La prueba PISA situó a Chile sobre todos los países de
Sudamérica, pero aún lejos del promedio de la OCDE. En el Mineduc creen
que esto llama a mantener el rumbo de las políticas educacionales que se
están implementando, pese a que el informe detalla, además, la gran
brecha socioeconómica que se presenta en el país.
Más de 500 mil estudiantes de 65 países rindieron durante el
año pasado la prueba PISA (Programa Internacional para la Evaluación de
Estudiantes). En esta medición, que se toma cada tres años, Chile subió
de 421 a 423 su puntaje en Matemáticas, enfoque principal de la prueba
PISA, y se ubicó en el lugar 51 del ranking, muy por debajo del puntaje
promedio de la OCDE, de 494.
Nuestro país presentó variaciones que no serían significativas
estadísticamente en las otras materias. En Lenguaje se obtuvo 441 puntos
contra 449 del año 2009 y 494 del promedio OCDE; mientras que en
Ciencias se obtuvo 445 bajando dos puntos de la medición anterior.
La puntuación de los chilenos está 190 puntos por debajo de Shanghai, que obtuvo el mejor desempeño con 613 puntos.
La ministra de Educación, Carolina Schmidt, declaró que si bien los
resultados “no nos dejan satisfechos”, valoró que Chile tenga los
puntajes más altos en América Latina, lo que a su juicio llama a
“mantener el rumbo”.
“Las políticas que se han implementado nos han permitido alcanzar un
lugar de liderazgo en la región, pero por sobre todo nos han permitido
avanzar de manera persistente en todas las materias en términos de
educación y eso es muy relevante, porque los países desarrollados que
hoy alcanzan los primeros lugares en educación han sido capaces de
perseverar en las políticas y no dejarse llevar por cambios o presiones
que muchas veces dificultan mantener el timón”, aseguró.
Sin embargo, también se registró una brecha socioeconómica. En
matemáticas, donde se hace más notorio, los estudiantes del grupo alto
superan por 111 puntos a los del grupo socioeconómico bajo. En lectura
la diferencia es de 101 puntos y en Ciencias de 102 puntos.
Este es el principal problema, a juicio del presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo.
“Los datos que se entregan ahí confirman lo que nosotros hemos
planteado reiteradamente, que los resultados son directamente
proporcionales a la situación socioeconómica de los individuos: a mejor
puntaje, mejor condición socioeconómica. Y eso es lo tremendo, lo que ha
sido tan cuestionado del sistema educativo chileno, su tremenda
segmentación. Yo no puedo medir a todos con un instrumento igual o
parejo, porque en un sistema segmentado las realidades son muy
diversas”, manifestó.
Por su parte la investigadora y coordinadora de estudios de la
Fundación Elige Educar, Marcela Ortiz, dijo que el informe PISA da una
señal de la necesidad de una reforma de contenidos al sistema de
educación chileno.
“Quienes obtienen buenos resultados en PISA también desarrollan una
carrera profesional y tienen una situación de vida mucho mejor en los
años posteriores. Entonces, en el fondo, esa es la fortaleza que tiene
esta medición, que nos dice que no se trata de entrenar para pruebas
internacionales o nacionales, sino que se trata de que nuestros niños y
jóvenes realmente aprendan y puedan aplicar esto en su vida. Y, por
supuesto, concordamos que PISA nos está haciendo esta invitación y nos
está haciendo el llamado a potenciar otras áreas, no del aprendizaje más
repetitivo, entrenando para ciertas pruebas”, expresó.
Marcela Ortiz subrayó que la medición no presenta avances
significativos respecto de la prueba anterior, mostrando además su
ubicación más baja en el ranking. Ante esto, afirmó que es fundamental
relevar el foco docente.