A treinta y ocho
años de que se gestara la denominada "deuda histórica" miles de docentes
jubilados aún siguen luchando para que el Estado les reconozca y
repare. Muchos de ellos sobreviven con lo mínimo, otros han fallecido
esperando.
Montserrat Rollano
Domingo 25 de noviembre 2018 16:18 hrs.
Desde hace doce años un grupo de profesores jubilados –la mayoría de ellos mujeres- se reúne todos los jueves frente a La Moneda para recordar, incansablemente, a los gobiernos la existencia de la llamada “deuda histórica”.
Fue en 1981 cuando se estableció un reajuste de hasta un 90% de
sueldo base para todos los funcionarios públicos. Luego del traspaso de
los liceos y las escuelas a los municipios, dicho reajuste fue
desconocido por los nuevos sostenedores, afectando significativamente no
sólo sus sueldos, sino que sus futuras pensiones.
En total son más de setenta mil los docentes que se vieron afectados
con esta deuda que el Ejecutivo se ha negado a reconocer a través de los
sucesivos gobiernos desde el regreso a la democracia.
Esto ha motivado cientos de manifestaciones, marchas y exposiciones a
nivel internacional. También sesiones especiales y proyectos de
resoluciones de la Cámara de Diputados, como el del pasado 19 de octubre
que pidió al Ejecutivo incluir la “deuda histórica” en la glosa presupuestaria 2019.
Pero también, esta situación se ha expresado en el deterioro
económico de miles de ex profesores, muchos de ellos teniendo que
recurrir a la ayuda de algún familiar para poder sobrevivir. Otros,
simplemente sumidos en la soledad y la pobreza.
Así lo relata Patricia Muñoz, dirigenta del Magisterio, quien cuenta que existen pensionados que reciben 90 o 100 mil pesos mensuales. “Gente
casi en situación de calle, gente a la que el Colegio de Profesores
siempre le da un apoyo, pero para la situación de ellos nunca nada es
suficiente, tenemos gente a la que tenemos que ayudar a buscar casa,
gente muy sola. Nos ha caído encima la pobreza y de regalo más encima la
soledad, yo a veces escucho situaciones de vida y salgo enferma”, expresó.
Sin embargo, esto no es obstáculo para que se sigan juntando todas
las semanas, generando no sólo una red de apoyo muchas veces inexistente
en su núcleo familiar, sino también, compañía.
“Ellos quisieron derrotarnos, humillarnos, pero esto a nosotros nos
ha servido mucho porque hemos socializado entre nosotros, es un punto de
encuentro. Nosotros tenemos colegas que son solas y la única
distracción que tienen es venir los jueves aquí a estar con nosotros y
conversan y cantan, estamos muy unidos” relata Patricia Garzo, profesora
normalista quien además carga con el hecho de ser exonerada política.
Con todo, Patricia no pierde las esperanzas: “No podemos bajar los
brazos porque ya llevamos doce años. Algún gobierno tendrá que
sensibilizarse, algún presidente (…) todas las colegas que estamos aquí
tenemos esperanza, sino ya nos habríamos ido para la casa” dice.
Morir esperando “justicia y reparación”
Si bien ningún gobierno, desde 1990 a la fecha ha reconocido de
manera formal la deuda histórica, durante el último periodo presidencial
de Michelle Bachelet se produjo quizás, el mayor avance en esa línea.
La, en ese entonces, ministra de Educación, Adriana Delpiano, elaboró
un catastro de los afectados el que cifraba en cerca de 76 mil
docentes.
Para el Magisterio el documento fue considerado como un
“reconocimiento” de la deuda, la que, a estas alturas, no esperan que se
salde de manera íntegra, sino que se realice justicia y reparación.
Sin embargo, muchos de los docentes afectados han ido falleciendo a
la espera de que se salde de alguna forma, la “deuda histórica”.
Por esta razón, junto con exigir lo que el Estado les adeuda, también
se dan los espacios para recordar uno a uno los maestros que han
fallecido esperando, como Irma Rojas, quien murió hace sólo un par de
meses. A ella, se suman, según cifras del Ejecutivo, más de 14 mil
docentes que esperaron hasta sus últimos días que se les reconociera lo
que ellos consideran, es un derecho.
Uno de los rostros emblemáticos de la lucha por el reconocimiento y
pago de la deuda histórica es Yolanda Cortés, quien cuenta que vive con
su hermana menor, “ella me da todo, no me deja ni siquiera comprar un pan” dice.
Acompañada por más de una decena de profesores y profesoras
jubiladas, Yolanda baila todas las semanas al ritmo de las variadas
canciones que tiene el grupo, “tenemos hasta un cancionero” cuenta una
de las asistentes.
A sus ochenta y nueve años, Yolanda asegura que no dejará de exigir una justa reparación por parte del Estado chileno. “Uno
tiene que luchar hasta que tengamos fuerzas y voy a seguir hasta que
muera o hasta que nos paguen, una de las dos” señala entre risas.
Una luz de esperanza
Hace un par de semanas, la Cámara de Diputados reconoció por segunda
vez la existencia de la “deuda histórica”. En el marco de una sesión
especial donde se analizó el tema, los diputados presentes en la Sala
votaron de forma unánime los proyectos de resolución que instaban al
Ejecutivo a conformar una comisión para buscar mecanismos de reparación a
los docentes así como establecer, mediante el Presupuesto del próximo
año, un ítem tendiente a reparar a los profesores.
Si bien tanto estas acciones, como el reconocimiento de la deuda
histórica que el Legislativo otorgó hace algunos años, no representan
ninguna obligación para el Gobierno, desde el gremio docente lo ven como
una señal que permitirá reactivar la causa que mantienen en la
Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Para el presidente del Magisterio, Mario Aguilar, ese día se marcó un
nuevo hito en la reivindicación por el reconocimiento de este
derecho: “Creo que se demostró absolutamente que hay un apoyo
transversal a nuestra demanda por la deuda histórica” señaló.
Además aprovechó de criticar a la actual administración por rechazar
la existencia de esta deuda, luego que bajo el gobierno de Michelle
Bachelet se realizara un listado con los afectados
“La postura que ha tenido el Gobierno, de señalar que la deuda histórica no existe, es ridícula (…) de todos los parlamentarios no hubo uno solo que desconociera su existencia” expresó.
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