La
demanda interpuesta por la familia se dio luego que el Colegio Alemán
de Puerto Varas decidiera que el niño no fuera promovido de kínder a
primero básico por razones que la Corte Suprema desestimó. Con este
fallo, pionero en la aplicación de la Ley Antidiscriminación -conocida
como Ley Zamudio-, se ha establecido que el Colegio discriminó
arbitrariamente y deberá pagar una multa, en lo que para familiares es
un precedente para que otras personas que han pasado por tal situación
se atrevan a denunciar y que otros establecimientos educacionales no
cometan las mismas acciones discriminatorias.
(Imagen de referencia).
Felices
y aliviados. Así se manifestaron José Luis García-Huidobro y Susana
Reidel tras el fallo de la Corte Suprema que condenó al Colegio Alemán
de Puerto Varas por trato discriminatorio y arbitrario en contra de su
hijo con Síndrome de Down.
¿En qué consistió la discriminación? El
establecimiento no habría querido promover al niño de kínder a primero
básico por ser Síndrome de Down, por lo que deberá pagar una multa al
respecto.
Para Susana Reidel, esta sentencia “ayuda a palear en
alguna medida todo el daño que se nos ha causado como familia. Esperamos
de corazón que ayude a que cada vez sean menos los que discriminan a
niños y niñas con cualquier discapacidad”.
La demanda fue
interpuesta por el abogado Jaime Madariaga, quien señaló que “es la
Corte Suprema la que sienta una importante y clara jurisprudencia en
contra de la discriminación, con la particular relevancia de que se
refiere a una materia tan sensible como es la educación de los niños y
niñas con necesidades educativas especiales”.
Madariaga agregó que
este fallo “se trata de algo tan simple, pero a veces tan difícil a la
vez: que a las personas con discapacidad se les trate con la misma
dignidad que a todos los seres humanos. Ni más ni menos”.
Para
José Luis García-Huidrobro, padre del niño, este fallo viene a ponerle
un punto final a este proceso de dos años, “asociado a costos
personales, sociales y familiares”, pero que “ayuda a que nuestros hijos
aprendan que hay que luchar por los atropellos a las personas, ayuda a
entender que vivimos en una sociedad egoísta, centrada en unos ‘valores’
que no todos compartimos y que a través de algunos los colegios se
intentan imponer segregando a las personas, especialmente en los
colegios de ‘elite’ de este macabro país que estamos construyendo, pero
que debemos cambiar”.
El fallo se basó además en diversos tratados
internacionales de Derechos Humanos, en particular de la Convención de
las Naciones Unidas Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y
en la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas
de Discriminación contra las Personas con Discapacidad.
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