Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

martes, 7 de diciembre de 2010

Sería una estupidez dejar pasar la ocasión para cambiar el sistema educacional, una vez por todas. Dejémonos de diagnósticos: Carlos Peña, en su Columna del domingo 28 de noviembre del año en curso, repite una evidente verdad:
"...hay Liceos municipales para pobres, particulares subvencionados para la clase media y particulares pagados para los ricos..." Educación 2020 y a una serie más de expertos, están de acuerdo en que todo se juega, en el tema de equidad educacional, desde la sala cuna hasta el cuarto básico. Basta de acuerdos espurios - como el alboroto con distintas expresiones de alegría, tomada de manos incluida entre Carlos Larraín y Yasna Provoste, algo como el beso de Judas a Jesús - es la hora de la acción: lo que hay que hacer es evidente y lo podemos resumir en muy pocos puntos.

Como a Sebastián Piñera le gustan las metas, encarguémosle al Ministro del ramo que, en cuatro años, el 100% de los niños chilenos reciban educación preescolar desde la primera infancia hasta el cuarto año básico.

Aumento de la subvención escolar de $30.000 a $300.000; ¡Señor "Timorato", seguramente murmurará que esta suma es excesiva! Yo afirmo que se queda corta. Si Ud quiere promover igualdad de oportunidades tiene, necesariamente, que colocar a todos los chilenos en el mismo punto de partida, posteriormente podrán diferenciarse según capacidades, pero si en una carrera de cuatrocientos metros le da cien metros de ventaje a los niños ricos, es seguro que ganarán la competencia; siempre "Infante" será gerente y "Machuca" se preparará para limpiar la letrina. La subvención es la piedra de tope, el test de la blancura, donde son reprobados todos nuestros políticos; es ahí, y no en otra parte donde comprueba su inigualable cinismo; en el fondo, no tienen ninguna voluntad igualitaria; se trata de reproducir, en la educación, el repugnante Chile de los ricos y pobres.

El término radical e inmediato de la conducción de la educación por parte de los municipios. Este sistema hizo agua y, en pocos años, están terminando de hundir la educación pública, es decir, ni siquiera pésima educación para los pobres quienes, al final, su único destino será ser soldado del narcotráfico, esclavo de las drogas o podrirse en las cárceles.

Dejémonos de tonterías: es evidente que tenemos diferencias con la derecha y que no hay, en este tema, mayor posibilidad de acuerdo, pues la educación no puede continuar siendo el patio trasero del mercado, por consiguiente, el pueblo debe definir, ¡ahora!, por medio de un plebiscito si quiere una educación de mercado o un Estado docente descentralizado, "Ahoraaaaa".

Sin una escuela democrática y participativa no puede haber educación equitativa: debe promoverse el liderazgo y la participación de los directores, docentes, alumnos, padres de familia y demás estamentos de la comunidad educativa; una escuela al servicio de la comunidad y no reproductora de élites autoritarias y caducas.

Por una vez, la oposición debe mostrar la inteligencia suficiente para ubicar perfectamente dónde están los nudos elitistas y neoliberales de la propuesta del ministro Joaquín Lavín, a saber: la estupidez del "semáforo" que se envía a los padres de familia; Transformar en un fetiche las pruebas como la Simce, PSU e Inicia; las dos primeras reemplazan la educación por el adiestramiento - el alumno que desde el mes de febrero hace más ensayos de ambas, tiene asegurado el éxito - hay Liceos que centran su publicidad en un alto puntaje del Simce; por otra parte, la PSU es un pésimo predictor académico -. La prueba Inicia, que según el proyecto determinará el sueldo de los profesores egresados, no puede predecir el comportamiento del docente en aula, por lo demás, todos estos instrumentos de evaluación no dicen nada de la calidad del alumno o del profesor; hay casos de docentes maravillosos que jamás destacaron en las calificaciones académicas o en la prueba Inicia, pero tienen verdadera vocación del auténtico maestro.

La reducción de las horas de historia prefiero no comentarla que demuestra una enorme ignorancia de quienes lo proponen, y que reducen la dimensión humana a la animalidad del perpetuo presente; además, una educación con compartimentos estancos no puede sino producir unos perfectos ignaros en la Beocia latinoamericana; la tendencia de todo el pensamiento mundial es hacer la educación holística, es decir, que todos los saberes están relacionados y, por cierto, la historia provoca la curiosidad, desarrollo de las capacidades congnitivas superiores y forma ciudadanos responsables y, lo que es más importante, los textos de historia sirven de base para la comprensión lectora.

Sin embargo, hay aspectos a acoger de la propuesta presentada por el gobierno, como los $20.000.000 para los profesores que quieran jubilarse; las becas para los estudiantes de pedagogía; el concurso de los directores de escuela.

Basta de la democracia de los acuerdos, pues llegó la hora de terminar, de una vez por todas, con una educación que reproduce el asqueroso país donde "los ricos comen pan y los pobres mierda, mierda".

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