13 de Agosto de 2013
Historiador presentó junto a su sobrino, MEO, el libro: 'El problema no es la economía, es el poder'
"En la actualidad, existe la
misma inmoralidad: una gran cantidad de dirigentes de la Concertación se
ha convertido en lobbistas o en gerentes de empresas; en el caso de la
Coalición por el Cambio, ni siquiera se plantea el tema moral y ético de
la mezcla entre la política, los negocios y el dinero", sostuvo el ex
director del Instituto de Historia de la Universidad Católica de
Valparaíso.
“Chile lo fundó un
mercachifle, que se llama Diego Portales”, comenta el historiador Rafael
Luis Gumucio Rivas, quien junto a su sobrino, Marco Enríquez Ominami,
escribió y lanzó el libro: “El problema no es la economía, es el poder“, consigna hoy La Nación.cl.
El ex director del Instituto de Historia de la Universidad Católica
de Valparaíso y actual académico de la Universidad Bolivariana asegura
que los grupos económicos locales son herederos de comerciantes de poca
monta: “Chile lo fundó un mercachifle, que se llama Diego Portales. Un
dictador mercachifle que decía ‘si mi padre se rebela lo voy a matar’ y
que mató gente en Curicó”.
“Chile ha tenido puros mercachifles”, insiste Gumucio, reparando que
“en la Cámara de Diputados de la época parlamentaria (1891-1925) la
familia Matte vendía tocuyo (telas) en el centro de Santiago, o sea son
todos vendedores. Lo monstruoso de este país es que es manejado por 7 u 8
familias de comerciantes”.
Por ello, señala que “no es extraño que Chile sea manejado por los Luksic, los Matte y otros grupos de nuevos ricos”.
De igual modo, dice que existe una cierta similitud entre los tiempos actuales con el parlamentarismo que tuvo el país entre 1891 y 1925. “Los bancos, tanto hoy como a comienzos del siglo anterior, son en última instancia los verdaderos detentores del poder político. El Banco de Chile, por ejemplo, sacaba muy buenos dividendos como prestamista del Gobierno”, indica el historiador.
“En la actualidad, existe la misma inmoralidad: una gran cantidad de dirigentes de la Concertación se ha convertido en lobbistas o en gerentes de empresas; en el caso de la Coalición por el Cambio, ni siquiera se plantea el tema moral y ético de la mezcla entre la política, los negocios y el dinero”, concluye.
De igual modo, dice que existe una cierta similitud entre los tiempos actuales con el parlamentarismo que tuvo el país entre 1891 y 1925. “Los bancos, tanto hoy como a comienzos del siglo anterior, son en última instancia los verdaderos detentores del poder político. El Banco de Chile, por ejemplo, sacaba muy buenos dividendos como prestamista del Gobierno”, indica el historiador.
“En la actualidad, existe la misma inmoralidad: una gran cantidad de dirigentes de la Concertación se ha convertido en lobbistas o en gerentes de empresas; en el caso de la Coalición por el Cambio, ni siquiera se plantea el tema moral y ético de la mezcla entre la política, los negocios y el dinero”, concluye.