NUEVAMENTE EL VATICANO PIDE INVESTIGACIÒN SOBRE SACERDOTE
El Vaticano ordenó investigar al
obispo de Iquique Marco Antonio Órdenes, a raíz de una denuncia por
abusos sexuales a un menor, en una nueva acusación que afecta a la
Iglesia católica, golpeada en los últimos años por varios casos de
pederastia. Así lo informó hoy en una conferencia de prensa el portavoz
de la Conferencia Episcopal, Jaime Coiro, quien precisó que la
indagatoria se inició el pasado abril y, dada la investidura de Órdenes,
está a cargo del nuncio apostólico Ivo Scapolo, representante del
Vaticano en el país.
El Vaticano ordenó investigar al obispo de Iquique Marco Antonio
Órdenes, a raíz de una denuncia por abusos sexuales a un menor, en una
nueva acusación que afecta a la Iglesia católica, golpeada en los
últimos años por varios casos de pederastia.
Así lo informó hoy en una conferencia de prensa el portavoz de la
Conferencia Episcopal, Jaime Coiro, quien precisó que la indagatoria se
inició el pasado abril y, dada la investidura de Órdenes, está a cargo
del nuncio apostólico Ivo Scapolo, representante del Vaticano en el
país.
“La Nunciatura ha procurado ofrecer apoyo psicológico y
acompañamiento para las personas afectadas y ha estado en contacto con
monseñor Órdenes, quien se encuentra con permiso médico”, reza el
comunicado oficial que leyó el portavoz.
Órdenes, de 47 años, es el obispo más joven del país y dirige la
Diócesis de Iquique, una ciudad costera de unos 180.000 habitantes,
situada a 1.780 kilómetros de Santiago, en pleno desierto de Atacama.
Coiro declinó especificar la edad de la víctima porque, según dijo,
estos detalles están sujetos a la reserva de la investigación.
La información fue adelantada este martes por el diario La Tercera.
Según este rotativo, Órdenes se alejó de sus funciones en agosto pasado,
alegando un empeoramiento de su salud debido a una falla congénita al
hígado, y tras ello supuestamente habría partido a Perú.
Esta no es la primera vez que un obispo chileno es investigado por presuntos abusos sexuales.
En 2002, Francisco José Cox Huneeus, que había sido obispo de Chillán
y arzobispo de La Serena, fue apartado de la vida pastoral por
“conductas impropias” y se ordenó su reclusión en un monasterio en
Alemania.
Más recientemente, se han conocido varias denuncias que han salpicado a otras connotadas figuras de la Iglesia chilena.
Uno de ellos, Fernando Karadima, un octogenario sacerdote que formó a
cinco obispos, fue declarado por el Vaticano culpable de cometer abusos
sexuales y condenado a una vida de oración y penitencia.
Otros de los casos que más conmoción han causado son el del sacerdote
Cristián Precht, símbolo de la defensa de los derechos humanos durante
la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), y el de un conocido
sacerdote legionario de cristo de origen irlandés, John O’Reilly.
Además, una monja que dirigió el colegio de las Ursulinas fue también
acusada de abusos contra sus novicias. La religiosa falleció el pasado
julio debido a un cáncer de mama.
Ante esta oleada de casos, la Iglesia chilena ha actualizado un protocolo para investigar estas denuncias con mayor premura.
Según cifras de la Conferencia Episcopal, hasta ahora once sacerdotes
y tres religiosos han sido condenados por la justicia penal chilena, y
otros siete han recibido sentencia canónica por estos hechos.
También el Gobierno anunció en julio varias medidas para reforzar la
prevención y el combate a los abusos sexuales contra menores, tras
registrarse en los últimos meses un aumento de este tipo de denuncias,
especialmente en colegios, tanto católicos como laicos.