La
mañana gris en Valparaíso deja caer su cortina de vaguada costera
impidiendo ver el mar, Brisa apura los pasos, quedan pocos minutos para
iniciar sus clases en el Liceo Pedro Montt en Cerro Alegre, donde cursa
primero medio. El frío matinal no le molesta, sus cinco meses en Chile
la tienen contenta y su liceo más que feliz.
Brisa Canto llegó a Chile junto a sus padres y hermanos, procedente
de Mendoza. Decidieron dejar Argentina buscando mejor calidad de vida y
mejores opciones de trabajo. Brisa es la mayor de tres hermanos, ama la
fotografía y sueña con ser veterinaria.
Apura su caminata por Cerro Alegre, son pocas cuadras las que la
separan de su Liceo pero suficientes para ver ese instante en que la
vaguada se empieza a levantar y reluce el mar de otoño en la bahía. Esa
postal es algo que le encanta a Brisa, “Valparaíso es una ciudad
hermosa, así como mi liceo que tiene una arquitectura impresionante. Yo
antes estudiaba en un colegio gris, sin vida. Asi que cuando llegué acá
quedé muy impresionada”.
A poco de llegar al Liceo se va encontrando con varios de sus
compañeros que también viven cerca y caminan diariamente cerro abajo
para llegar a su lugar de estudio.
“En estas últimas semanas he hecho más amigos y amigas, eso me tiene
súper contenta y además he aprendido más de la historia de mi liceo,
pero lo que me tiene más feliz es que estoy aprendiendo de fotografía y
cine”.
Brisa explica esta pasión por la fotografía poco antes de ingresar
junto a compañeros y compañeras a una sesión más del taller de cine “Mi
Documental” que está impartiendo el Festival Internacional de Cine Ojo
de Pescado en su Liceo. Es primera vez que en los más de 90 años de
existencia del plantel educativo se dicta, de manera exitosa, un taller
de este tipo.
Un liceo estigmatizado
El Liceo Pedro Montt remonta su fundación a 1920, año en que nació
albergando a la Escuela Superior de Hombres Pedro Montt, en 1986 se
transformó en Liceo y el año 2012 fue declarado Monumento Histórico
Nacional. No obstante sus más de noventa años de historia, cierto
estigma recorre los pasillos del Liceo, su baja matrícula y alta
rotación de estudiantes es algo que la Corporación Municipal de
Educación busca revertir, es por eso que buscando estimular los
aprendizajes, están explorando la educación artística como opción
pedagógica.
“La educación artística es un elemento, en particular en el Liceo
Pedro Montt, que constituye una metodología de aprendizaje. Para
nosotros es muy importante empezar a mirar la pedagogía desde otra
perspectiva en este caso cercana al arte", precisa Silvana Sáez,
directora de Educación de la Corporación Municipal de Valparaíso.
"Que los mismos estudiantes puedan desarrollar actividades que
involucren lo audiovisual va a marcar un antes y un después en cómo ven
la realidad. El Festival de Cine Ojo de Pescado ha ido ajustando
metodologías que van nutriendo propuestas que resultan cercanas para los
estudiantes, brindar estos contextos es valioso porque permite
fortalecer la vinculación con otros y amplía las posibilidades de
desarrollo de talentos", añade.
Para Sáez hay que empezar a mirar el curriculum de manera más
flexible. Por eso en el Liceo Pedro Montt están intencionando que se
convierta en un Liceo de mediación artística.
"El arte es una forma también de hacer ciudadanía, sobre todo en
niños y jóvenes que a través del arte y el cine pueden expresarse y ser
protagonistas de sus historias”, agrega.
130 talleres en todo Chile
“He estado participando en el taller de Ojo de Pescado, hemos
trabajado con las cámaras, hemos traducido varias ideas y hemos salido a
recorrer con las cámaras. La experiencia me parece divertida, muy
buena, porque hemos salido a grabar, hemos salido a conocer personas,
grabado espacios y sacar muchas fotos también”, detalla Brisa luego de
haber trabajado muy concentrada como camarógrafa en unas entrevistas de
lo que será su primer documental.
Ojo de Pescado está impartiendo este año más de 130 talleres de cine
por Chile. Uno de ellos es que el se está dictando por primera vez en el
Liceo Pedro Montt. Estos talleres tienen como resultado cortometrajes
que son realizados íntegramente por niños, niñas y jóvenes asistentes.
“Mi Documental” es un taller que es parte de las actividades del Sexto
Festival de Cine Ojo de Pescado, que cuenta con financiamiento del Fondo
de Fomento Audiovisual del Consejo Nacional de la Cultura.
Alejandra Fritis Zapata, directora de Ojo de Pescado explica que,
“desde los inicios, Ojo de Pescado ha tenido como objetivo promover la
apreciación y creación de cine documental en niños, niñas y jóvenes,
porque es un género que permite que conozcan y utilicen el lenguaje del
cine como un medio para observar y representar sus realidades".
Por eso, ya llevan cuatro talleres de realización documental en
Valparaíso, en que destacados documentalistas chilenos han compartido
sus formas de creación con jóvenes que se inician en este arte.
Los jóvenes participantes suelen contar cómo, después de este
proceso, comienzan a observar su entorno de una manera distinta, hacen
de la observación por medio de la imagen y el sonido una práctica
cotidiana y, además, empiezan a ver el cine y la televisión, sobretodo
de no-ficción, con una óptica más analítica y crítica.
"Lo mismo sucede hoy en el taller 'Mi Documental' en el Liceo Pedro
Montt, donde un grupo de jóvenes ha podido reinterpretar por medio del
cine, el espacio habitual del liceo, el trayecto desde y hacia sus casas
y a la ciudad de Valparaíso, como un escenario de encuentros y
contrastes, asegura”
Justamente en este taller el desafío ha sido interesante, porque los
mismos estudiantes debieron definir qué historia contarían en su
cortometraje documental.
“Queremos contar parte de la historia del Liceo, conocer si la gente
lleva más años acá, entrevistar para conocer más de lo que está adentro.
Hacer entrevistas, conocer más gente, ex alumnos, grabar a la gente que
conocemos. A mí me gusta mucho la fotografía, por eso me metí al
taller, conocer las cámaras, cómo manejarlas, cómo hacer el foco”,
detalla Brisa.
Esta forma distinta de aprender tiene a todo el equipo del taller “Mi
Documental”, con un entusiasmo que hace años no se veía en esta
comunidad educativa.
Pérdida de identidad
Daniel Bech Miranda, es vocero y delegado del centro de estudiantes
del Liceo, cursa cuarto medio y no dudó un segundo en inscribirse en el
taller. Tiene muy claro que en “los últimos años se ha perdido un poco
la identidad el Liceo, como también sus alumnos, con este taller de cine
estamos haciendo que los estudiantes se comprometan más con su Liceo,
con su establecimiento, porque al final el Liceo lo hacemos todos. Tomé
la oportunidad de hacer este taller porque lo encontré algo nuevo e
interesante, y como a mi y mis compañeros gusta el ámbito audiovisual,
decidimos inscribirnos en el taller”.
Daniel toma la claqueta y va guiando cada toma, muy concentrado
escuchando con atención las declaraciones que van surgiendo a medida que
entrevistan a profesores y ex alumnos.
“Cuando me inscribí en el taller me imaginé que iba a ser una
producción genial, y ha sido así, porque hay micrófonos, hay cámara
buenas, porque uno piensa una cámara, que sólo es un micrófono, pero
igual es complejo lograr que todo eso trabaje en conjunto al mismo
tiempo y que se coordine, la coordinación igual es compleja. Me gusta
expresarme, y como soy un poco tímido, la cámara igual me ayuda a
expresar lo que uno siente, como uno ve las cosas, la opinión, un punto
de vista. Esta es una experiencia genial y nunca la voy a olvidar”,
indica.
Toda esta convicción que expresa Daniel la confirma Suany Bruna
López, directora del Liceo Pedro Montt, que detalla que el cine permite
la convergencia de aprendizajes y enseñar de una manera distinta.
“Queremos potenciar y desarrollar integralmente a nuestros
estudiantes, el cine favorece el pensamiento crítico, lleva al alumno a
un cuestionamiento crítico que no se da en las clases de educación
regular, el trabajo de equipo en el cine permite crear un entramado de
ideas, opiniones y conocimientos. Aprendizaje colaborativo y co
existencia con el otro es lo que nos permite abordar esta metodología de
trabajo que propicia una formación ciudadana distinta en que los
estudiantes se apropian de su espacio en el Liceo y aprenden del género
documental”.
Javiera Santelices, al igual que Brisa, llegó este año a vivir a
Valparaíso, junto a su familia decidieron dejar el frenético ritmo de
vida de Santiago. Cursa cuarto medio y considera un regalo de la vida
haber llegado al Liceo Pedro Montt, ya no toma más metro ni debe usar
dos horas diarias de su día para transportarse, cinco cuadras la separan
del Liceo, contempla el mar a diario y se siente tranquila.
Sonriente y con brillo en sus ojos, detalla que “la experiencia me ha
parecido súper entretenida y motivante porque yo quiero estudiar cine.
Me gusta harto el tema audiovisual. Yo estoy metida en ese tema porque
me gusta la fotografía y este taller me ha servido para aprender más
sobre poder usar la cámara, poder estar de camarógrafa que es lo que me
gusta a mí para poder mostrar mi mirada de las cosas.”
Javiera ha confirmado su vocación y anhela lograr estudiar cine y
permanecer en Valparaíso. Acomoda sus lentes, toma su cabello y toma
posición frente a la cámara. Es día de intensas grabaciones de
entrevistas, están todos atentos y concentrados porque ya van viendo
cómo toma forma el corto documental que presentará parte de la historia
del liceo.
Benjamín Flores tambien es parte del taller, cursa primero medio y es
de los inquietos del equipo, pero al momento de tomar la cámara su
actitud es de total concentración, señala con mucho entusiasmo que
“vamos a hablar en el documental de la posibilidad de que le cambien el
nombre al Liceo, y de la historia que saben los profesores del liceo.
Hacer estos talleres es importante porque uno aprende a trabajar en
equipo y la posibilidad de hacer un corto es buena para que la gente
sepa que no venimos acá a hacer nada, que venimos a estudiar y ahora
hacer cine”.
Ayuda de profesionales
Los anchos pasillos con brillantes baldosas de ajedrez en color
granate del Liceo Pedro Montt son silenciosos testigos del meticuloso
trabajo de los ocho estudiantes que están completando las doce sesiones
de trabajo en el taller documental: Benjamín, Cristóbal, Brisa, Jeremy,
Brandon, Ricardo, Javiera y Daniel, todos bajo la guía de dos destacados
profesionales del cine, Paulina Costa, directora y productora de Cine y
TV, y Roberto Baeza, realizador audiovisual y montajista.
Avanza la tarde y el balance es positivo. Se han grabado todas las
entrevistas programadas. Es momento de revisar todo el material y
sumergirse en lo que será la post producción. Una sala aledaña a la
oficina de la directora concentra todos los equipos. Entre trípodes,
cámaras y computadores los estudiantes sonríen. Acaban de terminar una
entrevista a un profesor que les cantó el himno del plantel a capela y
todos siguen emocionados.
“Hemos visto fortalecido el sentido de identidad porque se había
invisibilizado el sentido patrominial del Liceo, este taller ha
permitido generar conciencia sobre el entorno que les es propio. Se han
re encontrado con su espacio. Desde marzo a esta fecha hemos visto un
cambio radical en el comportamiento de nuestros estudiantes”, explica la
directora que también se muestra emocionada.
En su reflexión sobre considerar al cine como componente de calidad
en la nueva educación pública indica que “como disciplina el cine
debería estar siempre presente en el curriculum educativo, porque
desarrolla pensamiento crítico, la comprensión, el vocabulario,
funciones cognitivas de base, es un medio de representación transversal
que integra todas las dimensiones del ser humano”.
Es enfática en insistir en la importancia de que sus estudiantes
estén realizando el taller, porque esto “marca un hito en el liceo, hay
un antes y un después consciente, los estudiantes se han ido dando
cuenta de eso, de que debemos generar sentido de identidad para trabajar
en equipo, así que tenemos altas expectativas sobre el corto documental
que están grabando”.
Termina la jornada, el sol de otoño sigue tibio sobre un Valparaíso
que confunde el azul del cielo con su radiante mar. Los estudiantes
integrantes del taller inician su retorno a casa.
Cada uno toma su camino, su escalera, su quebrada. Van contemplando a
Valparaíso en planos diversos, mirando como si hubiese diafragma en sus
ojos, algunos van haciendo montaje en sus cabezas, otros como Brisa
apuran el paso para llegar a casa a manipular la cámara y repasar lo
aprendido, Javiera hace crecer su sueño de estudiar cine, Daniel tratará
de decidir si estudiará cine o inglés o ambas cosas como terminó
confesando y Benjamín inquieto y sonriente agradece poder aprender tanto
y de manera tan entretenida.
¿Cine para cambiar el mundo? Al menos en el Liceo Pedro Montt mucho de eso sí está pasando.
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