Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

domingo, 5 de septiembre de 2010

LO QUE HACE FALTA EN LA COMUNA-ORQUESTA INFANTILES


Orquestas infantiles se multiplican y se comprueba que mejoran el rendimiento
Hoy existen 340 conjuntos escolares en todo el país, 70% más que hace cinco años, según la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles.
Malos resultados académicos y bajas expectativas personales obligaron el año pasado a que los directivos de la Escuela Básica San Rafael, emplazada a media hora de Talca, buscaran una alternativa extracurricular que permitiera mejorar el rendimiento. Una orquesta infantil aparecía como la mejor alternativa, ya que, según lo que habían escuchado, estas contribuían a mejorar el desempeño escolar y subir la motivación de los alumnos.
La idea pronto comenzó a materializarse y en abril pasado alrededor de 60 niños fueron examinados por profesores de la U. de Talca. Finalmente, se seleccionó a 32 escolares que aprenderían a tocar violines, violas, violoncelos y contrabajos.
"No buscamos resultados por sí mismos, sino que se logren a través de una actividad que sea significativa. Cada niño se podrá llevar a su casa un arpa o un violín, y eso es muy importante para aquellos que nunca antes habían tenido acercamiento con un instrumento", dice Miguel Angel Moraga, director de la Escuela San Rafael.
La orquesta es una de las nueve que se han creado este año en el país con aportes de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (Foji) y otros organismos. En su caso, la U. de Talca los apadrinó y están prontos a comprar sus primeros instrumentos.
Más de nueve mil alumnos, pertenecientes a 340 conjuntos musicales, participan de estas actividades extracurriculares, al amparo de colegios y municipios y bajo la tutela de la fundación. El número ha crecido 70% en cinco años.
Para muchos establecimientos, la orquesta es uno de los caminos elegidos para mejorar sus resultados. Según estudios internacionales, éstas son una de las actividades extracurriculares de mayor impacto: además de los beneficios cognitivos de la música, se suman el de ejecutarla en un conjunto, lo que favorece el desarrollo social y emocional de los niños, especialmente de los más vulnerables.
La positiva experiencia de la orquesta de Curanilahue, que logró que varios de sus alumnos se convirtiesen en los primeros profesionales de un pueblo azotado por la cesantía y la falta de oportunidades, ha motivado a la mayoría.

"Se pensó en la orquesta basado en las experiencias positivas de países europeos y el ejemplo de Curanilahue, con quienes tenemos varias similitudes, como altos índices de vulnerabilidad social, escasas oportunidades laborales y un alumnado, en general, con bajas expectativas", explica Moraga.
Por el momento, a meses de comenzar a funcionar, están logrando sus metas : los niños no han faltado a clases y la deserción ha sido mínima.
A la universidad
Según un estudio elaborado por la U. Alberto Hurtado para la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles, quienes participan regularmente en una banda aumentan en cinco décimas su promedio de notas, en comparación con aquellos niños que no tienen acercamiento con esta actividad. El promedio de notas de los primeros llega a 6.
El estudio analizó más de 290 orquestas con más de siete años de existencia e inscritas en la fundación. La asistencia a clases entre los alumnos llega al 94%; el 55% de los asistentes son mujeres y el 46% tiene entre 10 y 13 años.
Los efectos son múltiples: el aprender a tocar el violín, por ejemplo, demora más de un año, por lo que la rutina de aprender a tocarlo permite adquirir un hábito de estudio; y al tocar en un colectivo, los alumnos aprenden a respetar jerarquías, reglas y horarios, a que su trabajo impacta en el resultado conjunto, a reaccionar rápidamente ante cualquier eventualidad, etc. "Además, se genera un impacto en las familias. Los alumnos tienen el respaldo de sus hermanos y padres y ellos aprenden a dejarle un espacio exclusivo para que estudie música, a felicitarlo, etc. Eso es muy importante en familias vulnerables", dice Francisco Izquierdo, sicólogo de Foji. En resumen, un círculo virtuoso que termina impactando en la autoestima de los niños.
Bien lo saben en la Orquesta Sinfónica Juvenil de Talagante, creada en 1998 y que hoy conforman 60 alumnos, entre ocho y 22 años. La rutina de trabajo no es menor: se reúnen por dos horas cuatro veces a la semana, y en enero, de lunes a viernes.
"Partimos con alrededor de 30 escolares, luego llegamos a 60 y en los mejores momentos, hace dos años, tuvimos más de 100 niños. Algunos crecen, dejan cuarto medio y se van de la orquesta", relata Alvaro O'Ryan, su director.
Pero aún así el legado que les deja la experiencia no es menor. Los integrantes más grandes tienen en la actualidad alrededor de 24 años y la mitad ha llegado a la educación superior. Una veintena estudia carreras ligadas al arte. "Siendo un proyecto extraescolar, ha permitido que los alumnos ingresen a través de la música a la universidad", agrega O'Ryan.
Es la misma meta que tiene la Escuela San Rafael, de la Séptima Región.

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