Foto: Hisashi Tanida
Más de un mes llevan en toma y no tienen soluciones. Han
interpuesto recursos de protección, recibido apoyo de políticos, pero
nada. En pleno febrero, padres de Cerro Navia luchan para mantener en
pie las escuelas de sus hijos. Pero lo peor es que están cada vez más
abandonados.
Las noches de verano en Cerro Navia no son para dormir. A las 3 de
la mañana continúan despiertos, rondando por el colegio, asegurándose
de que todo este bien. La amenaza de desalojo tiene a los apoderados que
sostienen la toma de la Escuela 377 Ciudad Santo Domingo de Guzmán
atentos a cualquier ruido extraño que pueda significar la llegada de
Fuerzas Especiales. Los últimos días han estado movidos. El 6 de febrero
tres personas lanzaron piedras y botellas al colegio, rompiendo un
vidrio. Por las noches se pasean los ya clásicos guanacos y zorrillos de
FF.EE., presentes en cada una de las luchas educacionales desde el
2011. Los pocos padres hacen guardia, mientras que a los jóvenes de la
Aces les toca dormir, pero no pueden. Son las 4 am y nadie duerme en la toma.
El 30 de diciembre, el alcalde RN Luis Plaza llegó a
las dependencias del Ministerio de Educación para hacer una entrega
simbólica de las 4 llaves de los colegios de Cerro Navia que serían
cerrados por orden de la Seremi: El 377, 380, 386 y el 407, todos de
básica. En total, 1200 familias se quedaron sin establecimiento para sus hijos.
La explicación del edil es que la situación actual es insostenible.
Dice que la matrícula total de la comuna es para 23 mil alumnos, pero
solo tienen 7.800 y que por problemas de financiamiento es mejor cerrar
las escuelas y fusionarlas con otras. Al momento de llegar a las
oficinas del Mineduc, Plaza dijo que era “para que el Estado vea qué
hará con los establecimientos. Las comunas no se tienen por qué hacer
cargo de la educación”.
Los argumentos generan dudas. Los números no calzan con la matrícula que, de hecho, ha aumentado en los últimos 3 años. Y la supuesta falta de financiamiento llama más la atención teniendo en cuenta que en 2012 se dio a conocer la desviación de 1700 millones de pesos que le llegaron al municipio por la Ley SEP (Subvención Escolar Preferencial) y que no se invirtieron en ningún colegio, según detalla la investigación realizada por Ciper.
Esto se suma a las denuncias hechas por El Dínamo a Luis Plaza hace unos meses.
Desde entonces que el edil -que ha transformado a Cerro Navia en una de
las comunas símbolo de la derecha- culpa de los problemas a la crisis
general de la educación municipal.
La situación del cierre de los establecimientos ha sido denunciada como irregular
por los concejales de la comuna y la ex alcaldesa y actual diputada por
la zona Cristina Girardi. Se han interpuesto tres recursos de
protección hasta el momento, que fueron declarados admisibles, pero no
se declaró la orden de no innovar por lo que la polémica decisión
continúa en pie.
Ese día 30 de diciembre, los apoderados de los 4 colegios se enteraron del cierre. Así, por la prensa.
Recién la última semana de enero empezaron a llegar las cartas de que
el colegio se cerraba, pero ni siquiera a su nombre, pues estaba
dirigida a los escolares. Incluso algunos acusan que no les ha llegado
ningún comunicado o carta de la municipalidad que diga que el colegio
donde su hijos están matriculados no abrirá en 2014. Hasta el día
anterior a la visita de Plaza al Mineduc, el proceso de matrícula se
realizaba normalmente, como todos los años. Los apoderados,
desconcertados, sin entender mucho qué estaba pasando, decidieron optar
por una medida radical para presionar al alcalde: Desde el 2 de enero,
los 4 colegios se encuentran tomados.
La 377: Buena infraestructura y puntaje Simce
La Escuela Ciudad Santo Domingo de Guzmán se ubica cerca de la
intersección entre Av. Las Torres y J.J. Pérez. La reja está cercada por
sillas y mensajes en contra de Luis Plaza. Está en toma desde el 2 de
enero, pero por dentro no lo parece. El piso está reluciente, no hay
colillas de cigarro, no hay rayados en las paredes y solo hay algunas
colchonetas en salas. En horas de la tarde, solo hay 5 personas adentro: 3 niños alumnos del colegio y dos jóvenes de la Aces.
La “mala infraestructura” que el alcalde dio como explicación para el cierre no es tal.
El colegio tiene 3 pisos, una biblioteca y una cancha de fútbol de
pasto sintético techada e iluminada. Las salas, puertas, pizarras están
en mejores condiciones que muchos colegios en Chile, incluso de
particulares.
Luis Plaza pretende que se transforme en una escuela solo para
adultos, pues tiene capacidad para 600 y solo hay 200. Pero el
establecimiento ha aumentado en 17 alumnos su matrícula desde el 2010. Según información del Mineduc,
el sueldo de los apoderados oscila entre los 180 y 210 mil pesos. Más
de la mitad de los niños está en situación de vulnerabilidad social. Aún
así tienen el mejor resultado Simce de 2° Básico en la comuna y se
ubican por sobre el promedio nacional.
“El colegio no es de Plaza, es de la comunidad. Ha tenido buenos
resultados en la prueba Simce, tiene 300 matrículas y tiene buena
infraestructura. Lo que él dice es una falacia”, afirma Ingrid González, apoderada del establecimiento.
La ocupación que empezó con 60 personas está disminuida. Ahora son entre 8 y 10 personas que se van turnando para ir en el día.
Los padres que apoyaban se han ido restando por el cansancio, las
vacaciones, la falta de respuestas. En la noche se quedan 4 apoderados
haciendo vigilia, por si hay desalojo.
Como el colegio es solo hasta octavo básico, la Aces
ha apoyado en mantener la toma, quedándose en las noches y organizando
actividades. “Nosotros como Aces venimos acá porque creemos en el
proyecto educativo, pero la toma es de los apoderados, de los vecinos,
de los niños. Nosotros somos un factor externo”, cuenta Tomás Araya, que
se ha quedado las últimas noches en el lugar.
La toma se sostiene por la solidaridad de los vecinos, que de vez en
cuando van a cocinar al lugar. En medio del patio hay una piscina
portable, regalada por otro vecino para que niños del sector vayan a la
toma a bañarse. A veces se hacen actividades, como vender humitas,
organizar partidos de fútbol o ver películas en un proyector.
Pero hay preocupación. Es la segunda semana de febrero y no se sabe
qué pasara con el colegio. Las acciones judiciales han fracasado y cada
vez toma más fuerza la idea de una escuela autogestionada por la propia comunidad, basados en la experiencia del Colegio República Dominicana de La Florida.
La asamblea de la toma decidió, pese a todo, continuar con las
matrículas que mantenían hasta el 30 de diciembre, día del cierre.
También, según la Aces, habrían profesores, dispuestos a trabajar en un
proyecto comunitario que tenga a los niños en clases todo el año y
rindiendo exámenes libres en diciembre.
“La gente tiene situado el proyecto en sus cabezas y quiere empezar a construirlo. El control comunitario no se pide, no se demanda, se construye“, señala Tomás Araya.
La soledad del 386
Susana Núñez camina sola por el patio de la Escuela 386 Santander de
España. Son las 4 de la tarde y es la única persona en la toma. Mueve
las sillas, prepara las mesas. En una hora más se llevará a cabo una
nueva asamblea de la coordinadora contra el cierre de colegios,
que se conformó a principios de enero ante la noticia de clausura de 9
establecimientos en la Región Metropolitana y más de 20 en todo Chile.
Cuando vio por televisión a Luis Plaza en el Mineduc entregando la
llave del 386, su colegio, donde ella estudió, sus hijos estudiaron,
donde su nieta cursa 4° básico, lo llamó inmediatamente. El alcalde RN
le dijo que no había recursos para los colegios. “¡Qué recursos! Si acá
no llega nada, ni siquiera detergentes para limpiar el baño. Todo lo
costeábamos como centro de padres”, señala.
Susana está cansada. Tiene la mirada vacía, la voz entrecortada. Ese
mismo día en la mañana estuvo en tribunales, solo para enterarse que del
recurso de protección que habían hecho – el tercero desde el cierre-
fue rechazada la orden de no innovar. Es la segunda semana de febrero y
no sabe qué pasará con el futuro de su nieta ni de uno sus hijos,
también alumno del establecimiento. “Los chiquillos nos preguntan qué va
a pasar, si nos vamos a quedar todo el año y no sé que responder”.
De los 218 apoderados del colegio, solo 5 sostienen la toma.
El resto, dice, tiene miedo a las represalias que pueda tomar el
alcalde contra quienes participen. Ahí han aparecido organizaciones como
la Aces y La Trinchera, que han ayudado, se han quedado en las noches y
han organizado actividades para los vecinos.
Susana y los otros apoderados se han encargado de hacer trámites
judiciales e ir a reuniones. Lo que sea para evitar el cierre, pero no
hay respuesta. Su relato es estremecedor: “Estuvimos con la Ministra, en
la Seremi, hemos estado en el Congreso, con senadores, diputados, pero
nadie escucha. Tu vas y es como si fueras a una sala cerrada y vacía. Hablai y hablai y nadie te escucha, nadie te da una solución. Nadie dice ‘ya podemos hacer esto o esto otro’. Es una pérdida de tiempo”, cuenta.
Resalta que al Santander de España van niños que echaron de otros
colegios. Que en el sexto básico casi todos tienen problemas de
sobrepeso, por lo que no se quieren separar porque ahí nadie les hace
bullyng. Que las clases empiezan a las 2 de la tarde, pero hay niños que
llegan las 10 para poder desayunar. Que si cierra el colegio, muchos de
ellos van a quedar en la calle.
El plan de la municipalidad es trasladar a los estudiantes a la
Escuela 405 Millahue, que queda a 5 cuadras del 386. Pero la zona es de
riesgo. “Para llegar desde acá hay que pasar por una cancha, donde hay
mucha prostitución, mucha drogadicción. ¿Qué va a pasar con los niños
que sus mamá no van a buscar? Eso es lo que la gente no mira, lo que
alcalde no entiende”, afirma.
Resguardo policial
Son las 5 de la tarde y dos patrullas de carabineros empiezan a
circular afuera de la toma del 386. De a poco la gente va entrando, y el
carro policial toca se estaciona afuera y un oficial toca el portón.
- Hemos escuchado de amenazas contra las tomas, de gente sospechosa
rondando por el lugar. Si ve cualquier cosa me llama, ¿ya? Aquí tiene mi
número, llámeme a cualquier hora – le dice el oficial a Susana.
El carabinero mira hacia adentro del recinto y pregunta: “¿Cuánta gente hay en la toma?”.
Con las patrullas rondando afuera, empieza la asamblea. La
primera reunión fue a comienzos de enero en la Fech. Desde entonces, se
reúnen todos los martes a las 5, para evaluar la situación de los
colegios cerrados y prestar apoyo a los que están en toma. Pero el
principal objetivo es coordinar la creación un proyecto
comunitario de educación autogestionada, como en el liceo A-90 de San
Miguel o el República Dominicana en La Florida antes de que el alcalde Carter lo cerrara. Pero la asistencia ha disminuido notablemente desde entonces.
Ahora llegaron solo 20 personas. La mayoría son estudiantes y
trabajadores del sector, militantes de organizaciones que han apoyado
las tomas. Solo hay dos apoderados: Susana e Ingrid.
La ausencia de representantes de la Fech sorprende. Dicen que
intentaron contactarlos y les dijeron que estaban de vacaciones. Todos
se miran. No cuentan con la principal plataforma de difusión. “Ya pero no hay que echarse a morir, tenemos que tomar acciones para revertir la situación”, dice Jorge, uno de los asistentes.
La situación está cuesta arriba. No hay gente en las tomas, los
padres se han desmotivado, marzo está cada vez más cerca y no hay
profesores para sustentar una escuela autogestionada. Ni siquiera hay un
proyecto educativo claro. “Ya la experiencia del República fue difícil.
Con una fue complejo hacerlo, con 4 lo es mucho más”, se escucha.
Susana mira fijo a cada uno de los jóvenes que hablan. La mayoría son
estudiantes, algunos secundarios, otros universitarios.
Francisca, estudiante del Pedagógico, alza la voz para recordar la
difícil situación que viven: “Estos no van a ser los últimos colegios en
cerrarse. Hay que prepararse, estar dispuestos y dar una solución. No nos van dar respuestas si ven que las tomas se caen por su propio peso. No les interesa, van a seguir cerrando colegios, van a seguir con la matanza de la educación pública.
Deberíamos tratar de exigir que las dirigencias se pongan con esto,
ellos tienen una plataforma mediática de la cual tienen que hacerse
cargo. Me da lata que se hayan ido de vacaciones, porque las autoridades
saben que todos se van de vacaciones en febrero y aprovechan para
cerrar los colegios, para que no haya apoyo, para que no haya difusión y
no haya plataforma mediática. Deberíamos poner todo lo que podamos,
porque si no vamos a salir desmoralizados de aquí, con una derrota
total”.
Pese a las palabras de ánimo, la cabeza gacha se mantiene en la
mayoría. Sin apoyo de los padres, son casi pura gente externa tratando
de levantar el proyecto de autogestión. Ingrid cuenta como los
apoderados le han dicho que les gusta la idea de un proyecto educativo,
que lleguen profesores a hacer las clases y los niños rindan exámenes
libres después. Pero hay que crear ese proyecto. “Hay
que darle, no podemos ser tan negativos. Yo ahora podría tener a mi
hijo en otro colegio, pero lo mantengo en el 377 porque creo en el
proyecto. Si no ofrecemos algo concreto a los otros apoderados, se van a
ir”, señala.
La asamblea definió 4 dificultades: Participación de apoderados,
necesidad de un proyecto educativo, necesidad de profesores y
autogestión económica. Se definen equipos de trabajo para abordar cada
una. Susana se mantiene en silencio, con la mirada fija, algo caída.
En la reunión también afloraron diferencias con las otras escuelas en toma en Cerro Navia, la 407 y la 380. Ahí tiene presencia
la Agrupación de Padres y Apoderados (Corpade) . “La Corpade espera
respuesta al recurso de protección, pero la institucionalidad no va a
responder. A la Nueva Mayoría no le interesa el colegio, para ellos es
un gasto. Lo que es para ellos la educación pública se ve con el nuevo
ministro Eyzaguirre. Por algo lo puso y también a la subsecretaria que
gracias a que se manifestaron los de las Aces y la Confech tuvo que
renunciar. Si analizamos esto, sin ser grandes académicos, ellos no
responden a las necesidades que tenemos los apoderados”, dice Ingrid
González.
Por mientras, siguen ahí, resistiendo, en la lucha. Todos los
miércoles organizan una marcha por Cerro Navia. Los viernes hay
cacerolazos. Pero están solos. Nadie los escucha. Ni Luis Plaza ni los
parlamentarios. Y siguen en los colegios, en la toma. Cuando llegue
marzo, “probablemente aquí voy a seguir”, dice Susana.
Esos apoderados se mantienen aferrados a lo poco que queda de educación pública.
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