por María Belén Medina y Alejandra Carmona 23 septiembre 2016
Lo
que más les molesta a los trabajadores de los colegios vinculados a los
Legionarios de Cristo, es la incoherencia. Que después de la denuncia
en su contra, el cura John O’Reilly cumpliera su libertad vigilada en
una mansión de amplios jardines, piscinas e incluso una cancha de tenis
y, cada vez que ellos emprenden una negociación colectiva, no exista más
que evasivas de vuelta.
Es lo que reclama el
sindicato de la Fundación Mano Amiga, uno de los brazos a través de los
cuales la legión hace "caridad cristiana" y se vincula a cuatro
establecimientos educacionales.
El sindicato de la
Fundación Mano Amiga se formó el 2014 y, tras una huelga y pancartas
fuera del colegio, la directiva de la institución se sentó a
dialogar. Waldo Delgado, presidente de este sindicato, señala que la
última negociación colectiva –iniciada el 16 de agosto– "marca el
estilo" con el que se ha desarrollado la relación entre los Legionarios
de Cristo y sus sindicatos.
"Nosotros pedíamos 2.500
pesos para almuerzo y 1.500 para movilización", cuenta Delgado. La
demanda también incluía un aumento de sueldo del 10% –el promedio de
remuneraciones es de 450 mil pesos–, aguinaldo para las fiestas y cajas
con mercancías. Pero lo obtenido fue: 500 pesos para colación, 400 pesos
para movilización, un aumento del 0,7% del sueldo, sin aguinaldos y
"una caja de mercancías al año y sin valorizar, que es sacada de las
donaciones para gente en situación vulnerable", relata.
El 16 de agosto pasado,
comenzó la segunda negociación de este sindicato, en la que solo
obtuvieron una carta que advierte la incorporación fuera de plazo de
tres trabajadores y como primer ítem expone "la situación del mercado y
del país", con proyecciones del IPC y posibles coletazos de la "Reforma
Educacional", junto con señalar que uno de los colegios de la fundación
había entrado al "sistema de gratuidad". La carta, firmada por Pierre
Santander, Verónica Gallegos y Bernardita Salazar, asegura que
actualmente se encuentran en una "incertidumbre respecto de los ingresos
futuros del colegio".
La experiencia del Cumbres
La Legión de Cristo cuenta
en Santiago con los colegios Cumbres en Las Condes, Everest en La
Dehesa, Highlands en Colina y el Instituto Zambrano en Santiago Centro.
En Buin dirige el colegio San Isidro, asimismo el colegio Los Maitenes
en Melipilla y en Rancagua el colegio La Cruz, además de la universidad
Finis Terrae en Santiago.
"En el área de la caridad
cristiana y de la promoción social", como ellos la llaman, los miembros
del Regnum Christi –movimiento religioso que alberga a la Congregación–,
con la asesoría de la Legión de Cristo, se encargan de llevar adelante
la Fundación Mano Amiga, institución que dirige obras de caridad
cristiana, además de los colegios Mano Amiga de Recoleta, Santa Teresa
de Los Andes en La Pincoya y Mano Amiga en Colina. También el colegio
Fernández León en Llolleo (Quinta Región). De todos esos centros, seis
están agrupados en sindicatos. El Cumbres tiene 108 socios; el Everest,
180; la Finis Terrae, 180; Cima –empresa que nutre de artículos de
librería a las instituciones eduacionales–, 8 y el Highlands, que se
constituyó hace dos semanas, cuenta con 14 miembros.
A fines del año 2014, uno
de los colegios más requeridos por parte de la élite, el Cumbres, vivió
una de las negociaciones colectivas más desesperanzadas para los
trabajadores. El petitorio incluía un aumento real de 8% para profesores
y 10% para administrativos; bonificaciones por jefatura de curso,
antigüedad y grado académico; indemnización por años de servicio en caso
de retiro voluntario y un premio de $50 mil a todos los trabajadores de
haber mejoras en los resultados del Simce y la PSU respecto del año
anterior, entre otros puntos. Sin embargo, los trabajadores sintieron un
portazo en la cara.
Respecto a los $500 pesos como bono de alimentación, desde la Fundación señalaron que ella "está abierta a ver posibilidades de solución para las aspiraciones de nuestros trabajadores, pero es necesario reconocer que pasamos por momentos difíciles en términos financieros, debido a la disminución de los aportes de privados y empresas. Para graficar con mayor precisión el déficit que vivimos, los alumnos de 6º y 7º básico del Colegio Santa María de Guadalupe, ubicado en Colina, tienen clases en contenedores porque no tenemos los recursos suficientes para construir las salas", aseguran.
“Negociamos con una pistola
sobre la mesa. El colegio inscribió una lista de 120 empleados fieles,
el último día de la negociación colectiva, que se adhirió a nuestra
negociación, con el fin de bloquear cualquier acción de fuerza, como una
huelga. La ley dice que en una negociación puedes recibir adherentes
que no son socios del sindicato y existe la obligación de recibirlos
para no discriminar”, explicaba entonces Luis Fuentealba, presidente del
sindicato.
En ese tiempo los
trabajadores vivieron malas prácticas laborales, como asimismo
discriminación y prácticas antisindicales. Una de las pruebas de ello es
que la Corte de Apelaciones de Santiago, hace dos semanas, falló en
favor de un trabajador que fue despedido por "discriminación sindical",
un año después de la negociación de 2014. "Después de esa complicada
negociación se cambió la dirección del colegio Cumbres y este año no
hemos tenido mayores invonvenientes", asegura Fuentealba.
A pesar de ello, las cosas
en términos globales no parecen cambiar para todos los sindicatos. El
presidente de la Federación de sindicatos de Instituciones de Educación
Católica –que agrupa a los colegios y la universidad Finis Terrae–,
Horacio Hevia, tenía un puesto clave como jefe de desarrollo web de la
universidad, una de las instituciones del Movimiento Regnum Christi; sin
embargo, a principios de junio debió denunciar ante la Inspección del
Trabajo prácticas antisindicales. Según cuenta, despidieron a gente de
su equipo, lo cambiaron de funciones y le ofrecieron plata para
abandonar su cargo.
"La dirección del Trabajo
determinó que había vulneración de derechos. Fuimos a una mediación y
volví a mi puesto, aunque sin responsabilidades", cuenta Hevia, quien
además detalla: "Incluso me lo dijeron en RR.HH, que mi trabajo era
clave y no era compatible con una negociación colectiva", esto, porque
Hevia manejaba todas las claves web de la institución.
El Mostrador
consultó a Regnum Christi respecto a las críticas de los trabajadores y
la respuesta provino de la Fundación Mano Amiga, desde donde señalaron
que actualmente están iniciando un proceso de negociación colectiva con
el sindicato; el segundo de su historia.
"El primero fue hace dos
años, momento en el que se llegó a total acuerdo entre las partes,
logrando beneficios como bono de colación para nuestros trabajadores.
Por esta razón, no correspondería hablar de un conflicto propiamente
tal, sino más bien de un proceso natural amparado por la Ley Nº 19.069,
el que esperamos termine a total conformidad de ambas partes. Como
comentamos anteriormente, nuestros ingresos dependen exclusivamente de
terceros (Estado y privados) y, al pasar por una desaceleración
económica como la que estamos viviendo en Chile, se afectan de manera
drástica los ingresos que recibe la fundación, y por lo tanto los
recursos con los que cuentan los colegios Mano Amiga", señalan.
Respecto a los $500 pesos
como bono de alimentación, desde la Fundación señalaron que ella "está
abierta a ver posibilidades de solución para las aspiraciones de
nuestros trabajadores, pero es necesario reconocer que pasamos por
momentos difíciles en términos financieros, debido a la disminución de
los aportes de privados y empresas. Para graficar con mayor precisión el
déficit que vivimos, los alumnos de 6º y 7º básico del Colegio Santa
María de Guadalupe, ubicado en Colina, tienen clases en contenedores
porque no tenemos los recursos suficientes para construir las salas",
aseguran.
*Foto de Iglesia.cl
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