Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

domingo, 25 de mayo de 2014

Confech: Las estrategias de los "ultra" para ganar terreno por sobre los "moderados"

Al menos 19 de las 45 federaciones de estudiantes que están agrupadas en la Confech defienden posiciones que dejan incluso a sectores del PC como moderados. Largos debates, sin que se dé paso a votaciones, y la invitación de grupos externos, enrarecen los plenarios.  




El crecimiento de los sectores "ultras" -donde confluyen pensamientos que van desde el "marxismo libertario", el "anarquismo de izquierda" y los miristas, hasta guevaristas y troskistas- se comenzó a dibujar el año 2011, y se coronó el año pasado con el ascenso a la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile de la anarquista Melissa Sepúlveda.

Un incremento en números, que -según coinciden desde la derecha a la izquierda tradicional- se ha traducido también en que estos movimientos se "comen el discurso" en los plenarios de la Confech, arrinconando a los sectores más moderados. De hecho, de un tiempo a esta parte ya casi no se adoptan decisiones mediante votación, sino que se realizan "síntesis", nueva dinámica que despierta resquemores al interior del movimiento.
Sucedió, por ejemplo, con Naschla Aburman, presidenta de la FEUC, el domingo pasado. En ese plenario, además de contar que por la puerta de su casa habían deslizado un anónimo firmado con una A circulada en el que se criticaban sus posiciones más de centro, pidió un pronunciamiento respecto a la violencia en las manifestaciones y leyó un comunicado que llevaba preparado: Solicitó votar, moción desestimada y que gatilló su abrupta salida de la reunión, señal de la tensión interna que vive la organización estudiantil.
Hoy, con un gobierno de centro-izquierda que dice tener la intención de hacer cambios reales supuestamente inspirados en el movimiento estudiantil, los dirigentes más cercanos a la Nueva Mayoría, aunque en el fondo coinciden en que las reformas planteadas por el Ejecutivo no solucionan el problema, están colisionando con un grupo que cada vez se hace más poderoso.

La "síntesis" para encontrar los consensos

Hace algún tiempo que el plenario de la Confech no vota. Los representantes hablan, se escuchan sus opiniones y se redactan párrafos de acuerdos en los cuales se intenta dar cuenta del consenso del colectivo. Y no todos están conformes con el mecanismo, críticas que provienen de los sectores más "moderados", siempre de izquierda, pero más hacia el centro.
Ejemplifican contando que en la última plenaria fueron invitados representantes del Movimiento de Estudiantes de Educación Superior Privada (Mesup), quienes tienen una posición radical respecto a exigir un crédito único estatal, no lucro y triestamentalidad.
"Ellos no están dentro de la Confech, son invitados, y aún así se les da la palabra cuatro o cinco veces en los debates, a veces en desmedro de federaciones que sí están adentro y que también quieren hablar. El problema es que lo que plantean ellos tiende a quedar como acuerdo, porque al generarse la síntesis se destaca que tal moción ha salido reiteradamente", cuenta un dirigente de la izquierda tradicional.
Otros recuerdan que situaciones parecidas han sucedido con la ACES, la agrupación de secundarios más radicalizada. Y agregan que ese fenómeno se observa principalmente durante los plenarios que se realizan en Santiago, donde los grupos "ultras" además "mueven más gente hacia esas reuniones, copando la discusión", admite otro dirigente cercano a la Nueva Mayoría.
"El problema no es la irrupción de la ultra, sino que hay un grupo minoritario de ellos que bloquea las discusiones. Piden mucho la palabra y van agotando el debate hasta que las cosas salen por síntesis, sin que Melissa o Naschla puedan contenerlos", señala otro dirigente del sector.

La visión desde la derecha: "Te pifian, no te dejan hablar"

Desde la derecha, minoría absoluta en la Confech hoy, la cosa se ve así: "Acá hay un crecimiento de los ultras y yo diría que incluso si las cosas se votaran, poco nos serviría a nosotros, porque son muchos más: llenan los plenarios y acaparan la discusión. Nosotros antes, en 2011, podíamos conversar. Ahora una persona de derecha pide la palabra y nadie respeta. Te pifian, te gritan, no te dejan hablar... Nosotros hemos intentado levantar mociones sobre algunos temas y se nos ha amenazado con vetos", cuenta Carlos Muñoz, gremialista, presidente de la federación de la Universidad de Talca.
Pifias y gritos no han quedado sólo en anécdota para estos jóvenes de derecha. Hace un mes y medio, durante una reunión de la Confech en Copiapó, el vicepresidente de la U. de Talca, Ervin Castillo, fue increpado violentamente por un grupo que le cuestionó haber hablado con la prensa al margen de la conferencia que daba la mesa directiva.
"Hice una conferencia para marcar diferencias, y afuera, en una sala intermedia, estaban 30 o 40 gallos de la Confech esperándome. Me insultaron, me gritaron en la cara, me amenazaron... Volví al auditorio, para explicar por qué lo había hecho, y Melissa fue muy prepotente, y con eso avaló lo que me habían hecho. Me fui en medio de gritos, salí corriendo (...), tuve que saltar una reja y tomé el primer taxi que vi. En todo el tiempo, nadie me defendió, salvo un representante de la jota (comunista) que pidió respeto hacia mi forma de pensar", relató el joven a "La Segunda".

Las elecciones polémicas

Las críticas a los métodos que está usando la "ultra" en la Confech no se quedan ahí. Varias voces hablan de formas poco decentes de hacerse de federaciones buscando resquicios para invalidar votaciones en facultades sin estatutos fuertes y bien definidos. Algo que sucede, dicen, en varias universidades del Sur, y que está provocando que ciertos grupos estén "sobrerrepresentados".
"No es una práctica generalizada, pero son cosas que han pasado", discrepa otro dirigente. "Uno más bien ve que sí las posturas ultras han ido fidelizando a muchos estudiantes desde las tomas del 2011. Eso, unido a la inclusión del Partido Comunista en el Gobierno: la decepción que eso provocó en los estudiantes y el clima social que se vive han generado que estos movimientos tengan muchísimo arrastre", señala.
Como fuera, el ejemplo de estas "tomas de poder" que más se saca a colación es lo que está sucediendo en la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Su derrocado presidente, Boris Negrete, de tendencia centro-izquierda, lo cuenta así:
"En junio del año pasado salí electo presidente de la Federación. Días después se reunió el consejo de presidentes de los centros de alumnos, liderados por la ultra, quienes impulsaron la invalidación de la elección. Adujeron falta de quórum, pues los estatutos exigen uno del 40%, pero eso nunca se ha cumplido, siempre la participación ha estado en el rango del 27% o 28%. En la elección donde yo salí participó el 34,7%, que ha sido el quórum más alto que se ha visto en la universidad, y tuve el 60% de los votos, marcando más de 20 puntos de diferencia, pero igual la invalidaron. Entonces, en el consejo autoeligieron directiva y pusieron de presidente a Gonzalo Laterra, ligado a la ultra, y luego lo cambiaron por Octavio Avello, también de sectores cercanos a la ultra. Ha pasado un año y todavía no hay elecciones".
En la Universidad de Playa Ancha hasta hace pocos meses funcionaba una mesa interina. La última vez que trataron de realizar una elección allí, a fines del año pasado, un aviso de bomba saboteó el proceso.
Y también con la misma Universidad de Talca, que hoy retomaron los gremialistas. "El 2011 teníamos nosotros la federación -cuenta Carlos Muñoz-. Llevábamos un mes de toma y la ultra inventó una votación, quedándose ellos con la representación en la Confech. El 2012 la universidad estuvo en nada, discutimos los estatutos, luego hubo elecciones y ganamos, pero entre medio todos se dividieron, y todos quedaron peleados".

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