Lunes 19 de octubre de 2015
Por el proyecto de carrera profesional docente, el
CPEIP recibirá por concepto de mentorías y certificaciones, $4.793
millones el 2107, $9.587 millones, el 2018 y $14.380 millones el 2019.
El 31 de enero de 1967, bajo el Gobierno de Eduardo Frei
Montalva se formó el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e
Investigaciones Pedagógicas (CPEIP), en virtud de la Ley Nº 16.617 y
comenzó a funcionar el 22 de noviembre de 1968. Se trata de una entidad,
de la cual quizás usted no ha escuchado hablar, pero ahora sabrá por
qué su nombre está en el centro de una polémica que recién comienza.
El CPEIP depende del Ministerio de Educación y esta
iniciativa tuvo, en su origen, la idea de aglutinar las distintas
instancias de capacitación y perfeccionamiento realizadas en aquella
época en favor de los profesores del país. Incluso, en la página web de
esta entidad se señala expresamente que “desde su fundación, ha
contribuido tanto nacional como internacionalmente al perfeccionamiento
docente, con una clara orientación a la renovación de las metodologías
de enseñanza y las estrategias de aprendizaje, alentando de este modo la
innovación en las aulas”.
Al interior del Colegio de Profesores no se discuten los aportes que,
durante años, el llamado Centro de Perfeccionamiento hizo. Como
muestra, algunos ejemplos concretos y de los que, por lo demás, se deja
constancia en el mismo sitio web del organismo: entre 1969 y 1995,
estuvo a cargo de producir material audiovisual como herramienta de
apoyo a los docentes, entre 1998 y 2003 desarrolló el programa de
Perfeccionamiento Fundamental, orientado a que los profesores estuvieran
al tanto de los nuevos programas de estudio que se lanzaban, y en 2011,
publicó los Estándares Orientadores para Educación Básica.
Guido Reyes, Vicepresidente Nacional del Colegio de
Profesores asegura a EL MURO que “el CPEIP fue creado, fundamentalmente,
para la investigación pedagógica, para la formación y perfeccionamiento
continuo de los profesores. Nosotros íbamos, hasta la década del ’80 a
perfeccionamientos sistemáticos los primeros quince días de enero, o
bien, los sábado, de acuerdo al trabajo que realizábamos en la enseñanza
básica o media, o dependiendo de la especialidad de cada docente”.
Agrega, a modo de ejemplo, de la importancia que este organismo tenía,
que se dictaban cursos de perfeccionamiento en el verano de 60 horas y,
durante el año, de 800 horas. “Eran cursos gratuitos y muy masivos.
Todos los profesores de Chile participábamos en un proceso de
perfeccionamiento constante y, por supuesto, de calidad, porque teníamos
supervisores universitarios que nos monitoreaban y eran los
responsables de evaluar nuestro desempeño dentro de los cursos”.
Pero, ¿cuál es el problema que denuncian algunos profesores? El
tema es que este centro habría perdido la razón por la que se creó y,
en la práctica, dicen, desde hace años se ha convertido en un licitador
de servicios y, peor aún, en un administrador de nichos de negocios.
¿Qué pasa, entonces, con las capacitaciones y el perfeccionamiento
docente? Según las mismas fuentes consultadas, prácticamente no hay
capacitación y, recalcan, que el organismo está focalizado en derivar a
terceros los servicios y, es ahí, donde su accionar se transformaría en
un negocio.
Cabe señalar que el pasado viernes 16 de octubre de 2015, se festejó el Día del Profesor y la Ministra de Educación, Adriana Delpiano –en el marco de un encuentro con docentes-, anunció un cambio en la dirección del CPEIP: asume el profesor, Jaime Veas.
A juicio de los profesores que denuncian el mal funcionamiento de este
centro, fue una sorpresa la designación de un nuevo timonel y aseguran,
en todo caso, que su llegada no genera garantías de que la entidad
modifique sus políticas y retome sus lineamientos del pasado.
No es en todo caso, la primera vez que el Centro de
Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas está
siendo observando de reojo, porque en 2013 se produjo una situación
compleja, tras la salida –presuntamente por razones personales y
profesionales- de la entonces directora, Violeta Arancibia,
a quien los funcionarios del Ministerio de Educación responsabilizaron,
en la época, de llevar a cabo una gestión deficiente, aunque en rigor,
el calificativo utilizado fue de “mala gestión”, para no caer en
eufemismos.
Faltan garantías
EL MURO también conversó con el Prosecretario Nacional del Colegio de Profesores, Mario Aguilar sobre el polémico funcionamiento del CPEIP. En términos generales, el dirigente del Magisterio está convencido que la llegada de Jaime Veas
no cambia el escenario por el que atraviesa la entidad, sino más bien,
cree que será más de lo mismo, es decir, se mantendrá el espíritu de
negocio.
Según Aguilar, con el arribo del profesor Veas, no hay garantías de
que la situación cambie. En este sentido, recuerda que “Jaime Veas es un
funcionario de largo tiempo en el MINEDUC”. Comenta que “con anteriores
ministros de la Concertación también fue asesor y sólo en el período de
Sebastián Piñera salió del Ministerio de Educación, pero apenas asumió
este Gobierno, volvió. Es alguien cercano a todas las políticas
educacionales que hemos conocido en los años de la Concertación y que
nosotros y el mundo social ha cuestionado fuertemente”. Agrega que “Veas
es uno de los cerebros del proyecto de carrera docente que fue
rechazado por el profesorado y gran parte del mundo académico y de los
parlamentarios. Jaime Veas defendió el proyecto en la prensa, en el
mismo Congreso inclusive y, después, producto de las movilizaciones, a regañadientes del señor Veas, se introdujeron cambios, pero que no fueron propiciados por él”.
El dirigente nacional del Colegio de Profesores asegura en forma
categórica: “No me genera grandes expectativas este escenario, en el
sentido de que puedan venir cambios profundos en la concepción del
centro. Insisto, este funcionario ha estado ligado a las políticas
cuestionadas por el profesorado y lo único que podría haber de positivo,
pero en comillas, es que antes había un ingeniero comercial a cargo –
Rodolfo Bonifaz- y, ahora, hay un profesor”.
Pero, el que Jaime Veas sea profesor, tampoco da
respiro al Magisterio ni pone término a los cuestionamientos de lo que
ha sido, en los últimos años, el manejo de este centro. En este sentido,
Mario Aguilar sostiene: “si es un profesor que va a
aplicar las mismas políticas de siempre y va a propiciar la lógica que
estaba en el proyecto original de carrera docente, que en alguna medida
aún se mantiene, probablemente no nos vamos a entender muy bien”.
Pérdida del sentido de origen
Al interior del Colegio de Profesores se reconoce que el CPEIP,
en los años sesenta, por ejemplo, era visto como un gran centro de
capacitación, perfeccionamiento, actualización e investigación
pedagógica de los académicos en ejercicio. Sin embargo, a juicio del
Prosecretario Nacional del Colegio de Profesores, Mario Aguilar,
“con la llegada de las políticas neo-liberales, el centro terminó
siendo un licitador de servicios que el Ministerio de Educación
terceriza”.
El dirigente, a través de un ejemplo concreto explica sus dichos,
argumentando que “el CPEIP tiene a su cargo la administración de la
evaluación docente, pero terceriza gran parte de los servicios, como las
correcciones, las filmaciones y la creación de los portafolios”.
Hay que señalar que al cuestionado funcionamiento actual del Centro
de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas, se
añade una nueva situación que, lejos, de generar confianza en el
profesorado, alimenta la desconfianza: el proyecto de carrera
docente, actualmente en discusión en el Senado, potencia este organismo
y, según sus críticos, abre nuevos espacios para derivar a terceros los
servicios, lo que significa en la práctica, que crea las condiciones
para ampliar el “negocio”, a través de las llamadas mentorías y las
certificaciones.
Sobre ese punto, Mario Aguilar afirma que,
probablemente, este centro no realizará en forma directa las mentorías y
las certificaciones, porque tendrá la atribución de derivarlas. “El
CPEIP, en los últimos años, ha sido un administrador de ciertos nichos
de negocios, porque quienes obtienen esos servicios, quienes se ganan
las licitaciones, reciben grandes recursos y son, en gran parte,
empresas privadas (universidades y centros de estudios, aparentemente
sin fines de lucro). Entonces, hoy día, el CPEIP está absolutamente
distorsionado de su sentido original”.
Proyecto que potencia al “monstruo”
Dentro del Colegio de Profesores existe inquietud respecto de los
beneficios que el proyecto de carrera profesional docente concede al
Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones
Pedagógicas. Esto, porque en esta iniciativa se destinan fondos por
concepto de mentorías y certificaciones. Así, por ejemplo, en el caso de
las mentorías para 2017 se contemplan $4.793 millones, para 2018 la
cifra aumenta a $9.587 millones. En 2019, el monto se incrementa
llegando a $14.380 y para 2025, la cifra se empina en $19.173 millones.
Cabe preguntarse, si están todos esos millones de pesos en juego y el
CPEIP deriva los servicios a terceros, ¿las entidades que ganan las
licitaciones se ven beneficiadas económicamente? La respuesta es sí,
porque todos esos dineros se distribuyen entre quienes asuman la
realización de los servicios, porque, obviamente, gratis no lo hacen.
A juicio de Mario Aguilar, Prosecretario Nacional
del Colegio de Profesores, en el caso de las mentorías, resulta
innecesario tercerizar la formación de mentores, para preparar a un
contigente de docentes que tendrán que someterse a cursos y diplomados.
Según el dirigente, la inducción o ayuda al nuevo docente que se
incorpora a una determinada dotación, “la tendría que hacer un profesor
de la misma escuela, al que se le designen algunas horas para ayudar y
guiar al nuevo en su trabajo y en su inserción a la cultura escolar. Eso
no requiere de grandes cursos y de preparaciones especiales que
significan gran cantidad de recursos que se gastan, sino que se precisa
de un profesor que tenga buena evaluación –con ciertos requisitos
(grados altos de la carrera, con determinados años de experiencia y sea
reconocido dentro de la propia comunidad como destacado)- para que
induzca al docente nuevo”.
Aguilar es enfático al señalar que, en el caso de las llamadas
mentorías, “llama la atención cómo el Ministerio de Educación ha
defendido las mentorías con dientes y muelas y,
precisamente, se trata de uno de los puntos en los que hay negocio
involucrado”. Agrega que en el caso de las certificaciones, el servicio
también se deriva a terceros. “Los que van a certificar o hacer las
pruebas de conocimientos específicos y pedagógicos a los profesores
también será entre terceros, porque formalmente, según la ley está a
cargo el CPEIP, pero este organismo no tiene el personal para hacerlo y,
por lo tanto, lo va a tercerizar y uno eso lo puede prever sin tener
que ser muy agudo”.
Guido Reyes, Vicepresidente Nacional del Colegio de
Profesores asegura a EL MURO que en el proyecto de carrera docente están
involucrados dos mil cuatrocientos millones de dólares, cifra que, en
su gran parte, dice, será destinado de los establecimientos
educacionales hacia arriba. “Hoy día, muchos organismos externos están
capacitando mentores para que generen el proceso de inducción y todo eso
va a ser coordinado por el CPEIP, es decir, se está construyendo un
nuevo monstruo, así como tenemos a la Superintendencia de
Educación, tenemos un monstruo que es la Agencia de Calidad, paralelo a
la función del MINEDUC, hoy tenemos al Centro de Perfeccionamiento,
Experimentación e Investigaciones Pedagógicas que va a certificar el
proceso de inducción, va a certificar a los mentores, va a certificar
los tramos en los cuales se encasillará a cada profesor y también a
quienes tengan que rendir la Prueba de Evaluación Docente y la Prueba
Disciplinaria y de Conocimientos a la que cada docente tendrá que
someterse”.
Según el dirigente nacional del Magisterio, el CPEIP en la actualidad
es “un organismo burocrático para implementar el modelo de carrera
profesional docente, en vez de dedicarse a la formación continua que
debiéramos tener todos los profesores en este país y lo lamentable es
que se ha ido desvirtuando la función que cumple este centro”. Agrega
que resulta preocupante el rol que, en la actualidad y también a futuro
desempeñe este organismo: “Todo va estar centralizado en este organismo,
hablamos a partir de 2025 de 180.000 docentes”.
Para Guido Reyes, el Centro de Perfeccionamiento,
Experimentación e Investigaciones Pedagógicas, hoy en día, “es un
organismo político incapaz de implementar los propósitos para los cuales
fue creado. Es importante recalcar que al, externalizar las funciones,
muchos de los recursos van a llegar a terceros, a organismos de
formación de mentores”.
Según asegura el dirigente nacional del Magisterio, el mentor en el
esquema fijado actualmente podrá tener un máximo de tres alumnos
(profesores nuevos que se integran al sistema), durante diez meses y por
cada uno recibirían $1.100.000. En el caso de los docentes
principiantes que se sometan a la inducción recibirán, por un plazo de
seis meses, $86.000. “Ahí tienes tú lo que nosotros reclamamos que es un negociado.
Si me preguntas como profesor de aula, ¿quién debiera tener la
mentoría? La responsabilidad es de la dirección del establecimiento,
¿quién debe hacerla? El profesor más destacado, competente en el proceso
de evaluación docente e, incluso, puede ser electo por el mismo equipo
directivo o por los profesores del establecimiento”.
Reyes enfatiza que “es efectivo que los profesores jóvenes que
ingresan al sistema debieran tener un proceso de inducción, pero no
tiene por qué estar supeditado a recursos. Hoy, hay instituciones que
están formando mentores para que se inscriban en este proceso de
inducción que habrá para los principiantes, a los que el CPEIP
certifica”.
El Vicepresidente Nacional del Colegio de Profesores añade que otra
anomalía radica en que, en una primera etapa de implementación, faltarán
mentores y “vamos a tener muchos principiantes que, quizás, la función
la tendrán que cumplir los directores de los establecimientos
educacionales, porque no tiene sentido que a un profesor que ingresa al
sistema municipal le hagan un acompañamiento en el segundo año. Eso, la
ley lo permite, precisamente, para garantizar este negocio que está siendo implementado”.
Daisy Castillo Triviños/ El Muro
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