En el establecimiento hay 165 profesores para 4.400 alumnos. En marzo se perdieron 400 horas de clases.
por E. Simonsen / F. Cadenasso, Santiago - 30/06/2013 - 03:30
“Hoy vengo a hablar de aquello que todos como institutanos callamos.
De aquello que la historia oficial prefiere olvidar”. Así comenzó su
discurso el estudiante Benjamín González, en la graduación de los
cuartos medios del Instituto Nacional en diciembre 2012.
El mensaje, en el que se cuestionaba el enfoque del colegio destinado
al éxito académico y se lo acusaba de discriminatorio, es mencionado
hoy en los pasillos como el anticipio de lo que se venía: la toma que
terminó el viernes, cuando los estudiantes entregaron el liceo tras
acordar avanzar en una mesa de trabajo con la alcaldesa, Carolina Tohá.
Un busto, exposiciones, obras de teatro. Todas esas actividades que
el instituto tenía programadas para su Bicentenario en agosto, están
detenidas, fruto de la crisis que provocó la salida del rector, Jorge
Toro, tal como en 2008 sucediera con su antecesor, Omar Letelier.
Pese a todo, en la PSU logró 17 puntajes nacionales,el máximo en todo
el país, y en el Simce de segundo medio se ubicó en el lugar número dos
entre los municipales.
El patio Calama
En 2008, se asignaron $ 2.700 millones a recuperar la
infraestructura. Se reacondicionaron baños y se les cambió el piso a las
salas. Además, se recuperó el patio en altura, el llamado Calama,
colocándole bancos y plantas.
Pero los pisos, de plástico, se levantaron. Quedó el cemento, con
pegamento. “El patio Calama se cerró, no había inspector para
supervisarlo”, agrega el vocero de la toma, Pablo Quezada. Sólo se abre
en recreos.
El resto del edificio, de 3.300 metros cuadrados, con seis pisos y
sin ascensores, se mantiene igual. Aún no recibe la recepción final de
obras. Sus dos auditorios, tres gimnasios y 10 salas especializadas se
ocupan “pero en condiciones paupérrimas”, reconoce Toro.
Los profesores hablan de un colegio colapsado. Hay cinco cursos de
segundo medio que deberían tener jornada de mañana, pero que van en la
tarde. El problema se originó por la repitencia de unos 800 alumnos en
2011, tras la toma de casi 7 meses, a lo que se sumaron otros 200 en
2012, por rendimiento. En vez de 12 cursos, hay 19 terceros y 19
cuartos, los que casi coparon las salas de la mañana. “Hay 4.400 alumnos
en un espacio para 2.500”, dice Toro.
Según la Dirección de Educación Municipal (DEM), ya hay destinados $ 30 millones para reparar los pisos.
Un sicólogo
Hay 165 profesores, 30 auxiliares, cuatro inspectores generales (dos
por cada jornada), dos orientadores y un sicólogo. “Los orientadores se
comunican con los alumnos vía oficios”, dice un estudiante. No hay
tiempo para atender de manera personalizada.
Este año los recursos humanos escasearon aún más cuando 10 profesores
se acogieron a jubilación. Sumados los que se fueron y los que
presentaron licencia, hubo que reemplazar a 30 docentes. Sólo en marzo
en una de las cuatro inspectorías hubo más de 400 horas no hechas. Por
ejemplo, ese mes el I° B perdió 24 horas de clases de lenguaje, historia
y biología, entre otros.
“Los horarios deben quedar listos en noviembre. Se sabía que esos
docentes iban a jubilar y no se les reemplazó”, dice Gloria Neculqueo,
presidente del Consejo Gremial de Profesores.
La DEM realiza un catastro sobre la dotación real de profesores y lo que se necesita.
Plan educativo
No es todo. En la comunidad existen divisiones, en especial
apoderados y profesores. “Los docentes están divididos: los que quieren
cambio y quienes prefieren mantener el status quo”, dice un ex
institutano. Entre ellos, hay rencillas personales, agregan los alumnos.
El conflicto nació en 2008, entre quienes apoyaron a Letelier y
quienes pedían su salida. “El trabajo de Toro era mejorar el clima de
trabajo”, dice Neculqueo. Pero la división se profundizó.
Los alumnos piden un nuevo proyecto educativo, cuyo norte no sólo
sean los puntajes nacionales. “Los tiempos cambiaron. Los docentes hacen
bien su pega, pero la formación humana es cuestionable”, dice Quezada.
Se refieren al estilo pedagógico autoritario de ciertos docentes. Por
ejemplo, hoy, uno de ellos está sumariado por insultar a un alumno. “Se
necesita un líder que empuje a la comunidad a formar buenos
ciudadanos”, dice el ex presidente del Centro de Alumnos, Tristán
Zamora.
El municipio nombró dos nuevos vicerrectores a cargo de gestión y de
convivencia. Ambos son ex institutanos y serán los encargados de
reestablecer las confianzas.