EL ACENTO
Por la boca muere el Evo
El presidente de Bolivia se ha descolgado con unas coplillas machistas y de un mal gusto atroz
El presidente boliviano Evo Morales, indígena e indianista, se busca
problemas, además de los que ya le procura la situación de los
discapacitados de su país, que reclaman mayor atención pública. Ya
demostró hace algún tiempo una evidente incontinencia verbal, cuando
afirmó que comer carne de pollo contribuía a que los hombres se
volvieran homosexuales, dando por sentado que eso era gravísimo. En esta
ocasión se ha descolgado con unas coplillas no solo machistas, sino de
un mal gusto atroz. En una celebración carnavalera —lo que sus fieles
podrían considerar atenuante— cantó y departió riéndoles las gracias a
los que coreaban cosas tan lamentables como: “Este presidente de buen
corazón, a las ministras les quita el calzón”, lo que sería de esperar
que provocara al menos la indignación de las afectadas. Con el resto de
coplas se podría hacer una antología del disparate, pero, para no
difundir el error más allá de lo estrictamente necesario, citaremos tan
solo otra joya del género: “Bartolina Sisa tiene mucha fama, por eso la
llevo directo a mi cama”.
Y ocurre que ese nombre es el de una organización de mujeres
indígenas leal al presidente, por lo que si nadie de entre su grey tiene
nada que decir, será que —también en Bolivia— la disciplina política es
un valor superior a la moralidad común. Otra cosa que es de lamentar.
El presidente Morales ha empeñado su obra, hasta ahora es cierto que con
el apoyo muy mayoritario del pueblo, en la recuperación de un pasado
anterior a la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI,
que se supone poco menos que idílico. Pero si ese futuro, que desearía
el presidente para el país del altiplano, va a estar amueblado con
semejante tipo de ocurrencias, lo que habrán conseguido los nuevos aires
de La Paz será preservar lo peor de las maneras occidentales, hoy ya
largamente desterradas en casi todas partes, en esa reconquista del
pasado.
Bien está —o no tanto— que Evo Morales sea mujeriego si se lo
consienten, pero de ninguna forma puede hacer gala de ello jaleando
cancioncillas ofensivas. La mujer boliviana y el buen gusto en general
se lo agradecerán.