Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

sábado, 7 de agosto de 2010

MANUEL RIESCO DIO CHARLA SOBRE LAS AFP Y LA DISCRIMINACIÓN A LAS MUJERES


Hoy,antes del análisis de la Asamblea Nacional,sobre los puntos de la negociación,el reconocido Economista Manuel Riesco,realizó una charla en la CUT, sobre el tema de las AFP,la imperiosa necesidad que estas desaparezcan y sobre la discrimicación hacia las mujeres en el actual y fracasado sistema.
"Por qué hay que terminar con las AFP y reconstruir un sistema público solidario
Se ha demostrado que:
* Transfieren a los grupos financieros el grueso de las cotizaciones
* Su promesa de solvencia con rentabilidades elevadas y estables en el largo plazo es una ilusión
* No entregan pensiones a la mayoría y las demás son inciertas, inferiores al sistema público y financiadas principalmente por el Estado
Adicionalmente:
* Discriminan severamente a las mujeres
-Las cotizaciones alcanzan para pagar buenas pensiones para todos
* Un tercio de las cotizaciones obligatorias han sido embolsadas por las AFP y Cías de seguro, mientras que el 60% de los beneficios son pagos por el fisco.
* Las elevadas rentabilidades se explican porque su existencia coincide con el largo ciclo ascendente posterior a la crisis de 1970 y a la de 1999, respectivamente.
* El diseño del sistema de pensiones discrimina a las mujeres a través de las tablas de expectativas de vida.
* Un tercio de las cotizaciones obligatorias han sido embolsadas por las AFP y Cías de seguro, mientras que el 60% de los beneficios son pagos por el fisco.
* Las elevadas rentabilidades se explican porque su existencia coincide con el largo ciclo ascendente posterior a la crisis de 1970 y a la de 1999, respectivamente.
* El diseño del sistema de pensiones discrimina a las mujeres a través de las tablas de expectativas de vida.
En el antiguo sistema público de pensiones, una mujer tiene derecho a jubilar a los 60 años, con una pensión vitalicia idéntica a la de un hombre de 65 con el mismo sueldo y número de años contribuidos. En las AFP, según la estimación del simulador disponible en AFP Provida
(www.provida.cl), una mujer de 60 años obtiene hoy un cuarto menos de pensión que un hombre de 65 con el mismo fondo acumulado. Aún si ella renuncia a su derecho a jubilar a los 60 años y espera a los 65, su pensión resulta aproximadamente un sexto inferior a la de un hombre de la misma edad e igual fondo.
Adicionalmente, las pensiones de ambos son significativamente inferiores a las que obtienen personas con sus mismos salarios y años contribuidos, pero que lograron permanecer en el sistema antiguo. Sin embargo, el daño resulta aún mayor en el caso de las mujeres. El motivo es bien conocido: al privatizarse las pensiones se modificó su fórmula de cálculo, introduciendo como factor la esperanza de vida al momento de jubilar, que antes no se consideraba. Ello dañó mucho más a las mujeres que a los hombres, aunque ambos fueron perjudicados, como se ha dicho.
Considerando los datos del promedio de la población chilena, los hombres tienen una esperanza de vida de cerca de 75 años y jubilan a los 65, es decir, su fondo debe alcanzar para 10 años. Las mujeres, en cambio viven en promedio algo más de 80 años y jubilan a los 60, es decir, su fondo de pensiones debe financiar algo más de 20 años. Si se utilizaran esos datos, las pensiones de ellas resultarían la mitad de las de ellos, al jubilar ambos a la respectiva edad legal y con el mismo fondo acumulado.
Las AFP impusieron otras tablas, basadas en la esperanza de vida de sus propios jubilados, las que son de mayores ingresos que el promedio y por lo mismo tienen una esperanza de vida considerablemente más elevada: 83 años para los hombres y 88 años las mujeres. De ese modo, consiguieron rebajar considerablemente las pensiones a ambos, puesto que el fondo debe alcanzar ahora para 18 años en el caso de los hombres y 28 años en el caso de las mujeres. Al mismo tiempo, sin embargo, aunque ellas mantienen una esperanza de cinco años más, la diferencia relativa entre hombres y mujeres se reduce, con lo cual ellas obtienen una pensión que es un cuarto menos que la de ellos, al jubilar ambos a la respectiva edad de jubilación. Causas y consecuencias de la discriminación contra las mujeres Cada persona tiene una esperanza de vida diferente. Cada grupo humano también. Sus diferencias están perfectamente cuantificadas. Por ejemplo, según el INE, las personas con enfermedades del sistema circulatorio ven reducida su esperanza de vida en 2,48 años, aquellas con males del sistema digestivo 1,45 años y así sucesivamente. Sin embargo, todas estas diferencias se pasan por alto al momento de calcular las pensiones. Excepto una: la mayor esperanza de vida de las mujeres.No es la mayor diferencia, ni mucho menos. La esperanza de vida depende mucho más del grupo} social, por ejemplo, que del género. Aunque se quejan mucho por el "stress" de su trabajo, los gerentes ciertamente viven en promedio bastante más que sus obreros. Sin embargo, esta diferencia no se contabiliza al momento de calcular sus pensiones; a ambos se aplica la misma tabla de esperanza de vida, con lo cual los segundos subsidian las pensiones de los primeros; como si no hicieran ya lo suficiente en esta materia.
Diferencias por ingreso
En Chile se dispone felizmente de buenas estadísticas y el INE ha estimado, por ejemplo, la esperanza de vida de hombres y mujeres en las 49 comunas más de cien mil habitantes.} En el antiguo sistema público de pensiones, una mujer tiene derecho a jubilar a los 60 años, con una pensión vitalicia idéntica a la de un hombre de 65 con el mismo sueldo y número de años contribuidos. En las AFP, según la estimación del simulador disponible en AFP Provida (www.provida.cl), una mujer de 60 años obtiene hoy un cuarto menos de pensión que un hombre de 65 con el mismo fondo acumulado. Aún si ella renuncia a su derecho a jubilar a los 60 años y espera a los 65, su pensión resulta aproximadamente un sexto inferior a la de un hombre de la misma edad e igual fondo.Adicionalmente, las pensiones de ambos son significativamente inferiores a las que obtienen personas con sus mismos salarios y años contribuidos, pero que lograron permanecer en el sistema antiguo. Sin embargo, el daño resulta aún mayor en el caso de las mujeres. El motivo es bien conocido: al privatizarse las pensiones se modificó su fórmula de cálculo,introduciendo como factor la esperanza de vida al momento de jubilar, que antes no se consideraba. Ello dañó mucho más a las mujeres que a los hombres, aunque ambos fueron perjudicados, como se ha dicho.
Considerando los datos del promedio de la población chilena, los hombres tienen una esperanza de vida de cerca de 75 años y jubilan a los 65, es decir, su fondo debe alcanzar para 10 años. Las mujeres, en cambio viven en promedio algo más de 80 años y jubilan a los 60, es decir, su fondo
de pensiones debe financiar algo más de 20 años. Si se utilizaran esos datos, las pensiones de
ellas resultarían la mitad de las de ellos, al jubilar ambos a la respectiva edad legal y con el mismo fondo acumulado.
Las AFP impusieron otras tablas, basadas en la esperanza de vida de sus propios jubilados, las que son de mayores ingresos que el promedio y por lo mismo tienen una esperanza de vida considerablemente más elevada: 83 años para los hombres y 88 años las mujeres. De ese modo, consiguieron rebajar considerablemente las pensiones a ambos, puesto que el fondo debe alcanzar ahora para 18 años en el caso de los hombres y 28 años en el caso de las mujeres. Al} mismo tiempo, sin embargo, aunque ellas mantienen una esperanza de cinco años más, la diferencia relativa entre hombres y mujeres se reduce, con lo cual ellas obtienen una pensión que es un cuarto menos que la de ellos, al jubilar ambos a la respectiva edad de jubilación.
La reforma reciente también discrimina a las mujeres
La reciente reforma protegió de esta discriminación a las mujeres de menores ingresos, puesto que ahora sus pensiones corren por cuenta del Estado. Sin embargo, al mismo tiempo, la reforma introdujo su propia cuota de discriminación en contra de las mujeres. Es así que sus beneficios solo están disponibles a partir de los 65 años. En otras palabras, se niegan a las mujeres durante
cinco años tras cumplir su edad legal de jubilación. Los hombres, en cambio, los obtienen desde el mismo día en que alcanzan su edad legal de jubilar. Es cierto que, por otra parte, la reforma aprobó el bono por hijo, que beneficia a las mujeres que postergan cinco años su edad de jubilación. Sin embargo, su monto resulta completamente insuficiente para paliar los daños referidos.
Conclusión
El sistema de AFP establecido por Pinochet va a terminar tarde o temprano, posiblemente antes que termine la crisis mundial en curso. Sin embargo, es probable que antes se van a ver obligados a subsanar esta injusta discriminación a que someten las mujeres, que constituyen dos tercios de los adultos mayores.
Hasta ahora ellas no se han percatado del todo, puesto que son relativamente pocas las que han jubilado con el nuevo sistema. Sin embargo, esta situación es insostenible. Constituye, de lejos, la discriminación más masiva del Estado chileno en contra de un grupo, en este caso de sus ciudadanas. Las perjudica a todas, independientemente de su posición política o social. Incluso resulta peor para las mujeres profesionales, que ganan sueldos algo mejores. Contraviene la propia Constitución chilena y toda la institucionalidad internacional que protege los derechos de las mujeres, a la cual Chile ha adherido en la mayoría de los casos. No durará por mucho tiempo.

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