Profesores: sueldos con yapa
Sueldos con cupón de regalo significa señor, señora que se inventan bonos por doquier con un sinnúmero de características y siglas para inflar, no aumentar, el sueldo del profesor, al mismo tiempo se nos pide agradecer con holgura y gallardía este gesto, pero es imponible; y entre el 10% el 7% el 2,5%, el préstamo
Todo es imponible para el docente. El sueldo viene con yapa, como si ello fuera un saldo a favor para su labor. Inventan el BRP, el desempeño, la carga, el descargo, la afp, la jip, la jop y el sueldo se diluye líquidamente en un escuálido resumen de esfuerzo y paradojas ¿Por qué?
La contradicción es la siguiente: Nos cancelan la hora mes, nos resumen el sueldo cuando debemos planificar las horas semanales pero aquello no es proporcional al trabajo a realizar. ¿Les digo el por qué?, porque al igual que el médico, el policía o el bombero debemos trabajar las 24 horas de la semana. Primero en el colegio por la mañana, y después por la casa hasta altas horas de la madrugada, para después vuelta de nuevo. Digo sueldo porque hablo de dignidad.
La dignidad no es un factor cuantitativo, sino cualitativo. Pero, cuánto vale en realidad. No está dentro de los concursos oficiales. Somos esclavos, entonces, del cupón de regalo, no le llamaría migajas porque por último éstas me las como, sino lo que sobra del sistema de intereses de una corporación, fundación o el bolsillo de un sostenedor. Y eso es indigno, demasiado indigno y el que paga lo sabe.
Ahora bien, se culpa a un sistema y a un contexto desigual, al que cancela la suma por las horas trabajadas, pero también es culpa de nosotros, los profesores, quienes aceptamos veladamente el saldo, la mayoría de las veces, para que la otra minoría salte en reclamo cuando le toca lo que sobra. Tienen la verdad. Es una responsabilidad de los profesores porque muchos de ellos negocian a escondidas, a espaldas del mundo que les rodea, comenzando con ello un conflicto moral, primero y un conflicto ético después. Triunfo del modelo neoliberal: cada uno rema para donde le convenga mientras, un colegio de profesores, cada vez más politizado, se diluye en la comezón cuando, a estas alturas, ya ni tiene llegada con la generación más joven de profesores. Ya nadie se colegia, da pavor.
Sueldos con cupón de regalo significa señor, señora que se inventan bonos por doquier con un sinnúmero de características y siglas para inflar, no aumentar, el sueldo del profesor, al mismo tiempo se nos pide agradecer con holgura y gallardía este gesto, pero es imponible; y entre el 10% el 7% el 2,5%, el préstamo, la caja, nos queda reducido sólo al suel…
Por último, dice el indolente, “ellos sabían que iban a ganar poca plata cuando estudiaron eso”, pero claro que lo sabíamos, el asunto es otro, nos cambiaron las cosas. Hacemos cosas que no tienen que ver con la docencia, pasamos prácticamente encerrados en esa única realidad llamada colegio, no tenemos vida personal, los costos familiares son altísimos, los proyectos personales se pierden, la salud se deteriora. A veces tengo el desencuentro con lo que creo, tal vez la jornada escolar completa se creó para tenernos todo el día ocupados en algo, ese algo que no se puede medir y que tiene a nuestros jóvenes estresados y enfermos y a la nueva generación que vivió ese cambio en el colegio criando hijos con problemas de adaptación y déficit atencional.
Qué felices éramos cuando del colegio salíamos a la una de la tarde. Eso cambió y para mal. Se envió en una doble jornada al alumno al colegio para que tuviera más horas de Lenguaje y Matemáticas por la tarde. Sí, por la tarde, señora, señor, por la tarde Lenguaje y Matemáticas para salir con problemas de sentido y desorientación literalmente y por otro lado, para competir por los resultados y las jugosas subvenciones que les da el ministerio a los colegios por excelencia académica y más títulos nobiliarios. Los alumnos y profesores al servicio de la educación y los resultados, ya no del saber y el conocimiento. Los resultados internacionales nos niegan toda verdad educativa, nuestras encuestas en Chile nos dicen que vamos de maravilla. Y la humanidad de la doble jornada nos dijo que el padre o la madre estuvieran más horas en el trabajo sin considerar el nivel de producción. El asunto es que trabajen hasta las nueve, da lo mismo si terminaron a las seis, pero a las nueve se van. Cuando llegamos por la noche a la casa, ni siquiera nos encontramos, ya ni siquiera nos extrañamos con la familia.
Es cierto, el docente se ha transformado en un comodín de la realidad educativa en nuestro país. Se nos incluye en la actualización de contenidos  para gratificar nuestros ingresos lo que es muy bueno, pero cuando tardamos algo en solucionar temas pendientes en el aula, como completar el diario mural con el objetivo solidario del mes o conversar con el apoderado el martes, se nos replica y denosta.
El papel moneda se disfraza de acción pese a que nunca se ve: respetamos los códigos de asistencia para cuando llegue la Superintendencia, se nos insinúa promover de curso a algunos alumnos que tienen intereses creados en el establecimiento, nos cambian las notas a final de semestre, firmamos cartas con deberes que no nos corresponden, somos enfermeros, hermanos, psicólogos, padres, etc. de nuestros alumnos en un espacio que no nos atañe como tal porque ya tenemos bastante en nuestro hogar con la ausencia. El circulo vicioso de nuestro querido modelo neoliberal: hacer del otro un desconocido, un impar que se enfrente a mí y no sea conmigo. Al mismo tiempo que el colegio evita la deserción a como dé lugar, llevando por una parte el corte mayor de una subvención escolar y por otro lado resguardando íntegramente el discurso integrador e inclusivo del nuevo negocio educativo. Me queda la sensación de qué en la Universidad no tuvimos una asignatura para resolver la liquidez de nuestra profesión, pero es sólo una sensación y me quedo con las soluciones que hay que dar en estos casos. Los dineros ingresados a los establecimientos son millonarios y nosotros, la columna vertebral, recibimos sólo yapas.
Los sueldos son proporcionales al trabajo realizado. Acá no es así, dista que la relación tenga alguna importancia a la hora de llamar al trabajo calificado. La ley laboral establece un vínculo preferencial a la relación empleador-empleado mediante el sueldo, la gratificación y la remuneración. Es la relación digna de las partes. Es la dignidad establecida por ley, pero no entendida ni comprobada en nuestra sociedad actual.  Mientras, que vengan las yapas.
Saúl Fernández Prieto
Gestor Educacional