Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

domingo, 24 de julio de 2016

El agobio de los profesores de religión

Por una norma vigente desde hace 33 años, estos docentes son los únicos en Chile obligados a garantizar su "idoneidad moral" a través de un permiso de una autoridad religiosa.

En su primer día cursando Licenciatura en Ciencias Religiosas en la Universidad Católica de Valparaíso, Consuelo Valencia (25) le contó a sus compañeros y profesores que era anglicana. “Al principio se sorprendieron, pero me acogieron bien”, cuenta. Aunque era la primera de su credo en ingresar a la carrera, jamás imaginó que después de cinco años estudiando no podría ejercer como profesora.
“Iba a entrevistas de trabajo y en todas me exigían un mismo permiso”. Fue así como llegó al Departamento de Educación Católica para solicitar el documento y se enteró de la noticia: “El encargado me dijo que a ellos nunca les informaron que había entrado una anglicana a estudiar y  que no podían autorizarme, porque la iglesia es quien te envía a los colegios y ellos no podían enviarme, porque yo no los representaba”.
La respuesta que le entregaron a Consuelo se basa en una norma que desde 1983 funciona en Chile y establece que los profesores de religión, para impartir clases, deben poseer un “certificado de idoneidad moral” otorgado por una autoridad religiosa. Este decreto, que opera tanto para colegios confesionales como laicos, es el 924, artículo 9 del  Ministerio de Educación (Mineduc) y añade que la iglesia correspondiente podrá revocar el permiso si lo considera adecuado.
En un documento de la Conferencia Episcopal, denominado “Legislación Complementaria”, se agrega que “la norma pretende evitar que los profesores de religión realicen su labor a modo de funcionario independiente, sin preocuparse de vivir la comunión eclesial”.
Carlos Abrigo, decano de la Facultad de Ciencias Religiosas de la Universidad Católica Silva Henríquez, explica que “las universidades tienen la obligación de decirles a los estudiantes de Pedagogía en Religión que el título profesional no los habilita necesariamente para hacer clases, sino que eso debe acompañarse por el certificado, que entrega la autoridad de su religión”.
Como en Chile sólo existen  universidades católicas  que imparten esta carrera, la situación se replica para los estudiantes de otros credos, como por ejemplo de iglesias evangélicas. El pastor Emiliano Soto, presidente de la Mesa Ampliada de Entidades Evangélicas, explica que han planteado el problema al Mineduc. “Una de las posibilidades que han surgido es que la Universidad de Valparaíso imparta Pedagogía en Religión y los alumnos opten por la mención católica o evangélica”, señala.
La moral de los profesores
La norma también es criticada por los mismos profesores católicos, quienes  deben obtener el certificado por parte de un obispo que acredita que son “moralmente idóneos”.
“Lo encuentro injusto, porque tu título no te avala completamente y necesitas una aprobación adicional, que  incluso puede resultar discriminadora. En mi caso, por ejemplo, una profesora de religión católica no debería convivir con su pareja, no debería ser mamá soltera. Lamentablemente uno tiene que tener cuidado porque te lo pueden quitar”, dice Virginia, quien trabaja desde hace seis meses como profesora de religión.
En el caso de la Iglesia Católica, el permiso dura entre 1 y 4 años. Victoria Quezada, que recientemente tuvo que renovarlo, cuenta que “uno paga aproximadamente $ 3.000 por cada certificado. Si es que uno trabaja en tres colegios ya son $ 9.000 para poder hacer clases. Es totalmente injusto porque no valoran los años que estudiamos”, opina.  
Según Eugenio Yáñez, académico de la Universidad San Sebastián y vocero de Voces Católicas, el profesor de religión católica “no puede separarse de lo que está enseñando, debe creer firmemente en ello, tener una vida activa sacramental y participar de la actividad parroquial (…) Lo que está en juego en la clase de religión es la fe misma”.
En ese sentido, monseñor Héctor Vargas, obispo de Temuco y presidente del área de Educación de la Conferencia Episcopal, afirma que estos docentes son  representantes de la Iglesia en los colegios. “No basta con obtener un título de profesor de religión. Tiene que tener un testimonio de vida personal cristiana, que da quien enseña los contenidos de la fe”, señala. 
La norma en colegios laicos
El decreto se aplica desde hace 33 años tanto para colegios municipales como privados, independiente de si son privados, particular subvencionados o municipales. El jefe de la División de Educación General del Mineduc, Juan Eduardo García Huidobro, señala que “el Estado llegó hace años a un acuerdo con los diversos credos religiosos, para que sean ellos quienes determinen la idoneidad de quienes enseñan religión (...) Hay que recordar además que, si bien los establecimientos (públicos o privados) deben ofrecer la clase de religión, las familias tienen el derecho de decidir si quieren o no que sus hijos e hijas asistan a éstas”. 
“En mi colegio no hago religión católica, hago cultura religiosa que es diferente”, cuenta Virginia, y opina que “debería cambiar el enfoque y así no tendríamos que pedirle permiso a ninguna iglesia específica”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario