Se estima que unas 1.500 personas habrían sido eliminadas irregularmente del registro nacional
Publicado: 10.06.2013
Luis Fuenzalida (62 años, obrero de la construcción) es uno de los
llamados “pacientes fantasma” que deambula desde hace cinco años entre
el consultorio y el Hospital San José, esperando que alguien le extirpe
su lipoma, un tumor benigno de 10 centímetros de diámetro que se aloja
en su cuello y le provoca dolor y molestias. El problema es que nadie
sabe que él está esperando, porque el 2012 lo sacaron de la lista bajo
el rótulo de “atención realizada”, es decir, operación ejecutada.
Obviamente, él no ha pasado por un pabellón quirúrgico.
Según información recogida por CIPER, existen a lo menos 1.500
personas que, como Fuenzalida, fueron sacados en los últimos dos años
del registro conocido como Repositorio Nacional de Lista de Espera
(RNLE) sin haber sido atendidos por un especialista, como exige la
norma. Todos esos egresos coinciden con el paso de los pacientes por el policlínico Maruri, dependiente del Hospital San José, donde atienden médicos generales y no especialistas.
El 28 de octubre de 2011 citaron a Luis Fuenzalida al policlínico
Maruri y tras la consulta con uno de los médicos generales, le
entregaron una ficha de diagnóstico y una Orden de Intervención
Quirúrgica para que fuera atendido por un especialista en el Hospital
San José (ver documento). En la orden se lee: “alta prioridad” de hospitalización.
Luis salió de Maruri convencido de que sería operado próximamente.
Nunca más lo contactaron. Lo grave es que él no supo que ese mismo día
fue sacado de la lista de espera quirúrgica.
UN POLICLÍNICO QUE “NO EXISTE”
El policlínico Maruri funciona en las mismas dependencias del Centro
Clínico Maruri, concebido para liberar camas del Hospital San José,
trasladando a esa unidad a pacientes quirúrgicos que no requerían de
cuidados de alta complejidad. Así, se aliviaba la agobiante espera de
pacientes que se agolpaban en los pasillos del servicio de urgencia del
hospital, esperando ser hospitalizados. Hoy, el centro dispone de 40
camas y recibe pacientes de otros centros hospitalarios de la Región
Metropolitana. El foco de las irregularidades está situado en el área
del policlínico.
Maruri se convirtió en un centro de operaciones para depurar o
gestionar las listas de espera, que en el Hospital San José se empinaban
a unas 194 mil personas en 2010, según datos del SSMN. Pacientes que
esperaban por meses e incluso años un llamado telefónico, una cita que
por fin los llevara a la consulta de un especialista del único hospital
de referencia del área norte de Santiago. Ordenes que se originaban en
los consultorios y llegaban al hospital, pero que vegetaban guardadas en
archivadores, se acumulaban en carpetas, en hojas escritas a mano,
cuadernos e incluso papeles sueltos, sin que se informara al Centro
Diagnóstico Terapéutico del hospital (CDT), que lleva este registro y
organiza la agenda de los especialistas.
Para iniciar el despeje de esa enorme lista de espera con
enfermedades “no Auge”, el Servicio de Salud Norte contrató médicos
recién egresados. En teoría, ellos sólo oficiarían como una instancia
intermedia entre los consultorios de atención primaria y el Hospital San
José. Es lo que se conoce como “triadores”, una suerte de filtro para
resolver qué casos seguían vigentes para ser atendidos por un
especialista del hospital y operados.
La condición era que esos médicos recién egresados no podían ejercer
como especialistas, porque no lo son. En la práctica, ese mandato no se
cumplió e incluso fueron más allá de sus atribuciones. Son médicos que
hoy no superan los 29 años, con uno o dos años de experiencia y que
reciben honorarios que están muy por sobre la media de sus pares en el
sistema público. Un factor que también saca ronchas entre los médicos
especialistas del hospital.
El “FEUDO” DE GUTIERREZ
El doctor Rodrigo Gutiérrez, médico general egresado en 2011 de la
Universidad de Chile, sin especialidad, fue el encargado de reclutar al
equipo de médicos que hoy trabaja en Maruri. Gutiérrez fue contratado
originalmente por la dirección del Hospital San José y luego el SSMN le
encargó la misión de organizar este nuevo centro en Maruri, asumiendo la
jefatura. Sin mediar un proceso abierto de selección, contrataron a
honorarios a tres médicos recién egresados -que no estaban cursando
becas de especialidad- con jornadas de 44 horas semanales. Todos
compañeros de Gutiérrez en la Universidad de Chile o conocidos suyos.
Además, se contrató personal administrativo, enfermeras y paramédicos
para trabajar en la unidad de pre alta y en el policlínico. En una
primera etapa (agosto a diciembre de 2011), Maruri dependió del Servicio
de Salud Metropolitano Norte (SMMN). En enero de 2012, pasó a depender
del Hospital San José. El sistema contractual se modificó y se sumaron
nuevos médicos generales. Según la nómina oficial entregada por Ley de
Transparencia, hoy son siete los médicos generales contratados. Según el
doctor Gutiérrez, son “varios más”.
Existe coincidencia entre las personas consultadas por CIPER en que
allí se incubó una suerte de “feudo” del doctor Gutiérrez, con un
control sin mayor contrapeso. A eso se agrega que el centro Maruri
funciona lejos del Hospital San José. Sus dependencias quedan a más de
quince cuadras y, por lo tanto, lo que allí ocurra en términos de
calidad de la atención, queda a la entera supervisión del jefe. La
fiscalización es escasa, como reconoce el propio director del Hospital
San José, el ingeniero Raúl Vásquez:
-Una o dos veces por semana va el director médico del hospital a
supervisar y a chequear que se estén cumpliendo los procedimientos en
forma correcta, porque un recién egresado viene con la idea que se la
puede con todo y nos hemos dado cuenta de que no es así. La realidad es
que es inmanejable tener un servicio tan lejos del hospital –afirmó a
CIPER Raúl Vásquez.
La presión que existe por sacar adelante las listas de espera se ha
acentuado en estos dos últimos años. En 2011, el propio Presidente
Piñera comprometió terminar en junio de 2013 con las listas de espera
quirúrgicas para patologías no Auge, para pacientes a la espera de una
operación desde antes de 2010. El plazo autoimpuesto por el gobierno,
con $1.500 millones de recursos extra destinados a este fin, vencía el 1
de junio, pero fue ampliado al 30 de junio. El policlínico Maruri fue
destinado a colaborar en esta depuración de las listas de espera del
Hospital San José.
Los listados de pacientes que esperan ser atendidos en el sistema
hospitalario de todo el país, están recogidos en el llamado Repositorio
Nacional de Listas de Espera (RNLE). El Hospital San José ostenta un
triste record lo que originó que se aplicara una estrategia de choque
para disminuir esas esperas drásticamente.
- El Hospital San José encabezaba los hospitales con el mayor número
de listas de espera, y eso se debe a que yo no quiero esconderlas.
Tenemos que darle en algún momento la atención al paciente, cueste lo
que cueste –acota el director del hospital, Raúl Vásquez.
Según las cifras del Servicio de Salud Norte, el San José disminuyó
en dos años la lista de espera, de 194 mil personas a unas cantidad que
oscila entre 52 y 58 mil, según los altos directivos. Maruri habría
sido decisivo en el cumplimiento de ese objetivo. En una primera etapa,
los jóvenes médicos generales contratados hicieron operativos en terreno
en los consultorios de la zona norte, para verificar uno a uno los
casos. Según el director del SSMN, Claudio Caro, en esta etapa se
sinceró el registro:
-Hay por lo menos un 70% de consultas que estaban repetidas una, dos y
hasta cuatro veces con el mismo nombre. Y eso abultaba las cifras. La
persona volvía al consultorio cuando no conseguía hora y el médico
enviaba de nuevo la orden de interconsulta. Por eso, no es que hayamos
atendido efectivamente a 120 mil personas para llegar a la cifra de hoy:
se aplicaron filtros administrativos que sinceraron los datos.
De acuerdo a lo que establece el Ministerio de Salud para el manejo
de listas de espera, los médicos generales sin especialidad sólo están
facultados para resolver la pertinencia de las interconsultas y derivar
los casos, según un protocolo que fija 14 criterios. Por ejemplo,
pacientes que no requieren ser vistos por especialistas del hospital
porque la dolencia puede ser resuelta en la atención primaria; porque
han sido atendidos en otro lugar dada la excesiva demora del hospital;
porque han fallecido o porque son inubicables. En otros casos, este
filtro opera para pedir actualización de exámenes médicos caducados o
verificar que la interconsulta esté orientada a la especialidad
correcta.
Raúl Vásquez no tiene reparos en criticar a los consultorios y a los
propios médicos de su hospital: “Queremos tratar de que por lo menos los
pacientes sean aquí atendidos, de allí derivar a la atención primaria
-que es de donde vienen- a los que no tienen que entrar al hospital, y
obligar a los consultorios a hacerse cargo porque éstos tiene un gran
mal que es desligarse de los pacientes y mandarlos al hospital. Y, por
otro lado, por esta vía, presionar a los médicos especialistas del
hospital, para que hagan espacio en sus agendas y nos ayuden a despejar
las listas de espera”.
Las metas de Raúl Vásquez según la investigación de CIPER no se
cumplieron a cabalidad en el policlínico Maruri. Dotados de un alto
grado de autonomía, los médicos generales tomaron las listas de espera, y
en muchos casos, en lugar de derivar a los pacientes, empezaron ellos
mismos a actuar como especialistas sin estar acreditados. CIPER constató
con muchos pacientes que nunca se les informó que estaban siendo
atendidos por un médico que no era especialista. No sólo eso. Según la
información recogida por CIPER, lo que ocurrió fue que, inmediatamente
después que los pacientes eran atendidos por estos jóvenes médicos de
Maruri, fueron sacados de la lista de espera oficial (Repositorio
Nacional). Eso ocurrió con a lo menos 1.500 pacientes.
La gravedad de lo ocurrido es que esas personas desaparecieron del
sistema, quedaron en tierra de nadie sin que se les haya resuelto su
patología. Aún enfermos, han debido reiniciar el peregrinaje por el
sistema de Salud, comenzado por la atención primaria en los
consultorios.
-En estos momentos tengo 58 mil pacientes en listas de espera, y de
esos yo aseguro que 20 mil son ubicables y los otros no los voy a poder
ubicar –aseguró a CIPER, el doctor Rodrigo Gutiérrez, jefe de Maruri.
La doctora Gloria Villegas dirigió el CDT del Hospital San José
(donde se coordinan las consultas con especialistas) hasta octubre de
2012, fecha en que presentó su renuncia por desencuentros con la
administración del hospital. A ella se le encomendó trabajar en conjunto
con el doctor Gutiérrez para gestionar las listas de espera. En 2011,
recibió una nómina de 83 mil personas y a poco andar, contrario a lo
esperado, el número aumentó a 130 mil.
-Además de los que estaban en la lista oficial, fuimos incorporando a
los que estaban en los listados diseminados en las unidades de
especialistas. Nadie daba cuenta de esas interconsultas pendientes al
CDT, por lo tanto no existían para nosotros –explicó a CIPER la doctora
Villegas.
Los reclamos en contra de la atención en Maruri se fueron sumando y
quien los recibía era el CDT. La doctora Villegas cuenta que desde que
se abrió el policlínico, consignaban entre 60 y 70 reclamos mensuales:
“Pacientes que contaban que en Maruri les habían instruido acercarse al
hospital porque la próxima semana iban a ser operados. Y eso es
imposible, porque quien toma esa decisión es el especialista y no un
médico general que no tiene experiencia para eso. Otros pacientes se
quejaban de la atención y de las indicaciones de Maruri”.
El doctor Gutiérrez replica: “Inicialmente hubo críticas, pero poco a
poco los médicos han ido entendiendo que nosotros no tenemos la
intención de tratarlos, porque si fuera así no daríamos abasto”.
Un médico cirujano del Hospital San José relató a CIPER que es
frecuente recibir personas que llegan “indignadas”, porque vienen de
Maruri con una orden de hospitalización inmediata para ser operados.
“Nosotros les explicamos primero que no es pertinente esa indicación sin
ser vista por un especialista; y segundo, que debe entrar a la lista de
espera quirúrgica igual que todos los demás pacientes”.
Una funcionaria de la unidad de cirugía recuerda que en una
oportunidad entregó al médico encargado más de 500 interconsultas con
diagnóstico de hernia umbilical. Todas venían derivadas de Maruri, con
exámenes preoperatorios. Los cirujanos reclamaron airadamente, porque se
negaban a operar pacientes sin un diagnóstico previo real de un
especialista.
Médicos de diferentes especialidades admitieron a CIPER que ante la
gravedad y reiteración de este problema, han resuelto “obviar” las
derivaciones de Maruri, iniciando de cero el proceso de depuración de
las listas de espera.
El director del hospital, Raúl Vásquez, defiende la idea que inspiró
Maruri: “Se ha hecho más eficiente la atención en el hospital, de hecho
se bajó en un 40% la demanda por consulta de especialistas al existir un
filtro previo”. Sin embargo, admite que no siempre se informó a las
personas. “Vamos a hacer folletería, para que la gente sepa que es un
policlínico sólo de medicina general”, afirma.
- En los hechos, son médicos que atienden como especialistas sin serlo.
-Yo no voy a defender eso. Pero puedo decir que he visto muchas fichas de pacientes en que los médicos de Maruri derivan correctamente a médicos especialistas del hospital, en contraste con las miles de interconsultas que nos llegan de la atención primaria sin ningún tipo de filtro previo.
-Yo no voy a defender eso. Pero puedo decir que he visto muchas fichas de pacientes en que los médicos de Maruri derivan correctamente a médicos especialistas del hospital, en contraste con las miles de interconsultas que nos llegan de la atención primaria sin ningún tipo de filtro previo.
-Póngase en el lugar del paciente, la persona llega al
hospital y dice “el cardiólogo de Maruri me dijo que me iban a operar
acá”. Y eso no es cierto. Así, las personas sienten que quedan en una
suerte de limbo…
-Y que lo estamos engañando… Sí, claro. Y eso lo tengo que asumir.
-Y que lo estamos engañando… Sí, claro. Y eso lo tengo que asumir.
El doctor Gutiérrez le endosa la responsabilidad a los pacientes:
“Aquí existe un protocolo de cómo tiene que informarse a los pacientes.
Puede que no les hayamos dicho siempre, pero también pudo haber un mal
entendido. Hay una cantidad de pacientes que no van a entender lo que
nosotros les explicamos y otros que lo van a entender muy bien”.
LOS PACIENTES “FANTASMA”
Seguimos la ruta de algunas atenciones médicas realizadas en el
policlínico Maruri y comprobamos que efectivamente, hay pacientes que
salieron de la lista de espera oficial inmediatamente después de pasar
por Maruri. De acuerdo al protocolo del Ministerio de Salud que rige las
listas de espera, la persona no puede ser eliminada de ese listado
hasta que no sea vista por el especialista respectivo. Más aún, cuando
se puso en marcha este equipo de profesionales recién egresados, hubo un
instructivo preciso por parte del hospital al respecto. Expresamente se
advierte que los médicos de Maruri no deben sacar a los pacientes del
Repositorio por “atención realizada”, porque esa es facultad exclusiva
del especialista del CDT del Hospital San José. El protocolo no se
cumplió
Virginia Ibarra Montero (67) es una de las afectadas. Arrastra un
tumor benigno (lipoma) desde 2009 en el lado izquierdo del cuello. En
noviembre de ese año, el consultorio Irene Frei de Quilicura la derivó
en interconsulta al San José. Transcurrieron dos años hasta que el 27 de
octubre de 2011 la citaron desde Maruri. Ella dio por entendido que
allí la había atendido un especialista porque ese día salió de la
consulta con una orden de intervención quirúrgica hacia el Hospital San
José, manteniendo el diagnóstico del consultorio que indicaba un “lipoma
de más o menos tres centímetros en la región cervical posterior”.
Pasaron los días, meses, y no recibió llamado alguno. Virginia fue en
varias oportunidades al hospital a preguntar por su interconsulta. La
respuesta fue que estaba en lista de espera o que no aparecía registrada
con atención pendiente. Hoy el lipoma ha crecido hasta fundirse con su
cuello, engrosando la parte izquierda de su nuca. En invierno puede
tapárselo con bufandas y pañuelos, pero en verano la incomodidad y la
vergüenza reaparece. El día que emitieron la orden quirúrgica, Virginia
fue eliminada de la lista de espera bajo la causal de “atención
realizada”. Hasta el término de esta investigación, Virginia no había
recibido solución ni atención especializada.
Para efectos de las metas del Hospital San José, Virginia fue operada
de su lipoma. De este modo, la lista de espera disminuyó. Así se engaña
al sistema, porque se informa como resuelta la enfermedad de un
paciente que sólo fue atendido por un médico general. Eso prueba que el
policlínico Maruri no funciona sólo como un filtro.
El director del SSMN, Claudio Caro, considera que no se trata de un problema generalizado.
-El director del Hospital San José sostiene que tiene escasa
capacidad de fiscalización sobre el trabajo de los médicos de Maruri. Se
podría pensar que allí se funciona con un excesivo grado de autonomía.
-Yo no tengo esa impresión, y si eso fuese así,
tendría que revisarlo en forma muy estricta. Lo que nosotros hemos hecho
es una revisión exhaustiva de las listas de espera, incluyendo casos de
personas que han sido sacadas en el hospital y que no correspondía.
CIPER contactó a Tomás Cayuleo Añicoy (41), quien en junio de 2010
llegó al Hospital San José desde un consultorio con una interconsulta
para confirmar el diagnóstico de tumor de partes blandas en la región de
la nuca. Debió esperar dos años, hasta el 12 de enero de 2012, fecha en
que lo citaron al policlínico Maruri. El médico que lo atendió le
confirmó el diagnóstico de la atención primaria, y lo envió con una
orden, firmada y timbrada por el doctor Rodrigo Gutiérrez, para ser
intervenido en el hospital. Hasta hoy Tomás Cayuleo sigue esperando. Su
indignación fue elocuente cuando CIPER le informó que el mismo día que
fue atendido en Maruri por un médico general, su nombre fue eliminado de
las listas de espera bajo el rótulo “atención realizada”.
La gran pregunta que circula por el hospital es quién intervino el
sistema digital que contiene el listado oficial de las listas de espera,
sacando a pacientes de forma irregular. Sólo un puñado de personas
maneja la clave para acceder al sistema y, según la versión oficial,
nadie en el policlínico Maruri la tiene. Lo único claro es que es el
doctor Rodrigo Gutiérrez, jefe del policlínico Maruri, quien ha firmado
la mayoría de las atenciones realizadas por los jóvenes médicos
generalistas contratados a honorarios. Ante el cúmulo de reclamos, el
cuestionamiento al equipo que funciona en el policlínico Maruri se
instaló entre los médicos del Hospital San José.
“BLANQUEO” DE ESPECIALISTAS
En medio de la controversia, el director del Hospital San José
recibió en enero de 2013 una orden del subdirector médico del Servicio
de Salud Norte, Luis Leiva, autorizando a 15 médicos no especialistas
para sacar de las listas de espera a pacientes bajo determinadas
causales. Lo extraño es que entre ellas se incluye la “atención
realizada” (ver documento).
En la nómina figuran seis cirujanos dentistas sin especialidad y nueve
médicos cirujanos sin especialidad, contratados por el policlínico
Maruri. Para fundamentar la polémica decisión, el doctor Leiva expresa
que la medida obedece a “las estrategias de gestión establecidas durante
el 2012 para la disminución de la lista de espera de consulta de especialidades excesivamente prolongada (más de 120 días de espera)” en el San José.
-Mi meta es tratar de hacer gestión y atender a la mayor cantidad de
pacientes. No estoy de acuerdo con que se saque a los pacientes sólo
cuando los vio un medico general. Estos médicos, si bien están haciendo
mucha pega, trabajan de lunes a domingo, no tienen los conocimientos necesarios para sacar a un paciente de la lista de espera –puntualiza Raúl Vásquez.
El director del Hospital San José explicó a CIPER que, además, él les
propuso a los médicos especialistas la posibilidad de hacer el trabajo
que se hace en Maruri fuera de su jornada de trabajo, pero no tuvo buena
acogida:
-Cuando tú le ofreces hacer ese trabajo, pagando los aranceles que
paga Fonasa por atención -entre $5.600 y $7.000-, te dicen que no,
porque en la clínica privada les pagan $30 mil por consulta. Y eso es
una realidad.
MOCHILAS CON DINERO EN EFECTIVO
El dinero efectivamente juega un rol en esta historia. Todos los
meses, el doctor Gutiérrez informa al Hospital San José el detalle de
las consultas realizadas en el policlínico Maruri para que se proceda al
pago. Los médicos que trabajan en Maruri se rigen por el arancel de
Fonasa para consultas de especialidades, en tarifas diferenciadas:
$5.210 por una consulta triadora; $6.250 pesos por consulta que
requieren exámenes de laboratorio u otros previos a la atención del
especialista en el hospital; y $7.760, por derivaciones a especialidades
no quirúrgicas que requiere de un seguimiento.
A todos estos jóvenes médicos se les paga como especialistas “porque
no existe la codificación en Fonasa para médicos generales que hacen
este trabajo”.
La información entregada por el Hospital San José, vía transparencia,
da cuenta de que actualmente en Maruri hay siete médicos generales
contratados a honorarios con jornada de 22 horas semanales más un turno
(modalidad 22/28). El sueldo que reciben es de $1.742.576. Pero el
grueso de sus ingresos es el monto adicional que se les paga por atender
las listas de espera de especialidades del Hospital San José. En el
listado figuran otros cuatro médicos generales -contratados a
honorarios-, que sólo atienden consultas por listas de espera, de lunes a
domingo (ver documento).
Los montos mensuales que se les paga a los médicos de Maruri han sido
cuestionados por muchos especialistas del San José. Los consideran
excesivos para jóvenes con poca experiencia y sin especialidad. Durante
el primer semestre de 2012, según información entregada por el hospital,
cada uno de estos médicos recibió un promedio de $4.800.000 sólo por
concepto de consulta de especialidades, el tope que permite pagar la
Contraloría por este tipo de servicios. A eso hay que sumar el sueldo
fijo de $1.742.000 que considera 22 horas de atención en la unidad de
hospitalización de pre alta de Maruri más un turno de residencia, que al
igual que todos los funcionarios del hospital, se les cancela aparte y
con un valor hora de $14.000, en este caso. En suma, un médico de Maruri
obtiene ingresos en torno a los $9.000.000.
-Sinceramente, no lo veo como un privilegio económico porque de
verdad el trabajo es pesado, es bastante cansador. Uno se lleva los
problemas de los usuarios y los reclamos –los defiende el doctor
Gutiérrez.
El doctor Rodrigo Gutiérrez tiene un trato diferente: recibe un pago
de $1.480.749 más asignaciones especiales, por su función como jefe de
Maruri y encargado de la gestión de camas hospitalarias en el San José.
Un rol clave por la alta demanda (595 camas para una población de
607.152 habitantes). A eso se agregan honorarios por turnos realizados:
según la última información de gobierno transparente, ascienden a
$2.688.000 mensuales, lo que suma un monto global de $4.168.749.
Formalmente, Gutiérrez no aparece recibiendo honorarios por consultas de
especialidades.
Un problema adicional se suma a los cuestionamientos de cómo funciona
el policlínico Maruri. “El número de atenciones -5.000 consultas
mensuales en promedio- es demasiado alto en relación con el número de
horas que trabajan los médicos. La única explicación es que se atienda
muy rápido a los pacientes y así se cumplen dos objetivos: se avanza
rápido en el encargo de filtrar listas de espera, y por otro, se
engrosan los ingresos de los médicos que ganan por consulta atendida”,
explica un funcionario del hospital.
Según el protocolo de consultas para filtrar la derivación a los
especialistas del San José, en Maruri se pueden atender hasta seis
pacientes por hora, lo que significa diez minutos por consulta.
-Hay pacientes que se nos quedan media hora conversando y otros que
están cinco minutos. No es una atención de salud propiamente tal, no voy
a tratar al paciente, no voy a hacer un diagnóstico, lo que vemos es
que cumpla para que resuelva después el colega en el San José –explica
el doctor Gutiérrez, jefe de Maruri..
Otra arista extraña del funcionamiento de Maruri es el sistema de
pago. Según los testimonios recogidos por CIPER, hasta fines de 2012 una
vez por mes llegaba una “mochila o caja” con dinero en efectivo, que el
equipo médico repartía a puertas cerradas. ¿A qué correspondía ese
dinero? La respuesta la da el doctor Gutiérrez:
-Efectivamente era así. Los becados no tenían tiempo para ir al banco
y cobrar sus sueldos, por lo que designaban un médico al cual le
entregaban un poder notarial para que cobrara sus sueldos. Pero después
de un robo que sufrió uno de ellos ya no se hace más así.
“PUEDE QUE SE HAYA IDO DE LAS MANOS…”
Formalmente, la dirección del Hospital San José defiende el trabajo
que vienen realizando desde agosto de 2011 los médicos generales de
Maruri. Dicen que ha sido de gran utilidad para filtrar y despejar las
listas de espera para enfermedades no Auge y que sólo falta “coordinar
mejor”. Las últimas decisiones contradicen esos dichos. Pero aquí
nuevamente se evidencian dos miradas.
El director del hospital, Raúl Vásquez, plantea una solución
diferente: trasladar el policlínico a las dependencias del mismo
hospital, incluyendo a su personal, y dejar en esas dependencias sólo la
unidad de cuidados de pre alta. “Yo creo en ese sistema, aun cuando
asumo que es probable que se haya desvirtuado un poco, que se haya ido
de las manos. Pero acá no hay robo, no está la intención de pasar a
llevar la ley”.
-Tratándose de personas, es grave que usted admita que puede haberse “ido de las manos”
-Primero, no se nos ha muerto un paciente por estar mal tratado por un médico general, porque lo termina igual tratando un médico cirujano especialista.
-Primero, no se nos ha muerto un paciente por estar mal tratado por un médico general, porque lo termina igual tratando un médico cirujano especialista.
-Pero convengamos que no se tiene que morir un paciente para hacer los cambios…
-No, eso es lo que estamos tratando de evitar. Yo no quiero que se me mueran pacientes esperando que los operen.
-No, eso es lo que estamos tratando de evitar. Yo no quiero que se me mueran pacientes esperando que los operen.
A dos meses de iniciada la investigación de CIPER, el Servicio de
Salud Norte comenzó en junio una auditoría externa al funcionamiento del
policlínico Maruri. Se revisarán exhaustivamente los dineros pagados
por consulta, el tipo de atención que recibieron los pacientes y, en
particular, la eliminación de quienes estaban en las listas de espera
del Repositorio Nacional tras ser atendidos en esa unidad.
La segunda medida fue aún más drástica: se decretó el cierre del
policlínico Maruri. Así lo confirmó a CIPER el director del Hospital San
José Raúl Vásquez. En las dependencias de Maruri 272 sólo se
mantendrá la unidad de pre alta. Los médicos y el personal del
policlínico se trasladarán el 1 de julio al edificio donde funciona el
Centro Diagnóstico Terapéutico (CDT) del San José, incorporando becados
de universidades con las que tienen convenio. El doctor Gutiérrez ahora
sólo será el encargado de gestionar la demanda de camas de
hospitalización.