Distintas reacciones han surgido ante la implementación del
ranking de notas en el sistema de admisión a la educación superior. Al
margen del llamado “factor javierano”, de sumar notas a los alumnos
mejor calificados, se suma una respuesta judicial desde los liceos
emblemáticos. Por su parte, estudiantes y analistas destacan que la
medida evidencia las falencias del modelo.
Se esperaba que este miércoles, el Rector del Instituto
Nacional, Fernando Pérez, presentara un recurso de protección ante la
justicia por el ranking de notas, medida que tomó el Consejo de Rectores
para reforzar el sistema de admisión a las universidades para el
próximo año.
No obstante, el directivo declaró que “esta lucha no la daremos
solos”, y postergó el trámite en dos días, a la espera de sumar otros
liceos emblemáticos. El Liceo de Aplicación y el Liceo Nacional de Maipú
se plegaron al texto, y otros cinco planteles emblemáticos estudian su
decisión. En paralelo, ya el Liceo 1 anunció que sumara un 7.0 en las
notas de alumnas que cumplan con requisitos para subir su promedio.
Fernando Pérez declaró que la medida desfavorece a establecimientos
más exigentes, y argumenta la querella en “discriminación a un segmento
de alumnos que rendirán la PSU, al cambiar las reglas dos meses antes de
la rendición”. A su juicio, el esquema favorece “inflar las notas” y
perjudica la estabilidad de los estudiantes.
“Es como ‘hecha la ley y hecha la trampa’. A partir de una medida
inadecuada como lo fue subir porcentajes, todos pueden inventar sistemas
para vulnerar la propuesta y que las notas sean el predictor de éxito
del alumno en la universidad. ¿Si un alumno de 5,5 sube a 6,1 se
comportará como 6,1 en educación superior? Hay alumnos sin capacidad de
mantenerse, no terminan, desertan o terminan en ocho años una carrera de
cinco. Y finalmente, demuestra que no es el mejor sistema de ingreso a
la universidad”, declaró Fernando Pérez.
Desde los estudiantes, la vocera de la Asamblea de Estudiantes
Secundarios, Isabel Salgado, declara que el ranking evidencia los
problemas que hoy exhiben la educación pública y el sistema de admisión:
“El problema de raíz de la medida es que la educación sigue igual, con
liceos emblemáticos y liceos de periferia. No todos reciben la misma
educación, bajo la lógica neoliberal busca equidad, pero se sigue
fomentando la individualidad y competitividad. Para algunos hay
educación buena y para otros sigue siendo precaria”.
En los analistas hay discrepancia respecto a la inmediata
implementación, a escasos dos meses de la prueba. Sebastián Donoso,
director del Instituto de Investigación y Desarrollo Educacional, señala
que subir las notas es una práctica conocida, y tendrá un impacto
negativo.
“Eso siempre ha existido y sabemos que siempre ha ocurrido. Hay
colegios que ponen calificaciones muy blandas, y aparecen con notas
altas y resultados bajos. Eso se llama saturar la variable, y se pierde
capacidad predictiva y poder de selección. En este análisis, esta
variable tienen un efecto marginal, no determinante”.
Ernesto Treviño, director del Centro de Políticas Comparadas en
Educación, sostiene que la medida requiere mayor supervisión y
monitoreo, al ser la PSU un sistema inequitativo para ingresar a la
educación superior: “Vamos a tener que revisar cada cierto tiempo,
porque tenemos un sistema escolar segregado e inequitativo. La PSU
otorga acceso sólo en función de la capacidad socioeconómica de los
estudiantes”.
Ante esta situación, el ministerio de Educación solicitó una reunión
de carácter urgente, para analizar, junto a los rectores y los
directores de establecimientos, una solución efectiva y sin respuesta
por el ranking de notas en el sistema de admisión.