presidenta de la Fundación Oportunidad, ligada al dueño de Canal 13 y vicepresidente del Banco de Chile, Andrónico Luksic Craig, quien es vicepresidente de esa instancia.
La ex secretaria de Estado fue
una de las firmantes de la carta que en 2011 rechazaba la gratuidad
total en la Educación superior y que se convirtió en uno de los flancos
que terminó con la salida de Peirano, que también la suscribió.
Junto a Aylwin, había otros miembros del club, como Brunner, Patricia
Matte, los ex ministros de Educación Sergio Molina y Mónica Jiménez de
la Jara, así como Harald Beyer.
Beyer recibió un férreo respaldo de
Aylwin y Brunner cuando enfrentó la acusación constitucional por no
haber fiscalizado el lucro en las universidades, situación que terminó
con su destitución del cargo, lo que fue calificado por los dos como un
error. Según la ex ministra, la acusación fue “un error
político, y hace muy difícil generar los acuerdos que el país necesita
para mejorar la educación y terminar con el lucro”.
La destitución que remeció al club
Un hito crucial que remeció al club de expertos en Educación fue justamente la destitución de Harald Beyer, que se convirtió en el primer caído del influyente grupo.
“Ahí quedaron bien claritas dónde estaba
apuntando la gente que estaba fuera de este círculo. Por lo mismo se
destapó una campaña de respaldo muy increíble de este club, como lo
llaman ustedes”, explica la periodista María Olivia Mönckeberg, autora
de El negocio de las Universidades en Chile.
La ganadora del premio nacional de
Periodismo, señala que “después de 2011 hay cambios en las correlaciones
de fuerza y de mirada y lo que se puede lograr y hacer. Si bien
personas de este club se sentían dueños y señores de la verdad, ya no lo
son o no lo son tanto, pero eso no significa que no sigan insistiendo.
Lo importante sería que la gente que habla a nivel técnico se quedara
ahí, pero que no tratara de cruzar el debate con sus intereses u
ideología, que ya ha demostrado su fracaso”.
Beyer llega al CEP a reemplazar a Arturo Fontaine, quien salió debido al clima de polarización que se respira en la derecha y el empresariado.
Ingeniero comercial en la Universidad de
Chile y doctorado en Economía por la Universidad de California en los
Ángeles (UCLA), Harald Beyer ha participado en varias instancias de
debate sobre educación. El panel de expertos para una educación de
calidad promovido por Piñera, fue una de éstas. Además, el 2006 ya había
participado, representando al CEP, en el Consejo Asesor Presidencial de
Educación de Michelle Bachelet, donde se establecieron los cimientos
para la LGE.
La ministra del Jarrazo
Otra de las defensoras del destituido
Beyer fue la también ex ministra del sector durante la administración
Bachelet, Mónica Jiménez de la Jara (DC).
En marzo de 2013, cuando la acusación
constitucional comenzaba a tener cada vez más fuerza, la ex secretaria
de Estado de Bachelet envió una carta a El Mercurio.
Jiménez ensayó una tímida defensa argumentando que las prioridades del
ministerio fueron otras y que “tanto el ministro Harald Beyer como los
encargados anteriores de la misma cartera nunca tuvimos las herramientas
suficientes para resolver el tema del lucro”.
Para la trabajadora social de la
Católica, Música es una palabra y un nombre que probablemente nunca
olvidará. El “jarrazo” de agua que María Música le lanzó –en una de las
jornadas de diálogo participativo sobre educación– es sólo una de las
imágenes del rechazo de los “pingüinos” a la Ley General de Educación
(LGE) que aprobó el gobierno de Bachelet.
La carrera profesional de Jiménez ha estado siempre vinculada a la educación. Hoy es directora Ejecutiva del Foro de Educación Superior Æqualis,
que se autodefine como “pluralista, integrador e innovador donde los
diferentes actores dialogan, se escuchan y procuran llegar a consensos
en favor de propósitos comunes o superiores”.
Jiménez fundó la Corporación Participa,
que en su momento fue sostenedora del ex Liceo Polivalente de La
Pintana, hoy Colegio Técnico Profesional Aprender de La Pintana,
administrado por la Corporación Aprender, de Mariana Aylwin.
Mientras estuvo en Participa, Jiménez
fue directora ejecutiva y luego presidenta del directorio. Dejó su cargo
–aunque siguió vinculada al directorio– el 2004, cuando asumió la
rectoría de Universidad Católica de Temuco. Jiménez trabajó en el Consejo Asesor Presidencial de la Educación, que se formó después de la “revolución pingüina”, y que le entregó un informe final a Bachelet a comienzos del 2007 .
El “Delfín”
Gregory Elacqua es cercano a José
Joaquín Brunner, en su momento fue considerado su “delfín” y hoy se
perfila, según comentan fuentes en la Universidad Diego Portales, como
su sucesor natural en esa casa de estudios.
El vínculo proviene desde hace tiempo.
Mientras Brunner trabajó en la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), Elacqua
escribió junto a él dos libros (en 2003 y 2007), tres capítulos y un
artículo en la revista académica La Educación (2004). Lo anterior consta en el currículo de Elacqua, donde también aparece que este es “Asesor del Senador Ignacio Walker, Comisión de Educación”.
Actualmente, Elacqua es director del Instituto de Políticas Públicas de la Facultad de Economía y Empresa, de la UDP. Además, figura como investigador asociado del Centro de Políticas Comparadas de Educación (CPCE), de la misma casa de estudio, donde también está José Joaquín Brunner.
Gregory Elacqua fue parte de Expansiva UDP. Este partió como un think thank
del ministro de Hacienda de Michelle Bachelet, Andrés Velasco. El 2008
Carlos Peña, rector de la UDP, llegó a un acuerdo con Jorge Marshall,
ex vicepresidente del BancoEstado, para que el centro de pensamiento se
incorporara como corporación al alero de la UDP. Lo anterior se hizo con
el apoyo y conocimiento de los miembros fundadores del directorio de
Expansiva, incluido Velasco, lo que fue duramente cuestionado en su momento por voces internas del grupo.
Elacqua también es parte de la red del think tank Espacio
Público, creado por Eduardo Engel, que reúne a selectos investigadores y
académicos chilenos, y donde también están Brunner y la recién nombrada
subsecretaria de Educación, Valentina Quiroga.
Allí también participa la
ex subsecretaria de Educación de Bachelet e ideóloga de la Subvención
Escolar Preferencial (SEP), Pilar Romaguera, que hoy es la decana de
Educación de la Universidad de las Américas, investigada por lucro e irregularidades.
En las Américas también está la ex jefa
de la División de Educación Superior del Ministerio de Educación y ex
vocera del gobierno de Michelle Bachelet, Pilar Armanet, que es la
vicerrectora académica de la casa de estudios que este año perdió la
acreditación.
En opinión de Jaime Retamal, “a pesar
de que ninguno de estos expertos se considera a sí mismo, ni tampoco a
sus pares, como neoliberal, este club ha instalado un paradigma
educacional que perfectamente podríamos llamar neoliberal. ¿Cómo se
resuelve esto en términos conceptuales e históricos? Lo dijo uno de
ellos mismos: durante la dictadura fueron dándose cuenta que algunos de
los instrumentos que los Chicago Boys aplicaron en las políticas
públicas educacionales –desde los niveles más básicos hasta los
universitarios– estaban correctos. Esto no significaba para ellos
abrazar por completo el modelo de Pinochet en las demás áreas económicas
y menos en términos de DD.HH. Simplemente se convencieron de que a los
instrumentos neoliberales en educación no había que demonizarlos, pues
al final todos salían ganando con este paradigma que hace de la
educación un bien de consumo, y cuando digo todos, es todos: la Iglesia
Católica, el izquierdismo renovado, el comunitarismo demócrata
cristiano, la derecha más tradicional y la más liberal o, incluso, como
pueden afirmar en tono más grandilocuente dos nombres muy influyentes en
esto, como Brunner, a la democracia misma y su pluralismo”.
Para Retamal “el
neoliberalismo transforma a la educación en un producto, al sistema
escolar en una máquina de producción de capital humano, a las
evaluaciones nacionales como el SIMCE en controles de calidad, a las
pruebas de ingreso a las Universidades en artilugios de segregación, y a
la educación superior en una oportunidad de negocios impresionante, tal
como lo hemos visto en Chile, donde hasta los bancos han podido
especular financieramente”.
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