LA MUERTE DE LISSETTE DEJÓ AL DESNUDO LA DESPROTECCIÓN DE MÁS DE 5 MIL MENORES VIULNERABLES
El
expediente judicial y el historial clínico de Lissette son la mayor
prueba de que el sistema del Sename colapsó. Antes de morir, por seis
años transitó entre su casa familiar y los hogares estatales sin tener
jamás un tratamiento adecuado para los abusos que sufrió. Sus crisis se
hicieron frecuentes e intensas hasta llegar a ingerir tres dosis de
psicofármacos al día. CIPER accedió al listado de compras de
psicofármacos del servicio y al recorrer sus centros constató su uso sin
control y cómo sirven para tranquilizar y castigar a los menores en
medio del hacinamiento y la falta de educadores.
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