Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

martes, 8 de octubre de 2013

ESCUELA CORNELIA OLIVARES DE LA COMUNA EN "EL MERCURIO".

Revista “Sábado” publica artículo de alumna del MPE

Revista “Sábado” publica artículo de alumna del MPE
Antonia Domeyko escribió “El colegio en que los niños peruanos son mayoría”, su trabajo final del taller de Reportajes impartido por el profesor Rodrigo Fluxá. El reportaje fue publicado por la revista “Sábado”, de El Mercurio, el reciente 5 de octubre.
El artículo de Antonia Domeyko, publicado en las páginas de "Sabado", en la edición del 5 de octubre.
El artículo de Antonia Domeyko, publicado en las páginas de “Sabado”, en la edición del 5 de octubre.

A continuación, el texto del artículo:
El colegio en que los niños peruanos son mayoría
En la escuela Cornelia Olivares de Independencia, el 62% de los niños son inmigrantes. De esta cifra, más del 90% viene de Perú. El ambiente escolar ha tenido que reestructurarse y adecuarse a las nuevas costumbres que traen los estudiantes que vienen del país vecino.
Richard está en octavo básico y está terminado su período en la escuela primaria Cornelia Olivares de Independencia. Se van a cumplir tres años desde que llegó al establecimiento, lo que para él fue un alivio. Antes estuvo en el colegio Santa Mónica de la comuna de San Joaquín; él era el único peruano, sus compañeros se le acercaban y el sentía que lo interrogaban preguntándole: ¿De dónde vení? ¿De qué parte erí? ¿Qué comen allá? Richard se ponía muy tímido, no quería contestar, hasta que decía con un tono muy despacio “Soy de Perú”.
“Yo me fui de ese colegio porque el director me ofendió porque era de Perú, me dijo ‘Tú qué crees que estamos en Plaza de Armas para que vengas a comer palomas’; entonces eso como que me bajonéo en el momento, y yo lo que único que hice fue retirarme de la sala. Igual yo miraba después al director y me daba miedo que me dijera de nuevo otras palabras”.
Poco tiempo después la madre de Richard decidió cambiarlo al Cornelia Olivares, donde el 62% de la matrícula corresponde a niños extranjeros. Ahora está cómodo con amigos de su país y participa quedándose en las tardes al taller de baile. En el otro colegio no podía hablar cosas de Perú porque sentía que lo miraban raro y se incomodaba. Él se preocupaba de acostumbrarse a las palabras chilenas y de que no se le escapara algún modismo peruano.
La escuela queda en la calle Maruri en Independencia, uno de los sectores de Santiago en que se encuentra la mayor parte de la población que proviene de Perú. El barrio probablemente es una de las razones por las que la escuela tiene una mayoría de niños peruanos y tan sólo un 38% de alumnos chilenos.
Patricio Rojas, el director, cuenta que los niños vienen con un aporte cultural, pero generalmente tienen un nivel sociocultural más bajo y traen costumbres distintas que hay que aprender a manejar.
Francisca Pacheco es profesora del cuarto básico. En su clase hay veintidós peruanos y quince chilenos. Para ella es complicado integrar a los niños de Perú que vienen recién llegando, porque están muy desnivelados en los contenidos respecto al resto de sus compañeros. “Cuando me llega un niño al cuarto básico, de ocho o nueve años, por nivel cognitivo y cultural tendría que estar como en segundo o tercero. Se notan las diferencias socioculturales en cómo se expresan, ellos leen un texto e infieren muy bien, pero el problema de ellos es escribir, no usan conectores y no desarrollan la frase cuando escriben”.
Además, no tienen apoyo de la familia porque los papás son ausentes, trabajan jornada completa para hacer dinero, pagar la pieza, tener comida y enviar además a Perú. Por lo mismo muchos de los niños no tienen a dónde ir cuando salen del colegio. Algunos padres buscan casas de peruanos que se han transformado en guarderías, les cobran y dejan a sus niños ahí hasta la noche cuando ya vuelven del trabajo.
Marcela Rodríguez, del departamento de educación de la Municipalidad de Independencia, explica que hay hacinamiento en la comuna, debido a los altos índices de migración de peruanos que llegan a vivir a las antiguas casas señoriales del sector. Pero el hacinamiento no se ve, está escondido tras las fachadas de las casas. En su interior hay un pasillo largo con alrededor de seis dormitorios, en los que viven dos o tres familias.
Las condiciones en que viven se reflejan a nivel colegio en la manera en que ocupan el espacio. Cuando llegan en la mañana están exaltados, corren por el patio, luchan entre ellos y están durante todo el día botando energía. Como no tienen patio en sus casas, la escuela es su lugar de esparcimiento.
El colegio tiene un solo patio para más de 300 niños. Para ellos, el espacio de juego es fundamental.
El colegio tiene un solo patio para más de 300 niños. Para ellos, el espacio de juego es fundamental.
Lo paradójico es que la gran falencia del colegio es su infraestructura. Tiene un solo patio para un total de trescientos treinta y dos niños. La escuela está construida a base de pequeñas casitas de madera, que podrían ser mediaguas. Al mirarla en su entorno rodeado de altos edificios parece una escuela rural transportada al centro de Independencia. “Todavía no hemos podido construirla porque el terreno es arrendado. Llevamos más de treinta años con infraestructura provisoria. Es un tema súper fuerte, no podemos desarrollar un buen currículum, hacerlo más interactivo, porque no tenemos espacios y los que hay son terriblemente inhóspitos, tengo salas que se llueven y los niños tienen que tener un tarrito al lado”, cuenta el director.
Como los niños llegan muy exaltados suelen tener una actitud un poco más violenta. Los hombres tienen la típica pelea entre ellos, como todos los niños. La profesora Francisca que  una vez tuvo un rollo entre dos papás, dos niñas se pelearon, se pegaron y se metieron los apoderados.
El director explica: “El apoderado peruano es castigador. Me tocó denunciar tres casos este año de niños que tienen dolor o están llorando. Llamamos a los apoderados o directamente a carabineros. Los papás llegan altiro dando explicaciones, pero les decimos que no es forma de tratarlos, que acá en Chile no funciona así. Los apoderados ven cómo los niños son revoltosos y dicen ‘pero director cómo pueden aceptar eso’. El esquema de allá es el que había en Chile hace 30 años. Lo he conversado con ONGs y me dicen que es verdad. Los papás no entienden, porque en Perú el profesor le manda una palmada al alumno y el apoderado no tiene nada que decir. Ellos me dicen ‘director yo lo autorizo a usted para que le dé un par de palmadas y lo enriele’ ”.
Cuando hay conflictos amorosos entre las niñas suelen haber peleas. Las niñas se arreglan, y pololean con niños que no son del establecimiento y ahí se generan los conflictos. Muchas veces el director tiene que salir a la calle a solucionar las peleas entre las niñas, que se dan por celos o porque se quitan los pololos. “Es una cuestión muy territorial, son muy dominantes y las peleas van por ahí. Es un patrón cultural distinto, acá las niñas son más recatadas, si pololean son más tranquilas”.
Madelaine Levín fue apoderada del colegio y ahora tiene a sus dos nietos chilenos en la escuela que tiene ocho y nueve años. Además participa como secretaria del Centro de Padres, por lo que recibe muchas aprensiones del resto de los apoderados. Reconoce que algunos chilenos son prejuiciosos, pero que los peruanos también son muy sensibles. “Hoy en día para los apoderados todo es bullying, están mal utilizando la palabra ¿Cuántos niños no se tratan de feo? Es parte de los juegos infantiles. A mi nieto de repente le pegan y yo también podría decir que es bullying porque es minoría, porque es uno de los pocos chilenos del curso”.
Richard reconoce que se lleva bien con sus compañeros, tanto con los peruanos como con los chilenos. “Son súper buena onda, pero siempre está la compañera que te tira la talla pesada ‘Ah no si este es peruano, no sabe’”.
A Patricio le llamó mucho la atención cuando empezó a escuchar cómo los niños peruanos bromeaban entre ellos. “Se echan tallas entre los mismos compañeros se dicen ‘Si tu soy peruano, que aquí que allá’”, o tallas de ese tipo. Increíblemente el que hace la broma también es peruano, se lo dice al que lleva menos tiempo acá en Chile porque se siente más chileno.
Los niños de la Escuela Cornelia Olivares ensayaron durante un mes los bailes que presentaron en las Fiestas Patrias.
Los niños de la Escuela Cornelia Olivares ensayaron durante un mes los bailes que presentaron en las Fiestas Patrias.

En general los niños que llegan al Cornelia Olivares se quedan, la rotación de matrícula es baja, pero la razón por la que algunos niños se van es porque vuelven a Perú. Muchos de los que llegan tienen un cambio muy brusco, pasan de tener una casa con su pieza a vivir en un dormitorio con toda su familia. La mayoría de los que se van han vivido en Perú mucho tiempo sin su mamá y están acostumbrados a estar con sus abuelos. Este año seis niños se han retirado de la escuela porque vuelven a su país.
Otro problema que tienen es la matrícula fantasma. La mayoría de los niños que llegan a estudiar a la escuela no están registrados, ya que no han sacado su residencia. Esto significa que no tienen acceso a las becas Junaeb, hay niños a los que no se les puede dar atención en el sistema de salud, tampoco tiene derecho al almuerzo, solo se les permite estudiar.
Integración multicultural
Jason llegó hace tres años al Cornelia Olivares, tiene quince años y está en séptimo básico. Él llegó de Perú directamente a la escuela y se integró rápidamente. “Han sido muy buenos conmigo, porque además me dejaron entrar aunque yo sea mayor que mi curso”. Dice que le gusta el colegio, se siente cómodo y solo tiene problemas cuando se porta mal. Tiene amigos de los dos países y está pololeando con una compañera chilena. Él es uno de los niños que llegó a la escuela con un nivel sociocultural muy bajo en comparación a los de su edad y tuvo que entrar dos cursos más abajo del que le correspondía.
La profesora cuenta que cuando tiene casos como los de Jason a veces tiene que detener un poco la clase para ayudarlos, también se queda después de clases con los niños para hacer reforzamiento y les manda más tareas. Otro recurso que utiliza es mezclar las formas de aprendizaje que traen los niños peruanos con las que se usan acá. “Por ejemplo me dicen ‘tía yo en Perú dividía así’ y en Chile se divide de otra forma. Pero a veces con la manera que usaban en Perú les sale mucho más fácil a los chiquillos para aprender. Entonces así voy incorporando los dos mundos”.
Para hablar de temas de historia, como la Guerra del Pacífico, lo hacen desde una perspectiva latinoamericana, como una etapa en que se estaban delimitando las fronteras de los países. El objetivo es plantearle a los niños que hoy día son países hermanos; hay tratados de libre comercio, hay una diferencia de mar que se están tratando en un tribunal y no se ha llegado a la guerra ni nada por el estilo. Pero no se exacerban situaciones que pueden generar conflicto y afectar en la permanencia de algún niño en el colegio.
“Con el equipo que está trabajando acá nos hemos propuesto hace años  una política de inclusión en nuestro proyecto educativo, que habla de desarrollar la integración y atención a la diversidad de género, religiosa o de procedencia, atendemos a todos por igual. Por eso mismo el que viene tiene que tener cuidado, porque una broma, un comentario puede quebrar todo un esquema de trabajo”, explica el director.
Para integrar a los padres han hecho polladas invitándolos a participar en la escuela. También ajustaron el horario de las reuniones a las 19.00 horas, para que los apoderados que trabajan todo el día puedan llegar.
El nuevo gobierno municipal se está haciendo cargo del tema de la integración, lo que según Patricio no se veía hace más de dieciséis años. Cristóbal Alarcón, jefe de educación de la Municipalidad de Independencia, cuenta que están trabajando con Servicio País en un proyecto de integración. La idea es incorporar a la familia a las actividades de la escuela con diez talleres que se realizan los sábados en la tarde, como coro, fútbol, reciclaje, etc.
Hace un año comenzaron a enseñar y a cantar el himno patrio de los peruanos. En algunas actividades cantan los dos himnos, especialmente para el veintiuno de mayo, que es una fecha complicada.
Para Fiestas Patrias hicieron una celebración latinoamericana con un saludo a la bandera de Chile. La idea es hacer un evento con empanadas y choripanes, y que también haya un stand con papas a la huancaína, ceviches, etc.
Richard estaba a cargo de la coreografía de “La Marinera”. Ensayaron durante un mes para presentar su baile en la celebración. En la fiesta, que se realizó el viernes antes de salir de vacaciones, los niños bailaron los típicos bailes chilenos y Richard presentó junto a sus compatriotas el baile nacional peruano para celebrar el dieciocho de septiembre.