Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

sábado, 4 de diciembre de 2010

¿Corremos a “FABRICAR” otro Transantiago?

El ministro de Educación ha declarado “Las políticas de educación tienen sus frutos a largo plazo”. Entonces, ¿cuál es la razón del apresuramiento? ¿A qué correr cuando es tiempo de caminar, pensar, escuchar, analizar, proponer, “Aprender”? Ningún “honorable” parece estar molesto por esta situación. Se está comenzando a discutir en el parlamento chileno acerca de una “REFORMA EDUCACIONAL” de alcances completamente insospechados, sin reparar en que: a.- Se está haciendo a la carrera; b.- Prácticamente ningún actor participante del “Campo Educacional” es llamado a entregar su aporte; c.- No se está definiendo nada importante, solo buscando un maquillaje.

Las cosas que son realmente cruciales para un país deben hacerse de manera seria y responsable, no entre cuatro paredes y a instancias de personas que poco o nada comprenden sobre los asuntos que tratan. ¿Podemos recordar lo que los gobiernos de Lagos y Bachellet hicieron con respecto a un planteamiento de menor dimensión que el de una “REFORMA”? Transantiago, un macabro engendro de estos dos arrogantes padres, fue creado entre cuatro paredes, en total silencio, con el fin de robar el trabajo justamente a quienes sabían cómo hacer las cosas, y quienes nunca habían recibido ayuda de estos “mandamases” personajes de mala caricatura para efectuarlo. No fue un proyecto creado para hacer crecer a chile, buscando el mejor camino de su desarrollo, sino algo que a todas luces hoy se puede decir serviría únicamente para llenar a más no poder los bolsillos de unos pocos sinvergüenzas descarados e hipócritas, a los que nada les importa la gente y sus sufrimientos ocasionados por este espantoso y grotesco sistema de pérdida de tiempo, tranquilidad y recursos. ¿Aprendimos algo con todo eso? ¿Realmente lo hicimos?


Si se mira con cuidado a Transantiago, y se toman las lecciones correspondientes, entendemos que el costo a pagar por hacer las cosas tan mal es altísimo. Pero esta vez sufrirá de manera tremenda todo el país. Aun los estúpidos de siempre que se piensan de sí mismos como inmortales e intocables (por una u otra razón). Las consecuencias de crear un monstruo clase “Transantiago” en lugar de dar forma a una verdadera “REFORMA EDUCACIONAL”, son catastróficas, por decirlo de manera suave, y sus repercusiones durarán décadas. ¿Está Chile dispuesto a darse el grosero lujo de caer en una época oscurantista por propia mano, debido a imbecilidad gratuita y soberbia extrema? Es lo que ocurrirá si lo que está sucediendo en el parlamento sigue adelante. ¿O se dará a sí mismo la grandiosa oportunidad de hacer algo realmente trascendental como es el dar a luz una “REFORMA EDUCACIONAL” que nos está llamando desde hace casi ya un siglo? Hasta ahora no existe ningún involucrado que pueda mostrar las manos limpias en esto, pues tanto el Gobierno como la oposición continúan adelante con la vieja e indocta idea de las cuatro paredes, del secreto, de apartar a quienes deben dar su asesoría pues son los que realmente saben (y aquí no hablo solo del profesorado, que solo constituye un área de las múltiples que conforman el gran “Campo de la Educación”, a quienes no se debe dar más ni menos importancia de la correcta).

¿Cómo llegar a la meta de esta carrera de relevos si no hacemos las cosas como un verdadero “equipo”, con generosidad de cada participante. No debe existir en el grupo divisiones, segregaciones, menosprecios, etc., pues al ganar, todos ganan, y al perder, todos salen derrotados. Ninguno es más o menos importante en el proceso, aunque se atreva a pensar de sí mismo lo contrario, pues los hechos lo desmentirán.


Es de esperar que nos detengamos a tiempo y dejemos la locura de lado, pues un “TRANSEDUCACIÓN” no será un monstruo creado por dos prepotentes e infames presidentes como lo fue el espantoso engendro Transantiago. De ser dada a luz una aberración como esa (“TRANSEDUCACIÓN”), la nación toda pagará las consecuencias de una y otra manera, sin poder escapar o encontrar culpables externos, pues será su matriz el lugar donde se mal gestó, y desde donde salió este “Bebe de Rosemary”. Aun es tiempo y todavía está de moda la sensatez, por lo menos en algunos.


CCC
PSICOPEDAGOGO

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