La venta de uno
de los colegios íconos de la cota mil sacó al sol los trapos más
oscuros de Sebastián Navarrete, ex coronel de la Fuerza Aérea y
sacerdote diocesano que durante 24 años presidió la sociedad sostenedora
del colegio. Allí consolidó su patrimonio avaluado en más de 431
millones de pesos al alero de su amiga y empresaria, María Eugenia
Gandarillas. Esta es su historia, contada por alumnos, apoderados y
cercanos al cura.
El domingo 23 de marzo, más de 100 apoderados y alumnos del Colegio Apoquindo gritan y golpean con fuerza la reja de la Parroquia Nuestra Señora de Loreto, en Las Condes. “¡Devuelve los billetes! ¡Da la cara Navarrete!, se escucha desde afuera.
A las siete de la tarde de aquel día se celebraba la misa principal en la parroquia de la FACh, una ceremonia presidida por el sacerdote Sebastián Navarrete, ex capellán de la Fuerza Aérea y presidente de la Sociedad dueña del colegio Apoquindo en Las Condes. La parroquia, aquella vez, estaba protegida por un contingente de seguridad que resguardaba al sacerdote al interior de la Iglesia. El objetivo era impedir el ingreso de los casi 100 estudiantes del colegio Apoquindo que exigían una explicación por la venta de su colegio al Mayflower School.
-Navarrete, después de vender sin avisarle a nadie, nunca más dio la
cara. Por eso fuimos a funarlo, para que diera la cara por traidor,
capitalista y manipulador…menos mal que era cura– cuenta uno de los
alumnos que asistió a la funa.
Esa tarde en la parroquia todo estaba preparado para mantener la
protesta a la raya. Sebastián Navarrete había avisado días antes a sus
superiores, funcionarios e incondicionales feligreses, y solicitó el
cierre del recinto por seguridad. Hasta esa fecha Navarrete seguía
siendo capellán y Jefe del Servicio Religioso de la FACh. De ahí que
haya solicitado personal de Inteligencia de la Fuerza Aérea para que
resguardaran la entrada.
-Era obvio que habían filtrado información porque Navarrete nunca
salió, había otro cura haciendo la misa y estábamos llenos de guardias
vestidos de civil pero con auriculares – cuenta Ricardo Burgos,
apoderado que asistió a la funa.
Según fuentes que estaban ese día en la iglesia, el sacerdote se
excusó con sus feligreses: “él decía que no tenía nada que ver, que la
gente lo culpaba por la venta del colegio. Bien rara su defensa sabiendo
que es accionista en el colegio”.
Pero esa no fue la única manifestación que organizaron los alumnos
del Colegio Apoquindo. A fines de marzo, más de 300 personas -entre
alumnos, profesores, apoderados y ex alumnos- participaron en una
concentración afuera del establecimiento. “Una protesta de esa magnitud
en Las Condes por el cierre de un colegio, jamás se había dado. Esto es
tan inédito como también puede parecer contradictorio, pero todos los
niños de Chile, ya sean de colegios privados o públicos, se les debe
asegurar su derecho a la educación”, comenta el apoderado Ricardo
Burgos.
Un estudiante del Colegio Apoquindo Masculino asegura que los alumnos
intentarán llegar hasta las últimas consecuencias: “Este viejo tiene
que pagar. María Eugenia Gandarillas ya se fue y nació millonaria. La
sed de plata es de él. Como alumno que ha estado toda su vida en el
Colegio, puedo decir que nunca conocimos bien a Navarrete y que no es
santo de devoción de nadie”.
La reputación
Fin de año de 1993. Las alumnas del Colegio Apoquindo Femenino, en Lo Barnechea, querían hacer una fiesta de graduación conjunta con establecimiento masculino. Sabían lo arriesgada que sonaba la idea, tomando en cuenta el conservadurismo de las autoridades de la institución.
Fin de año de 1993. Las alumnas del Colegio Apoquindo Femenino, en Lo Barnechea, querían hacer una fiesta de graduación conjunta con establecimiento masculino. Sabían lo arriesgada que sonaba la idea, tomando en cuenta el conservadurismo de las autoridades de la institución.
- El cura Navarrete se enteró y fue a increparnos a la clase. “¡Cómo
pueden rebajarse, ese tipo de cosas las hacen las prostitutas!” Siempre
con mis amigas comentamos cuando el cura nos trató de putas– recuerda
una ex alumna que ingresó a las primeras generaciones del colegio en
1981.
No era la primera vez que el sacerdote Sebastián Navarrete, mano
derecha de la fundadora y en ese entonces directora del Colegio, María
Eugenia Gandarillas, les daba clases de moral. “Nos decía que las
mujeres nunca tienen que decirle a los hombres que los quieren, porque
eso era muy indigno. Nos decía cosas tan horrorosas que creíamos perder
la dignidad por cualquier cosa”, agrega la misma ex alumna.
El Colegio Apoquindo, fundado el año 1980, supo encontrar su nicho en
un segmento donde el dinero no escaseaba. María Eugenia Gandarillas, ex
religiosa de la congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de
Jesús; Horacio Aránguiz, profesor y ex ministro de Educación de la
dictadura militar; Ramón Infante, esposo de la ex diputada Pía Guzmán;
Francisco Bulnes Ripamonti, fundador de Renovación Nacional y el
Reverendo Carlos Schneider, involucrado en el nacimiento de importantes
Colegios Católicos en Santiago, fueron quienes constituyeron la Sociedad
Educacional Apoquindo.
El éxito fue instantáneo. “El colegio era la mezcla perfecta para la
elite de Santiago en dictadura. Una enseñanza con valores católicos
conservadores, pero con la libertad de autoridades laicas. Era ideal,
como que la UC y la Chile fueran una misma Universidad”, cuenta una ex
alumna de la primera generación.
Rápidamente el colegio Apoquindo inauguró sus dos sedes, masculina y
femenina, en el fundo Apoquindo, cuya propiedad pertenecía a la familia
de Gandarillas. La red de contactos del sacerdote Carlos Schneider y
Horacio Aránguiz, transformó rápidamente al colegio en uno de los más
top de Santiago oriente. En sus aulas se educaron varios rostros
públicos de nuestra elite nacional: Juan Carlos Jobet, ex ministro del
Trabajo de Sebastián Piñera; Juan José Ossa, ex director del Sernac;
José Manuel Edwards, diputado RN; Sebastián Cardoen, hijo del empresario
Carlos Cardoen y Pedro Browne, diputado RN.
La llegada de Navarrete se concretaría casi una década después, luego
de la muerte del padre Schneider. “Lo llevó una señora pituca que
siempre asistía a las misas en la parroquia, de ahí subió como espuma”,
comenta una fuente cercana a Navarrete. Poco a poco la relación entre
Gandarillas y Navarrete se hizo más estrecha y éste último terminó
transformándose en el amo y señor del colegio femenino.
Hasta el día de hoy son pocas las personas que se atreven a hablar de
Navarrete. Alumnos, ex alumnos y apoderados, aún no son capaces de
hablar del sacerdote con sus verdaderos nombres. “A mí la verdad es que
si yo no fuera casada me daría exactamente lo mismo dar mi nombre, pero
en el fondo lo hago por respeto a mí marido y a mis niños”, explica
preocupada una ex alumna de la generación de 1993.
La misma preocupación que manifiesta otra ex estudiante del
establecimiento que compartió con Navarrete a finales de los 80. Según
cuenta, el advenedizo cura nunca fue un líder espiritual, ni mucho menos
alguien en quien confiar.
-Nos decía que no podíamos quedar embarazadas, porque eso era para las niñas del Liceo 13, y nosotras “niñitas apo” no nos podíamos parecer a ellas, que eran lo último. También nos dijo que una mujer no le podía decir a un hombre que lo quería, porque eso era rebajarse. Nadie de mi generación lo quería, nadie. Navarrete provocaba un rechazo enorme- recuerda la ex alumna.
-Nos decía que no podíamos quedar embarazadas, porque eso era para las niñas del Liceo 13, y nosotras “niñitas apo” no nos podíamos parecer a ellas, que eran lo último. También nos dijo que una mujer no le podía decir a un hombre que lo quería, porque eso era rebajarse. Nadie de mi generación lo quería, nadie. Navarrete provocaba un rechazo enorme- recuerda la ex alumna.
Otro estudiante que también vivió el ingreso del sacerdote al colegio
comparte la misma opinión. Siempre lo percibió como un hombre duro,
lejano y conservador. “Yo en 14 años nunca lo saludé, nunca supe ni a
qué congregación pertenece. Y era el capellán de mi colegio, el “amigo
espiritual”. Navarrete en verdad fue como un mito urbano para nosotros”,
cuenta el ex alumno.
El ricachón de la FACh
Sebastián Navarrete efectivamente es un hombre misterioso y nadie parece tener mucha información sobre él. Se sabe que es un sacerdote diocesano de 75 años que pertenece al Obispado Castrense. En su juventud estudió Filosofía y realizó sus estudios religiosos en el extranjero, hasta que en 1976 entró a la FACh. Según información entregada por la Fuerza Aérea a The Clinic, Navarrete empezó como capellán de la Guarnición Aérea El Bosque, donde estuvo más de 11 años y luego asumió funciones en la División de Bienestar Social y el Comando del Personal. Por su trabajo esos años, ascendió a coronel de Aviación del Ejército y Jefe del Servicio Religioso de la institución, dependiendo religiosamente del Obispo Castrense, Juan Barros Madrid, y militarmente de su gran amigo, el General Jorge Rojas, Comandante en Jefe.
Sebastián Navarrete efectivamente es un hombre misterioso y nadie parece tener mucha información sobre él. Se sabe que es un sacerdote diocesano de 75 años que pertenece al Obispado Castrense. En su juventud estudió Filosofía y realizó sus estudios religiosos en el extranjero, hasta que en 1976 entró a la FACh. Según información entregada por la Fuerza Aérea a The Clinic, Navarrete empezó como capellán de la Guarnición Aérea El Bosque, donde estuvo más de 11 años y luego asumió funciones en la División de Bienestar Social y el Comando del Personal. Por su trabajo esos años, ascendió a coronel de Aviación del Ejército y Jefe del Servicio Religioso de la institución, dependiendo religiosamente del Obispo Castrense, Juan Barros Madrid, y militarmente de su gran amigo, el General Jorge Rojas, Comandante en Jefe.
El 9 de abril pasado, un mes después de la venta del colegio
Apoquindo, Sebastián Navarrete se transformó en el coronel más antiguo
de la Fuerza Aérea, pasando a retiro luego de 38 años de servicio. La
FACh, sin embargo, tenía otros planes para él. Según fuentes castrenses,
Sebastián Navarrete, pese a su retiro, contaba con grandes
posibilidades de continuar como Jefe del Servicio Religioso de la FACh.
Cargo que ahora estaría en tela de juicio después del escándalo por la
venta del Apoquindo y el destape público de sus propiedades.
Navarrete, según fuentes al interior de la FACh, estaría con un pie
afuera de la institución, debido a fuertes roces entre él y el obispo
castrense, Juan Barros Madrid. El año pasado, detallan algunos cercanos
al cura, le habrían llegado comentarios a Madrid sobre el abultado
patrimonio de Navarrete pero, debido al incondicional apoyo que tiene
este con el actual comandante en jefe del Ejército, general Jorge Rojas,
no le fue posible desvincularlo. De ahí que, cuentan algunos testigos,
Navarrete no acuda a los retiros que hacen regularmente los capellanes
de la FACh.
El abultado patrimonio de Navarrete no tiene indiferente a Juan
Barros Madrid, luego de enterarse que el sacerdote diocesano tiene 13
propiedades a su nombre por un avalúo total de $431,6 millones y, al
menos, cuatro sociedades con la ex directora del establecimiento, María
Eugenia Gandarillas. Entre sus negocios está “La Sociedad Educacional
Apoquindo Limitada” registrada en 1992, dos años después “Inversiones y
Servicios Meg Limitada” que presta servicios de asesorías a
profesionales en el campo pedagógico. Y en 1997, ambos socios, junto a
“Inversiones y Asesorías Canela S.A.” y la “Inmobiliaria Valle del
Principal”, constituyeron la Inmobiliaria Santa María de Pirque. Un
enjambre de negocios que recién está saliendo a la luz.
-Para nosotros, Navarrete fue como un mito urbano. No supimos ni a
qué Congregación pertenecía, menos íbamos a saber que era el presidente
de una sociedad o que era millonario. Pero lo sospechábamos, era muy
amigo de Gandarillas, siempre andaba en un Nissan Murano, con un buen
celular, y cosas que eran para decir que no era muy cura para sus cosas.
No le aplicaba mucho al voto de pobreza parece – cuenta un ex alumno.
A diferencia de los religiosos que pertenecen a alguna orden o
congregación religiosa los curas diocesanos no hacen votos de pobreza,
obediencia y castidad. Solo le deben obediencia a sus obispos, situación
que les permite comprar autos, propiedades, formar sociedades e incluso
abrir una cuenta a su nombre. Algo que también hizo Fernando Karadima,
otro cura diocesano. Navarrete, de hecho, en el contrato de compraventa
del colegio Apoquindo figura como empresario.
Un rótulo que, de alguna manera, choca con los principios de la Iglesia.
-Navarrete no le contó al obispo sobre sus propiedades. Él siempre se
tuvo que enterar por terceros y cuando la información se hizo pública
quedó la embarrada. Que lo consideren un cura empresario está muy bien
puesto, porque eso es lo que es. Siempre estuvo con el tema del negocio y
la plata. Trabajaba como Jefe del Servicio Religioso y pasaba metido en
el colegio. ¿Alguien le dijo algo? Nada– relata una fuente vinculada al
caso.
El presidente de la Sociedad Educacional Apoquindo vive en Las
Condes. Su casa, a pesar de no estar a su nombre, se suma a sus seis
propiedades no agrícolas, junto a otra vivienda en Las Condes, cuatro
lotes en Pirque y un inmueble en Lo Barnechea. El resto de las
propiedades son terrenos agrícolas en Ñinquén (VIII Región), donde pasó
su infancia y tiene familiares cercanos.
-No cabe ni la menor duda que a este cura lo mueve la plata. De hecho
una de las razones por las que los Legionarios de Cristo no tomaron el
Colegio fue porque Navarrete pidió un sueldo sobre los siete millones de
pesos, pero como no tienen ni un pelo de tontos se echaron para atrás–
relata Ricardo Burgos, apoderado del colegio.
El verano pasado, un par de apoderados en Estados Unidos tomaron una
foto de Sebastián Navarrete y María Eugenia Gandarillas, paseando en un
mall. La imagen que rápidamente se viralizó por whatsapp se transformó
en un mito difícil de probar. Pero una fuente cercana al sacerdote,
asegura que todos los años viaja a Estados Unidos junto a su socia.
-El cura siempre dice que se irá de vacaciones a una parcelita de agrado en el sur y mentira, viaja todos los años con María Eugenia Gandarillas a Estados Unidos. Este año de hecho casi se queda sin visa y andaba preocupado – comenta otra fuente.
-El cura siempre dice que se irá de vacaciones a una parcelita de agrado en el sur y mentira, viaja todos los años con María Eugenia Gandarillas a Estados Unidos. Este año de hecho casi se queda sin visa y andaba preocupado – comenta otra fuente.
El “Apo” se vende
Según la escritura de la venta del terreno al colegio Mayflower, el negocio se cerró el 6 de marzo, un día después del comienzo de clases en el colegio Apoquindo. La venta por el monto de 8 mil millones de pesos que facturaron María Eugenia Gandarillas, Horacio Aránguiz y Sebastián Navarrete en representación del Colegio Apoquindo y Gilda Zulma Tonini, fundadora del colegio Mayflower y representante de la Sociedad de Inversiones The Pilgrims S.A., ya estaba firmada dos semanas antes que la comunidad escolar se enterara.
Según la escritura de la venta del terreno al colegio Mayflower, el negocio se cerró el 6 de marzo, un día después del comienzo de clases en el colegio Apoquindo. La venta por el monto de 8 mil millones de pesos que facturaron María Eugenia Gandarillas, Horacio Aránguiz y Sebastián Navarrete en representación del Colegio Apoquindo y Gilda Zulma Tonini, fundadora del colegio Mayflower y representante de la Sociedad de Inversiones The Pilgrims S.A., ya estaba firmada dos semanas antes que la comunidad escolar se enterara.
El abogado Ciro Colombara, representante de un grupo de apoderados
del colegio, dice que la venta del terreno no puede seguir llevándose a
cabo porque afecta el derecho de educación de los alumnos. “Se dañaron a
más de 700 estudiantes. La venta del terreno significa que el 24 de
diciembre próximo el Colegio Apoquindo –como proyecto educativo-
desaparece porque carece de lugar físico para funcionar y los alumnos
actuales no podrán seguir con el Proyecto Educativo. Lo que está en
juego es el derecho a la educación y por esa razón esta operación no
puede prosperar”, comenta el abogado.
La semana pasada, el Cuarto Juzgado Civil de Santiago designó a la
perito judicial Janine Jorrat para ser la interventora a cargo de
revisar los dineros recaudados con la venta del Colegio Apoquindo,
debido a que existía una medida prejudicial precautoria que incluía la
retención de tres mil millones de pesos del total logrado con la venta
del Colegio. Dinero que según el abogado, fue retirado por el sacerdote.
“La designación de una interventora en el Colegio Apoquindo es esencial
para saber qué ocurrió con los dineros de la venta del terreno. También
para saber la situación financiera, económica, tributaria y bancaria de
la sociedad, así como las irregularidades que se han cometido”, agrega
el abogado.
- Él es un mentiroso, vendió el colegio a espaldas de nosotros, sin
una reunión previa ni nada. Yo le creí, le ayudé siempre y después nos
enteramos que era una gran mentira. Todo esto fue su plan y yo fui muy
crédulo – dice Andrés Figueroa, tesorero del Centro de Padres del
colegio.
Dos días después de la designación de la interventora, la Iglesia
anunció públicamente una investigación eclesiástica sobre el sacerdote
diocesano vigente desde el 24 de marzo del 2014. Tres días después un ex
alumno del Colegio envió una carta formal al Obispo castrense
quejándose del actuar del sacerdote. La iglesia acusó el golpe a través
de un comunicado de prensa donde confirmó que la investigación está
siendo guiada por Juan Barros Madrid y busca “determinar o no la
existencia de faltas o delitos a las obligaciones sacerdotales del
presbítero Navarrete en lo relativo a la posesión y administración de
bienes”.
Es recién en ese momento, el 24 de abril pasado, que Navarrete
abandonó su ostracismo. A través de un comunicado aseguró que todo fue
un gran mal entendido y que solamente había retirado los documentos del
pago del precio para dejarlos en poder del colegio Apoquindo. Además,
negó estar inubicable y que trabajaba intensamente en la parroquia de la
FACh.
-No le convenía decir que ya no era parte de la FACh así que lo negó
no más. Quizás es verdad que ha estado trabajando en el Servicio, pero
que ha estado inubicable es cierto, porque mucha gente lo ha estado
buscando y él ha decidido no contestar. Da igual porque siempre va a
negarlo todo diciendo que lo metieron en esto– cuenta un cercano al
caso.
Los escándalos
Ricardo Burgos es apoderado del Apoquindo hace más de siete años. Para él, entrar al colegio fue como amor a primera vista: un establecimiento chico, con cursos de menos de 26 alumnos y laico con valores católicos. En sus primeros años como apoderado, cuenta que nunca tuvo ningún problema con la dirección del colegio y que cuando el 2010 se anunciaron las negociaciones de compra por parte de los Legionarios de Cristo estaba ilusionado.
Ricardo Burgos es apoderado del Apoquindo hace más de siete años. Para él, entrar al colegio fue como amor a primera vista: un establecimiento chico, con cursos de menos de 26 alumnos y laico con valores católicos. En sus primeros años como apoderado, cuenta que nunca tuvo ningún problema con la dirección del colegio y que cuando el 2010 se anunciaron las negociaciones de compra por parte de los Legionarios de Cristo estaba ilusionado.
-El traspaso a la congregación me generaba mucha confianza y
garantía. Y, además, tienen muchos colegios funcionando. Es una
congregación que trabajaba con los líderes, entendiéndose a la gente que
tiene poder e influencias. Esa es la razón yo creo porque la clase alta
tiene tanta empatía con ellos – cuenta Ricardo Burgos.
Pero el 2012 estalló el escándalo. Los abusos sexuales a menores por
parte de dos conserjes permitieron que se ventilaran algunos trapitos al
sol. María Eugenia Gandarillas y Sebastián Navarrete nunca le dieron
explicaciones a su comunidad y tampoco hicieron referencia al tema ni
siquiera en las misas del colegio. A raíz de eso perdieron casi 100
matrículas. El futuro del Colegio se veía poco auspicioso. “Todo lo que
pasó ahora con la venta es consecuencia de lo anterior. De este mal
obrar, ellos son los culpables de todo lo que está pasando. Yo culpo a
esa Fundación educacional encubridora que siempre ha hecho todo a
espaldas de los apoderados”, reflexiona Burgos.
A mediados de julio del 2012, Sebastián Navarrete continuaba
asegurando en la prensa que el colegio estaba ad portas de un traspaso.
“En la práctica, el Colegio Apoquindo pasará a formar parte de los
colegios de la legión. Ellos han sido bastante exitosos y eso es lo que
se quiere potenciar en este colegio. Y si bien la fundación estará
siempre, creo que habrá más exigencia y control dentro del colegio”,
declaró Navarrete a La Segunda.
- Yo con él antes del escándalo de las violaciones, fuimos muy
cercanos y creo que me tenía respeto. Pero con el tema de los abusos nos
enemistamos. Yo lo culpé públicamente como responsable del
estancamiento en la investigación y de persecución a las víctimas y a
todo quién tuvo algún grado de solidaridad con los afectados- expone
Ricardo Burgos.
Precisamente este sentimiento de abandono fue el que se extendió entre los apoderados luego que se supiera sobre la denuncia de abusos sexuales. La histeria colectiva inundó el colegio y Gandarillas y Navarrete empezaron a ignorar a las víctimas.
Precisamente este sentimiento de abandono fue el que se extendió entre los apoderados luego que se supiera sobre la denuncia de abusos sexuales. La histeria colectiva inundó el colegio y Gandarillas y Navarrete empezaron a ignorar a las víctimas.
- Habían familias enteras sufriendo, desesperadas. Fue muy terrible y
fuerte escuchar los relatos. Pero el primer comentario que yo le
escuché a una profesora por el tema fue “esto nos pasa por recibir tanto
roto”, dando alusión que los abusos habían pasado por dejar entrar a
esta gente que lloraba por sus hijos- denuncia una ex apoderada.
En esos días, recuerda la mujer, se acercó a una madre de una de las
víctimas. Al verla destrozada e ignorada por el colegio, decidió darle
su apoyo. Pero no sabía los costos que eso tendría. Si bien había tenido
una buena relación con Sebastián Navarrete hasta ese momento, cuando él
se enteró de la relación que había construido con la familia afectada,
le dio la espalda.
-Después del tema de los abusos, asumimos que este colegio iba a ser
el más seguro de Chile, así que podíamos poner a nuestro chiquitito en
kínder. Fuimos a hablar con el cura y nos dijo: “No va a ser posible que
su hijo entre, porque los legionarios tienen una lista negra y ustedes
están en ella. Tú acompañaste a la apoderada afectada y no me comentaste
a mí lo que estaba pasando. Ustedes me traicionaron y su hijo no puede
entrar”- les dijo el sacerdote.
Luego de una reunión con otras autoridades del colegio, confirmaron sus sospechas: la lista negra de los Legionarios de Cristo no existía, ni tampoco una por la dirección del colegio. Todo era un invento de Navarrete para amedrentar a sus enemigos.
Luego de una reunión con otras autoridades del colegio, confirmaron sus sospechas: la lista negra de los Legionarios de Cristo no existía, ni tampoco una por la dirección del colegio. Todo era un invento de Navarrete para amedrentar a sus enemigos.
-Ahí logramos entender cómo funcionaba todo. En el Colegio Apoquindo,
aunque trabajaba por debajo, no se movía ningún alfiler sin que
Navarrete lo supiera– relata la apoderada.
Hoy los apoderados y los alumnos del colegio esperan la respuesta de
la justicia y también de la Iglesia. Se muestran incrédulos ante las
justificaciones de la Dirección General del colegio, comandada por
Norman Bull de la Jara, empresario chileno encargado de preparar al
colegio para su traspaso al Mayflower.
-Cuando vemos que la iglesia chilena tiene una baja de adeptos de 77%
a 54% bien valdría hacerse la pregunta que están haciendo los obispos y
el arzobispo para evitar que curas tan mal inspirados como Navarrete
sigan obrando tan mal y con plena impunidad – agrega Ricardo Burgos.
The Clinic intentó comunicarse con el sacerdote
Sebastián Navarrete pero, telefónicamente, sus familiares expresaron su
negativa a colaborar en este reportaje.
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