por María José Navarrete 3 noviembre 2016
Este año los
recursos para educación aumentaron un 6,2%, sin embargo, de los montos
destinados a educación superior, un 41% irá a la banca privada, asegura
el análisis de Educación 2020. Esto se traduce que de los USD 2.955
totales destinados a este nivel, USD 1.215 se gastarán en “compra de
títulos” y “amortización de la deuda”, es decir, al pago de carteras
morosas del CAE.
“Si bien el CAE será reformado, en concreto es un fracaso, una
pérdida de plata para el Estado”, dice Ariel Ramos, investigador de
Política Educativa de Educación 2020.
Para la gratuidad se destinará un monto menor -USD 1.116- y para la
Fundación esto es un problema, ya que la ley de gratuidad “aparece a
merced de discusiones presupuestarias, en vez de ser una política de
Estado”.
Otra problemática que reconocieron en el estudio es la rotación de
los recursos asignados, especialmente en el nivel escolar. Por ejemplo,
en el programa de perfeccionamiento para profesionales de la educación
hay un aumento de USD 1,2 millones o el de acceso a la educación
superior tiene una subida de USD 3,7 millones, sin embargo los recursos
se bajan en otros ítems como el Fondo de Apoyo a la Educación Pública
con USD 14,6 millones menos, el de mejoramiento para infraestructura
-con USD 11,2 millones menos- y el mejoramiento de la calidad, en el que
se disminuyeron los recursos en USD 9 millones.
Desde educación 2020 también aseguran que esta rotación de recursos
ocurre en la carrera docente. Por ejemplo, los recursos del nuevo ítem
de “asignación por alta vulnerabilidad”, provienen de reasignaciones de
otras partidas similares como el concepto de “asignación por desempeño
difícil”.
Además hay áreas en las que se prometieron cierta cantidad de
recursos pero que en la práctica se entregaron menos. Como el caso de la
subvención de escolaridad que se comprometieron USD 150 pero que en la
glosa presupuestaria solo hay USD 72 millones. O en la “asignación por
tramos de desarrollo profesional”, donde se anunciaron USD 47 millones,
pero que en la práctica aparecen USD 33 millones. “La pregunta es de
dónde saldrá la diferencia de esos recursos”, critica Ramos.
En educación inicial, pese a que se aumentaron los recursos en un
10,5% -que se destinan a la subvención para la Fundación Integra y la
Junji- en Educación 2020 afirman que no consideran aspectos como la
preparación de educadoras y el aumento de parvularias por cada niño o
niña. “Esta etapa es sensible y ofrecer educación de mala calidad puede
causar más daño que no tenerla”, opina el investigador.
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