Los aspectos señalados a continuación son los
“nudos giordanos” que dificultan aumentar los aprendizajes de los
alumnos vulnerables, y de esta forma acortar la brecha con los alumnos
de mayores recursos económicos y culturales.
La gestión directiva es clave. Una gestión directiva
desenfocada, puede conllevar el fracaso del proyecto educativo y a la
pérdida de la oportunidad de movilidad social de los alumnos.
Los docentes no están preparados para trabajar en contextos vulnerables. A
pesar de los esfuerzos de los últimos años, sigue existiendo una brecha
significativa entre lo que se enseña en la universidad y la praxis
educativa. Por lo tanto, cuando un docente con menor o mayor
experiencia, llega por vez primera a interactuar con alumnos de origen
social vulnerables, se encuentra descolocado, sin las capacidades ni
herramientas desarrolladas para enfrentar esta realidad.
Familias muy ausentes. Esto no es novedad. Lo que sí se puede agregar es que, a pesar que se incluye esta situación en los análisis, las acciones destinadas a enfrentar este tema no resultan, y la problemática se mantiene en el tiempo.
Alto nivel de inestabilidad laboral docente. Muchos
docentes, ante una realidad tan compleja como la descrita anteriormente,
y que en muchos casos no se condice con el nivel salarial obtenido a
cambio, opta por buscar nuevos horizontes laborales.
Las prácticas de aula están obsoletas. Los
profesores buscan soluciones alternativas, que les permitan “hacer su
clase” y “avanzar en el currículo”. Para esto recurren a dictar mucho
contenido, de modo de generar silencio y dominar a los alumnos. Y, por
otro lado, las nuevas tecnologías se incorporan mucho en las
presentaciones, pero se utilizan igual que el dictado: para que los
alumnos se dediquen a copiar.
Familias muy ausentes. Esto no es novedad. Lo que sí
se puede agregar es que, a pesar que se incluye esta situación en los
análisis, las acciones destinadas a enfrentar este tema no resultan, y
la problemática se mantiene en el tiempo.
Alumnos con bajo nivel motivacional. Los alumnos
tienden a presentar un bajo nivel de interés en la educación. Esta es
una condición que se debe revertir desde pequeños. En la medida que los
niños y niñas encuentren un sentido al aprender, es posible construir
aprendizajes de calidad con ellos.
Colegios y liceos con pocas expectativas de los aprendizajes de sus alumnos. Lo más común es encontrar la siguiente respuesta ante una posible actividad que un docente plantee: “Para qué, si los alumnos no les interesa”. La ignorancia, el status quo, lleva a muchos a considerar que los alumnos son incapaces de obtener logros significativos.
Baja asistencia a clases. Una constante en estos
establecimientos educacionales. Los motivos, los conocemos. Las
estrategias para evitar esta variable, tienden a no surtir el efecto
deseado. ¿Cómo se trabaja la inclusividad en estos ambientes? La
respuesta es categórica: en muchos casos la inclusividad social no se
trabaja formalmente o se realiza en forma aislada por orientadores/as
y/o Encargados de Convivencia Escolar.
Ni tan vulnerables materialmente, pero mucho culturalmente. Los
niños vulnerables presentan muchas dificultades para la lectura
comprensiva, pocas veces han ido a un cine, y desconocen del teatro, a
menos que en su colegio hayan visto alguna obra. No van a museos ni
conocen las bibliotecas. Los grandes eventos culturales del país, les
son ajenos; ya sea por el centralismo de la gestión cultural pública o
por la desinformación ante posibles oportunidades de acceder a ella.
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