El experto critica los sistemas basados en las pruebas estandarizadas.
por Elizabeth Simonsen, Santiago
Los sistemas educacionales se pueden dividir en tres vías, dice
Dennis Shirley, académico del Boston College y ex asesor de la Ocde. La
primera colocó el acento en el apoyo de los gobiernos y estuvo
acompañada de una expansión en la cobertura y en la innovación. Pero los
recursos se redujeron tras la crisis del petróleo y vinieron las
críticas. El concepto fue reemplazado en Estados Unidos e Inglaterra por
la visión opuesta: el mercado. Se colocaron estándares a los colegios,
haciéndolos competir, y se les pidieron resultados. “Cuando las escuelas
compiten, no quieren compartir sus buenas ideas. Eso, más la falta de
recursos, hizo que los colegios no mejoraran”, dice Shirley.
Entonces, se combinó lo mejor de ambos modelos, explica el
especialista, que estuvo en Chile invitado por el Ceppe de la UC. La
tercera vía exige resultados a las escuelas, pero les da apoyo. Según
Shirley, los resultados no fueron los esperados. Por eso, junto a otros
autores, el académico propuso un cuarto camino: un balance de todos los
sectores sociales, el Estado, que dirige; los profesores, que se
desarrollan; y la sociedad civil, que participa activamente.
¿Por qué falló la tercera vía?
No es que haya fracasado, no cumplió con las expectativas. Partió con
la promesa de apoyo, pero la presión por las pruebas y por resultados
distorsionó el aprendizaje. Los profesores terminaron enfocándose sólo
en lo que se mide. Ahora hay una tendencia a reducirlas. Los test
fortalecen la memorización y no desarrollan el pensamiento crítico.
Necesitamos que los niños aprendan a pensar, es clave.
Chile tiene Simce en segundo, cuarto y octavo básico y en segundo
medio. También en inglés, educación física y TIC. ¿Va contra la nueva
tendencia?
La pregunta es qué objetivos se quieren como país y cuál es la mejor
forma de conseguirlos. Si el objetivo es el aprendizaje a largo plazo,
desarrollar pensamiento crítico y participación en la sociedad, poner
pruebas para todo no es la mejor forma. Si eres escéptico de los
profesores, entonces las pruebas son una buena forma de controlarlos. En
EE.UU. se empezó a testear todo. Y las escuelas se transformaron en un
laboratorio: los niños iban a hacer pretest.
Cuando en un país como Chile el 40% de los niños no sabe leer comprensivamente, ¿qué se hace?
Hay que partir viendo los activos positivos. ¿Dónde están las voces
que están llamando a una mejor educación? En los estudiantes. En la
cuarta vía, escuchamos la voz de los estudiantes. Lo que pasó con los
otros modelos era que siempre el gobierno sabía lo mejor. O había
grandes reportes que venían, desde arriba, a decir qué hacer. Ahora, los
profesores y estudiantes pueden liderar también.
¿Algún país lo ha logrado?
Finlandia. Ellos encontraron la forma de hacer pruebas sin que los
profesores se concentren en eso. Siempre están aplicando pruebas a
muestras de alumnos, no estandarizadas, ni que se usan para competir,
sino para diagnosticar.
En Chile se está implementando un sistema de clasificación de
escuelas. Al cuarto año, si quedan mal evaluadas, podrían cerrar. La
idea es que la amenaza los incentive a mejorar. ¿En EE.UU. funcionó?
En un sistema como Finlandia o Singapur, lo último que harían es
amenazar con cerrar un colegio. En las comunidades pobres, la escuela es
una de las únicas fuentes de estabilidad. El gran problema de los niños
vulnerables es la gran inestabilidad. Por otro lado, los profesores
dicen a los niños que si no lo hacen bien, les van a cerrar la escuela.
Eso inunda a la escuela de miedo. La solución es simple: si hay una
escuela en problemas, hay que ayudarla, no amenazarla.