¿Qué metas de largo plazo debe tener el Estado de Chile?
Obviamente, las consabidas de equidad, crecimiento, salud, educación, y similares.
Pero hay una meta oculta y que poco se menciona: reconstruir las
confianzas. Tenemos uno de los peores índices de confianza interpersonal
del mundo. No confiamos, y con razón, en los partidos y el Congreso.
Las constantes manipulaciones de cifras del actual gobierno, más allá de
lo jocoso, contribuyen a la pérdida de confianza.
Las raterías que presenciamos en la época de la Concertación y la
Alianza hacen lo suyo. Los bajos estándares en la confección del futuro
gabinete también. Los abusos que cometen muchas empresas contra los
consumidores y sus trabajadores también. La destrucción irresponsable
del medio ambiente también. Las violaciones flagrantes y evidentes de la
legislación del lucro universitario también.
La actitud que todos toman y tomamos es: Me importa un bledo el prójimo, hago lo que me conviene y que se jodan los demás. Tirar mugre a la orilla del camino, robarse unos pesos o el papel higiénico de la oficina, y pedir factura en el restaurante para cenar con la familia, pasa a ser legítimo.
Resolver esto tomará tiempo y requerirá de liderazgos con una
importante componente épica, ética y moral, que va más allá de la mera
definición de políticas públicas. Sin confianza no habrá desarrollo,
digan lo que digan las cifras.
(PD: Ruego a lectores zurdistanos abstenerse de echarle la culpa a la Alianza, y a los derechistanos de echarle la culpa a la Nueva Mayoría. Cada país tiene los políticos que se merece. La solución somos todos.)
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