Publicado: 22.05.2013
En
el último resultado de la prueba INICIA, que mide los conocimientos de
los egresados de Pedagogía en el país, casi el 50% obtuvo nota
insuficiente. Ante ese desolador panorama, Hernán Hochschild, director
de Elige Educar, llama la atención sobre el escándalo provocado por el
lucro en la Universidad del Mar, sin que nadie pusiera el grito en el
cielo cuando “cada año salían de ahí miles de profesores titulados, sin
los conocimientos pedagógicos y disciplinarios mínimos, a trabajar en
las escuelas del país”. Y se pregunta: “¿Podemos tener educación de
calidad para todos si seleccionar, formar y retener a los mejores
profesionales para nuestras salas de clases sigue estando en última
prioridad?”.
En los últimos
resultados de la Prueba INICIA (que mide los conocimientos
disciplinarios y pedagógicos de los egresados de carreras de Educación)
el 94% de quienes la rindieron como egresados de Pedagogía Básica de la
Universidad del Mar, obtuvo insuficiente en conocimientos
disciplinarios. Ellos son parte de los 16 mil profesores titulados en
Educación cada año, de los cuales se estima que casi el 50% no obtiene
un 4.0 en el ítem conocimientos disciplinarios necesarios para educar.
Son justamente ellos, así como el resto de esos 16 mil titulados,
quienes están encomendados a hacer realidad el discurso que hoy vendemos
en Chile: “La educación reducirá las desigualdades; la educación es el
camino de las oportunidades”.
Si se sabe que los profesores son determinantes en el aprendizaje de
los niños -para bien y para mal- ¿por qué nadie se alarma al constatar
que la mitad de los que obtienen un título de profesor cada año, no
alcanza un mínimo en sus conocimientos? ¿Por qué les decimos a nuestros
niños que su meta debe ser esforzarse por lograr un 7.0, cuando un grupo
de profesores titulados pueden salir a hacer clases con menos de un
4.0? ¿Por qué los niños repiten con promedio rojo mientras algunos de
sus profesores siguen ejerciendo teniendo un rojo?
Algunos podrán decir que la Prueba INICIA no es un predictor de
desempeño en el aula. Y es correcto. Pero es más que razonable suponer
que para hacer bien clases y desempeñarse adecuadamente, se necesita
saber un mínimo sobre lo que se enseña.
Lo dramático de todo esto es la pasividad del país frente a este
panorama, especialmente en momentos en que todos predicamos sobre la
mejora de la calidad de la educación. Nos hemos escandalizado con lo
ocurrido en la Universidad del Mar, que ha estado al borde de la
quiebra y del cierre por irregularidades varias, pero nadie puso el
grito en cielo cuando cada año salían de ahí miles de profesores
titulados, sin los conocimientos pedagógicos y disciplinarios
mínimos, a trabajar en las escuelas del país.
Aquí se constata la contradicción que vivimos. Todos preocupados por
los problemas institucionales de la Universidad del Mar, pero nadie
preocupado de la formación que entregó durante años a sus alumnos de
Pedagogía, y que tendrá repercusión directa en el aprendizaje de miles
de niños en todo el país. Vimos algún reportaje de seguimiento a los
médicos de la Universidad del Mar, pero nada respecto a los profesores, y
eso que los médicos tienen –o tenían hasta ahora- un examen nacional de
habilitación, a diferencia de lo que ocurre con el área de Educación.
Nada de lo que aquí se dice es novedad. Este es un tema archisabido
por las autoridades y líderes de opinión de nuestro país. Todos saben
que hoy muchas universidades privadas, del Estado e institutos
profesionales, basan su oferta educativa para estudiantes de bajo
desempeño con carreras de Educación, sin lograr hacer una diferencia
positiva en su proceso de formación. En 2012, hubo 8.869 matriculados en
carreras de Educación que no utilizaron puntaje PSU para ingresar (lo
que representa el 34,6% del total de matriculados en este tipo de
carreras). Ello se suma a que el 25% de las instituciones que imparten
carreras de Educación no presenta información acerca del puntaje de sus
alumnos en esas carreras en particular. Todos saben que la Universidad
del Mar no es un caso aislado y que hoy un alto porcentaje de egresados
de carreras de Educación no debería estar haciendo clases si de verdad
queremos hacer realidad nuestra consigna de “educación de calidad para
todos”.
Todos lo saben pero, dramáticamente, nadie toma cartas en el asunto con la urgencia debida.
Frente a este panorama, preguntas obvias: ¿Podemos tener educación de
calidad para todos si seleccionar, formar y retener a los mejores
profesionales para nuestras salas de clases sigue estando en última
prioridad? ¿Podemos aspirar a un cambio de fondo si continuamos
indolentes frente a los miles de profesores mal preparados y frente a
los miles de niños que luego estarán a su cargo? ¿Podemos atraer más
talento a las carreras de Educación con las condiciones laborales
actuales? La verdad es que hoy en Chile es mucho más fácil ser un mal
profesor que uno de los buenos y eso es grave. Así, a vista y paciencia
de todos, seguimos engañándonos. Sabemos que un buen profesor hace la
diferencia, pero continuamos indiferentes y calmados frente a la
evidencia. Serena continúa la mar.