La Universidad de Chile ha sorprendido abriendo carreras de pedagogía en educación básica, en educación parvularia y una en biología y química. En el sitio web se expone lo siguiente.
De no haber existido los movimientos estudiantiles de 2011 ¿Habría la Universidad de Chile puesto este énfasis que parece bastante repentino e improvisado en abrir carreras de Pedagogía?
En 1889 la Universidad de Chile asumió la responsabilidad que le dio el Estado de formar al profesorado que forjaría la educación pública del país, a través del Instituto Pedagógico. La vocación y compromiso de los primeros egresados y egresadas, y el prestigio de su cuerpo académico le permitieron ganar reconocimiento a nivel latinoamericano.
En 1981 el Instituto Pedagógico fue desarticulado y separado del alero de la Casa de Bello. En la década de 1990 la Universidad de Chile inicia un camino para recuperar la formación de profesores y profesoras y el año 2015 volverá a impartir carreras de pedagogía en todos sus niveles: educación parvularia, básica y media.
De esta forma se consolida el trabajo que durante los últimos 20 años ha realizado a través de sus Facultades de Filosofía y Humanidades, Ciencias y Ciencias Sociales, que se enmarca en su compromiso por una formación pedagógica de excelencia y por la recuperación de la educación pública del país.
Si su compromiso con la Educación pública era realmente tan poderoso ¿Cómo pudieron a demorarse 25 años luego del retorno a la democracia en restaurar sus carreras pedagógicas?
Además el legado del Instituto Pedagógico creado por Jose Manuel Balmaceda en 1889 le corresponde a la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, la UMCE, Universidad que en más de una ocasión propuso reunirse con la Universidad de Chile y fueron los mismos estudiantes de la Universidad de Chile quienes la rechazaron debido a un emblematismo que sobrepasa todos los límites de lo razonable.
Pero además fue rechazada en el Congreso Nacional después de la negación de los parlamentarios UDI y RN y a numerosos académicos de la Universidad de Chile, quienes señalaban que había que depurar a la UMCE para no recibir un lastre administrativo y financiero. A esta oposición hay que agregar al estudiantado de la Universidad de Chile que rechazó de forma mayoritaria esta incorporación pues señalaban que el estudiantado de la UMCE no cumplía con los “estándares de excelencia” de la casa de Bello y a quienes acusaban de querer entrar por la puerta chica a la Universidad de Chile puesto que en su mayoría no habían obtenido el puntaje necesario de ingreso a esa casa de estudios.
Cuando yo egresé en 2011, me di cuenta de que las dos mejores universidades del país no poseían programas de formación pedagógica, que la forma para poder ser profesor en esas instituciones era “soportar” cuatro años seguidos de la disciplina y finalmente hacer tan solo un año de formación pedagógica donde se supone que debía aprender un “tutti frutti” de Didáctica, Sociología, Psicología, Evaluación, etcétera, todo lo que debió haber estado correctamente distribuido a lo largo de los 10 semestres de la carrera.
Yo no estaba dispuesto a formarme de esa manera porque lo considero irresponsable. Los verdaderos amantes de la Educación no podemos pasar 4 años desconectados de la realidad educativa formándonos como licenciados en un Universo de cultura, de ilustración, donde no se habla de la realidad país.
Ante ese claro desprecio hacia la profesión pedagógica, opté por la Universidad de Santiago que sí tenía cinco ramos de la disciplina y dos ramos pedagógicos cada semestre. (Si bien las Pedagogías nunca han sido la especialidad de la Usach) pero respeto a mis colegas de la UMCE y jamás los subestimaría como han hecho algunos integrantes de la Universidad de Chile.
De no haber existido los movimientos estudiantiles de 2011 ¿Habría la Universidad de Chile puesto este énfasis que parece bastante repentino e improvisado en abrir carreras de Pedagogía?
¿Cómo lo harán para cambiar el enfoque de una universidad que lleva 25 años formando licenciados en vez de profesores?
Son incógnitas que todavía no tengo muy claras, esto no es increpar a los estudiantes de la Universidad de Chile, esto es increpar a una Institución que se desvinculó de la Pedagogía y ahora con bombos y platillos publicita su amor repentino hacia ella.
Necesitamos más coherencia señores.
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