Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

sábado, 21 de agosto de 2010

LAVÍN Y LA PEDAGOGÍA: UNA PROPUESTA INDECENTE CORONA EL REINADO DEL NEOLIBERALISMO CLASISTA.

LAVÍN Y LA PEDAGOGÍA: UNA PROPUESTA INDECENTE CORONA EL REINADO DEL NEOLIBERALISMO CLASISTA.

Y además favorecerá principalmente a las y los estudiantes provenientes de las clases sociales altas que estudiarán gratuitamente merced a los dineros aportados por todos los chilenos.

UNA VEZ MÁS la pedagogía, carrera docente y educación pública son puestas oficialmente en el tapete de la discusión política...y económica. En esta ocasión, el actor relevante en el nuevo strip tease fue el ministro Joaquín Lavín, quien, aprovechando su rostro de niñito de las monjas, lanzó una propuesta que ha sido recogida con alborozo por los dueños de empresas y financieras, así como también por miles de chilenos desinformados, facilistas y facilones.

Los alumnos egresados de la enseñanza media que postulen a una carrera de Pedagogía dictada por una universidad acreditada, y que en la PSU (Prueba de Selección Universitaria) obtengan un puntaje superior a los 600 puntos, podrán cursar esa carrera gratuitamente. Y quienes en la PSU obtuviesen más de 720 puntos no solo estudiarán gratuitamente sino, además, recibirán un aporte económico consistente en ochenta mil pesos cada mes. El único compromiso de los estudiantes una vez titulados sería trabajar, como mínimo, tres años en una escuela municipalizada, en un liceo de esas mismas características, o en un colegio subvencionado.

Esa es la fórmula que la derecha ha encontrado como solución mágica para el ‘problema de la educación pública'. Una solución absolutamente economicista, alejada de lo valórico y enemiga de todo aquello que pueda ser considerado apostolado profesional. ¡¡Muy propio de los sectores que adoran al neoliberalismo y al mercado, cual si estos fuesen dioses del Olimpo!! Si el mercado no lo soluciona, simplemente entonces no tiene arreglo. He ahí el ‘brillante' pensamiento de estadista que caracteriza al actual gobierno empresarial.

Es evidente que el ministro Lavín -como buen discípulo de la Universidad de Chicago y nostálgico numerario Opus Dei- le ha otorgado un severo tinte económico al problema de la educación pública, dando a entender (al país) que el intríngulis del tema se focaliza en un asunto de dineros más, dineros menos, pero a la vez saca de su manga -junto a la propuesta comentada- una nueva carta favorable al clasismo social, como veremos líneas adelante.

Resulta claro que el ministro desea capturar sectores del estudiantado que posean mejores calificaciones y rendimiento académico, a objeto de -según él, por cierto- potenciar un egreso universitario de "mejores profesores" en cuanto a la calidad docente, pero, para lograr ese objetivo traslada el costo de la educación de aquellos alumnos al bolsillo de los chilenos, ya que será el país (vale decir, todos nosotros) quien sufrague matrículas y mensualidades de cientos -o tal vez miles- de estudiantes que cursen carreras de pedagogía.

Quizá lo anterior no preocupe ni moleste a nadie en nuestro país, pues se nos invitará a aplicar la lógica del ‘costo-beneficio: Sin embargo, el ministro Lavín equivoca interesada e intencionadamente la raíz del asunto, ya que -insisto en ello- mediante el aporte de todos los chilenos por la vía de los impuestos, el gobierno empresarial entregará BECAS a los estudiantes de pedagogía, pero por ningún motivo ofrecerá MEJORES SALARIOS a los profesores que hayan egresado de esas universidades (u otras) con esos -u otros- puntajes de ingreso en la PSU.

El gobierno aliancista empresarial, en estas materias, decidió que ofrecerá becas en lugar de salarios suficientemente altos para atraer a los mejores estudiantes a optar por una profesión -y un proyecto de vida- que, en la dura y fría realidad, continuará muy distante de la calidad de vida y salarial que poseen, por ejemplo, un médico, un ingeniero, un geólogo, o un economista.

Pero hay algo más en estas propuestas ministeriales; y no se trata de cuestiones menores, por el contrario. Es indesmentible que el efecto de la medida será que un número importante de señoritas pertenecientes a enriquecidas familias estudiarán gratis a costas del resto del país. El ministro Lavín es un maestro para pasarnos gato por liebre, intentando camuflar la forma en que la derecha usa el Estado y el país y la política y la democracia a objeto de favorecer -principalmente- a los sectores ABC1, ya que la medida por él propuesta entregará educación superior gratuita a los estudiantes que pertenecen al sector socioeconómico ABC1, que son, precisamente, quienes no requieren de ‘apoyos' fiscales.

Hago mío lo que sobre este mismo tema escribió un lector en ‘Comentarios' al diario El Mercurio: ¡¡Otra vergüenza del nuevo estilo de gobernar que prometió la Alianza!!"

Es que ahí está la madre del cordero. Hacia ese blanco apuntan los dardos del supuestamente ‘apapayado' Joaquín Lavín, pues con tales medidas estaría satisfaciendo las ambiciones económicas del sector empresarial, el que regurgitará los descuentos previsionales de sus trabajadores para invertirlos en el nuevo y sólidamente seguro negocio: las carreras de pedagogía en universidades acreditadas, carreras por cierto avaladas y ‘pagadas' por el Estado, pero en las que se inscribirán -mayoritariamente- muchas hijas e hijos de esos mismos financistas y especuladores que conforman la crème de la crème de este gobierno empresarial, donde las cucarachas economicistas llevan el pandero.

Joaquín Lavín es un pillín de siete suelas. Con el dinero de la tan mentada y controvertida ‘clase media', el gobierno derechista pretende financiar los estudios de algunas chiquillas y muchachos de la clase alta nacional, pues está muy claro entender que resultados por sobre los 600 y 700 puntos en la PSU pueden ser obtenidos, mayoritariamente, por alumnos egresados de colegios ‘caros'...y ellos son quienes recibirán entonces los beneficios de la tan publicitada ‘gratuidad' que habremos de financiar nosotros, los ‘no ricos'.

Lo anterior no es un disparo al aire ni son palabras declaradas por boca de ganso, ya que es un hecho de la causa neoliberal que no bien el Estado invierte y avala a ciudadanos en algún sector del mercado, la empresa privada tiende -casi como reflejo condicionado- a elevar considerablemente en ese mismo sector las tasas económicas para aquellos que no han sido privilegiados por el fisco. Ergo: los alumnos que ingresen a estudiar una carrera de pedagogía y que hayan obtenido menos de 600 puntos en la PSU -en el supuesto, obvio, que haya vacantes de matrículas- deberán cancelar mensualidades muchísimo más altas que las actuales.

Mientras tanto, el verdadero problema, el de fondo, continuará sin solución: los profesores -normales o ‘estrellas'- que permanezcan laborando en la ‘educación pública' seguirán percibiendo salarios bajos, y la muy conocida "cadena de la pobreza y de la ineficiencia" aumentará el grosor de sus eslabones, beneficiando el aumento de la brecha económica e incrementando el clasismo social.

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