Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

jueves, 5 de mayo de 2011

Miércoles 4 de Mayo 2011 19:31 hrs.

Osama Bin Laden

Toda oveja negra tiene un padre putativo

Pablo Jofré Leal
osama
Para una parte de la humanidad el multimillonario de origen saudí, Osama Bin Laden, es (o fue) un fanático religioso, un sádico sediento de sangre. Para otra parte de esa misma humanidad, Bin Laden representa un Mudcháhid, un guerrero contra los infieles, un héroe protegido y protector. Para quienes suelen estar en una posición menos radical, Bin Laden representa un cruel y terrorífico Frankenstein que se sublevó contra su creador.
Quién es  (o era) este hombre que despierta encono y fascinación al mismo tiempo. Quién es este multimillonario apátrida, considerado el enemigo público número 1 de los Estados Unidos y que tras 20 años de ataques a los intereses del Imperialismo Estadounidense, según su palabras “por la gracia de Dios”  parece haber encontrado la muerte a manos de aquellos mismos que propiciaron su nacimiento.
Hijo de un humilde estibador inmigrante yemení: Osama Mohamed Bin Awad Bin Laden, nació en Ryad, Arabia Saudita el año 1957. Hijo número 17 de los 52 hijos que tuvo su padre, el jeque Salem Bin Laden. Educado en los mejores colegios e institutos del mundo árabe, el año 1979 recibió su título de ingeniero por la universidad del Rey Abdul Aziz en la ciudad de Jiddah y pasó a formar parte  de la mayor empresa contratista de Arabia Saudita, que pertenece a su familia. Compañía que controla uno de los imperios económicos más grandes del mundo árabe y que parece involucrada, directa o indirectamente en operaciones financieras un tanto turbias, que le granjearon la simpatía de la administración de gobierno estadounidense. Tal fue el ejemplo del caso conocido como Irangate y la venta de armas a la contra nicaragüense, que significó armar, financiar y dotar de logística a aquellos que se oponían ya sea al régimen iraní tras la caída del Sha o contra el Ejército Popular sandinista y su revolución contra la tiranía de Somoza.
El jeque Salem Bin Laden, fundador de la compañía murió en 1983,  en un extraño accidente de aviación, al estrellarse su aparato particular en Texas, Estados Unidos, después de cerrar una serie de negocios petroleros en los cuales tenía intereses la familia Bush. Según el Diario Británico Daily  Mail, en una crónica publicada a los pocos días del atentado a las Torres Gemelas – y no desmentida -  el año 1978 el hijo mayor del jeque Salem Bin Laden fundó la compañía petrolera Arbusto Oil Company, donde contrató a James Bath, un amigo personal del ex presidente George W. Bush, como su representante en la ciudad de Houston, Texas. El ex mandatario de Estados Unidos, según informó este medio inglés, invirtió 50 mil dólares en aquella operación.
Dchihád
Volvamos al personaje que nos interesa. El joven ingeniero civil, Osama Bin Laden, abandonó muy pronto los negocios familiares, para unirse así a las fuerzas de los Mudchahides (guerreros del Islam) que combatía en una Dchihád (guerra santa)  al ejército soviético que invadió Afganistán en diciembre del año 1979. Su apoyo logístico y económico dio paso a involucrarse directamente como Comandante Guerrillero. El año 1988 forma una organización política-religiosa, con ramificaciones en la mayoría del mundo musulmán: desde Indonesia a Marruecos, desde Cachemira a Bosnia y desde Sudán a Filipinas ¿su nombre “LA BASE” o Al  Qaeda, conformada en sus inicios por tres mil hombres y mujeres convencidos del liderazgo de Bin Laden y dispuestos a encontrar el paraíso en cualquiera de las misiones que se les ordenara. Osama utilizó la empresa familiar como pantalla y entidad financiera para apoyar su lucha.
La política de alianzas establecida en la Guerra Fría no distinguía entre organizaciones y regía la máxima “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Por tanto, en la confrontación Este – Oeste, Osama Bin Laden y los movimientos islámicos, que luchaban contra las fuerzas soviéticas, recibieron todo el apoyo que la CIA estadounidense podía entregar en armas. Financiamiento, entrenamiento e información. Arabia Saudita y Paquistán eran otros componentes de la triada de apoyo a las fuerzas antisoviéticas, que proporcionaron apoyo logístico y financiero por más de 7 mil millones de dólares de la época. Al mismo tiempo se potenció uno de los principales productos de exportación que Afganistán, aún hoy puede ofrecer al mundo: El Opio, que centra a Afganistán como el principal productor y exportador de esta droga, con una producción estimada en 4 mil toneladas anuales al término de la Guerra fría y que hoy, bajo el dominio de un gobierno afín a Estados Unidos, incrementó dicha producción a las 15 mil toneladas anuales y que genera cruentos combates por el dominio de los territorios donde tal droga se cultiva.
El motivo para respaldar a los movimientos islámicos, entre ellos Al Qaeda, era claro: desestabilizar al que en ese momento era el principal enemigo: la Unión Soviética, no sólo a través de Afganistán sino que potenciando la Dchihád islámica en las ex repúblicas soviéticas de Asia central: Uzbekistán, Turkmenistán, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán, cuyas poblaciones eran mayoritariamente musulmanas. Con la caída de la ex URSSS, los Estados Unidos siguieron apoyando a los grupos radicales islámicos en una zona considerada política y económicamente estratégica, sobre todo por la presencia de enromes riquezas hidrocarburíferas: petróleo y gas, ya sea en pozos en explotación y otros por explotar. Recordemos que esa zona del mundo está surcada de gaseoductos u oleoductos, cuyo control está siendo disputado por consorcios estadounidenses, ingleses y saudíes.
Tras la retirada del ejército soviético el año 1989, Bin Laden regresa a Arabia Saudita donde es recibido como un héroe. El golpe de vista y emocional,  para el ya maduro ingeniero – formado en el rigor del combate y la experiencia religiosa vivida en las madrasas (escuelas coránicas) -  es enorme. Encuentra una sociedad saudita alejada de la Sunna  (tradición basada en los dichos y hechos del Profeta) y de la Shari´a (Ley islámica basada en los textos del Corán y del hadiz). El año 1991, al producirse la invasión de Kuwait a manos de Irak, Bin Laden comprende que oponerse al imperialismo estadounidense pasa, necesariamente, por oponerse a la monarquía saudita, que permitía en su seno la existencia de bases militares extranjeras. Para Bin Laden el que un régimen Wahabita (la rama más ortodoxa del Sunnismo) aceptara esa situación, implicaba violar la santidad de los lugares más sagrados para el mundo musulmán, situados en territorio saudí. En esta acción de oposición, Bin Laden es expulsado de Arabia Saudita y privado de su nacionalidad.
La fortuna que logró amasar le permitió encontrar refugio y apoyo político en el continente africano, específicamente en Sudán donde el gobierno militar árabe, en lucha contra los cristianos del sur recibió con beneplácito a este hombre dispuesto a donar generosamente cuantiosas cifras para combatir a los Kafir (infieles). Allí desarrolló una serie de proyectos en infraestructura vial, que acrecentaron aún más su cuantiosa fortuna. Las presiones de Estados Unidos y Arabia Saudita obligan al gobierno islámico de Sudán a expulsar a Bin Laden en 1996. Viaja a Afganistán donde es recibido en calidad de “huésped” por la guerrilla del talibán, que en ese entonces ocupaba gran parte del territorio afgano, tras siete años de guerra civil. Es allí donde Al Qaeda encontró terreno fértil donde desarrollarse, ampliar sus escuelas de entrenamiento para combatientes islámicos de todo el mundo: argelinos del GIA, filipinos de Abu Sayyaf, chechenos en pugna contra Moscú, bosnios musulmanes y albanokosovares del UCK, entre otros, recibían entrenamiento militar y educación religiosa en campos guerrilleros y madrasas.
En un interesante artículo del analista Michel Chossudovsky “Who is Ousmane Bin Laden” se presenta la engañosa singularidad respecto a que los representantes de todos los males de la sociedad actual, personificados en la flaca y barbuda figura de Osama Bin Laden siguen siendo funcionales y un instrumentos de indudable valor en la estrategia geopolítica que sigue Estados Unidos y sus satélites políticos como Inglaterra, España, Italia, entre otros, ya sea con respecto a la zona de los Balcanes, el Caúcaso y Asia central, pero también en Palestina.
Recordemos que el surgimiento y desarrollo del movimiento islámico de los Talibán no sólo obedece a los factores internos de la sociedad afgana y la radicalización de posiciones expresadas – previo a la derrota Talibán – entre las fuerzas de la Alianza del Norte y las Fuerzas del Mulá  Mohamed Omar con sede en la ciudad sagrada de Kandahar, sino que, principalmente, el apoyo recibido por parte de las fuerzas del Talibán, por los servicios de seguridad paquistaníes, que cuentan con el apoyo financiero a su vez de la propia Arabia Saudita y Estados Unidos, enmarcado todo ello en el proyecto de explotación y control total del as riquezas en hidrocarburos que posee esa zona y la construcción de un extenso y costoso gaseoducto por Paquistán y Afganistán en detrimento de Irán y Rusia. Una intríngulis que explica también el por qué era necesario acallar a cualquiera que supiese de toda esta red ¿para qué juzgarlo si se podía borra de un balazo todo el manejo de información que tenía?
Para el analista Oliver Roy la existencia del Talibán es la conjunción de la Shari´a más gaseoducto “Estados Unidos reemprendió en Afganistán la fórmula utilizada por la compañía ARAMCO en Arabia Saudita de los años treinta del siglo XX: fundamentalismo islámico, tribus y petróleo. No falta más que una testa coronada”. Tal pretensión choca o chocaba con la presencia de Osama Bin Laden en la región, de allí el interés rayano en la obsesión de sacarlo de circulación a toda  costa. La empresa Unocal estadounidense y la Saudí Delta Oil tienen mucho que ganar con la caída de las fuerzas del Talibán – o más bien con su exterminio – como también con la desaparición física de Osama Bin Laden, con el objetivo de consolidar a un gobierno “más realista a las expectativas del mundo occidental”.
Bin Laden y su organización Al Qaeda soñaban con crear la Umma (la comunidad del profeta, la nación islámica) y para ello cualquier método era válido, aunque el mismo profeta en su Hadiz (dichos y hechos del profeta que recogidos en forma de recitación forman la Sunna – la tradición -) prohíba la violencia del “esfuerzo santo” contra mujeres, niños y todo aquel que no esté armado. Bin Laden y su utopía han dañado al Islam, sin duda, y se han convertido en el brazo armado de un terrorismo que entró en el mismo juego de los que dicen combatir, un fundamentalismo a la deriva y sin dirección, carente de un proyecto político y que suele reclutar sus miembros en las masas desesperanzadas de territorios donde el imperialismo, la injusticia, la falta de democracia y participación, la carencia de servicios básicos, de derechos fundamentales es pan de cada día: en las madrasas afganas, en las aldeas rurales y empobrecidas de Argelia, en los campamentos de refugiados palestinos, en Chechenia y el rigor aplastante de la ocupación rusa,  y en el conjunto de un Oriente Medio cada vez más alejado de un proyecto político global, que no sea el seguir amparando la explotación de su recursos naturales, enriqueciendo a sus dictaduras y monarquías corruptas.
En ese marco se da el caldo de cultivo para desarrollar movimientos islámicos radicales y Estados Unidos, Japón y la Unión Europea no han hecho otra cosa que atizar el fuego de la intolerancia y la violencia que encontraron su Rasúl en la figura de Osama Bin Laden. En ese contexto para analistas como Oliver Roy “Bin Laden no es el Director de Orquesta de los movimientos radicales islamistas, sino sobre todo un formador de militantes. Que escogen a continuación su campo de acción o bien montan operaciones espectaculares y simbólicas en el marco de la organización Al Qaeda”.
Osama dejó de ser el hijo pródigo que bajo los auspicios de la CIA, del gobierno de Reagan y los órganos militares estadounidense y saudí combatían al otrora enemigo en Afganistán. Osama Bin Laden dejó de ser el hijo pródigo y pasó a convertirse en la oveja negra de un padre que hoy lo desconoce y afirma haberlo matado y arrojado al mar. Un pater familia que lo glorificó a la altura de un héroe, lo consideró un aliado y un amigo, negoció contratos petroleros millonarios con su familia, le proporcionó armas y apoyo logístico, permitió su desarrollo orgánico y que hoy, ese padre arrepentido ha tenido que cosechar en su propio territorio los frutos de una mala crianza. Incluso Frankenstein tenía un padre, que en sus distintas versiones también lo mata. En este caso el padre de Obama se llama Estados Unidos y en cualquier religión o creencia suele ser un pecado matar al hijo y luego dar su cuerpo como comida para peces.
La irrupción del terrorismo sea este de organizaciones como Al Qaeda o más elaboradas como las patrocinadas por gobiernos como el estadounidense nos debe llevar a pensar, que en esa lucha los únicos perjudicados somos aquellos que sólo miramos esta guerra de intereses. La irrupción del terrorismo con su carga de muerte y destrucción, su sentido de ubicuidad nos obliga a repensar las relaciones entre los pueblos, entre las religiones, entre sus sociedades, como la única manera de sobrevivir. El riesgo de seguir a Estados Unidos en sus aventuras disparatadas, en sus afanes de venganza como si estuviese dotado del dedo divino, son un peligro para la paz mundial, son optar por el miedo o el terror, entre morir u odiar al que piensa distinto.
Los pormenores del ataque a la casa que supuestamente habitaba Bin Laden es una mera anécdota en el análisis más estricto de lo que ha pasado en el mundo, sobre todo en la última década, en que bajo los argumentos esgrimidos por las administraciones norteamericanas, hemos tenido que seguir como un borrego domesticado a sus pasiones, sus afanes militaristas, sus odios y sus venganzas. Se ha puesto en peligro al mundo y sus pueblos, poniendo en tela de juicio el concepto mismo de justicia.
El preguntarse ¿es justo matar a un hombre en un territorio extranjero en una operación que termina con ese enemigo en el fondo del mar? Permite tener sólo dos alternativas (con ciertos bemoles cada una de ellas). Si una de ellas es SI, creo entonces que la distorsión es máxima: Si la respuesta es SI y además agregamos  alguna sentencia religiosa o una frase para el bronce quiere decir que estamos igual de desquiciados. Si la respuesta es No, podemos pensar que algo de lucidez queda en el análisis y podemos sentarnos a razonar de qué manera el mundo puede ser mejor que la barbarie que ciertas administraciones de gobierno y ciertos individuos tan erráticos y desquiciados como aquellos, nos quieren conducir. Al fin y al cabo el hijo devenido en oveja negra no hizo más que aquello que le padre le enseñó.

 

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