La Sociedad Chilena de Ciencias Geográficas criticó este jueves
el cambio curricular de la asignatura escolar de Geografía, mediante la
cual el Ministerio de Educación busca, según la agrupación, “despojar a
este ramo de su potencial ciudadano y político, y dejarlo sólo como un
cúmulo de conceptos teóricos sin aplicación para los estudiantes”.
Es tradicional que se diga que Chile es “una larga y angosta
faja de tierra”, o “el país de la loca geografía”; que tiene “4 mil
kilómetros de costa”; y que se abarque al territorio con la expresión
“de Arica a Magallanes”. El país tiene una altitud máxima de 6.893
metros (en el volcán Ojos del Salado, en la Región de Atacama), y una
profundidad máxima de 8.065 metros en el océano (en la Fosa de Atacama,
que está entre Valparaíso y Antofagasta).
Por deslumbrantes que sean estos datos, ellos son más bien
descriptivos, porque el conocimiento de la geografía permite además
empoderarse de lo que sucede en el territorio, y de los usos que se da a
la naturaleza.
Con ese enfoque como referente, la Sociedad Chilena de Ciencias
Geográficas cuestionó la modificación curricular que impulsa el
Ministerio de Educación sobre la asignatura escolar de Geografía, que
según los expertos está siendo despojada de contenido social e
re-encausada hacia una geografía más teórica, pero sin asidero en los
territorios.
El cambio fue anunciado por el Ministerio de Educación en mayo,
mediante un borrador de bases curriculares, que implica una serie de
modificaciones de fondo.
Según la presidenta de la Sociedad Chilena de Ciencias Geográficas,
la doctora en Geografía Marcela Sánchez, esta medida merma el derecho de
los estudiantes a aprender sobre el espacio construido desde una
perspectiva geográfica, instrumentalizando el conocimiento del
territorio y dejando en segundo plano las relaciones entre la sociedad y
su medio natural.
“No es positivo, la geografía es necesaria para que la relación entre
el hombre y el medio sea adecuada. El conocimiento de eventos naturales
extremos, problemáticas con el uso del espacio, la distribución de
fenómenos, crecimiento de las ciudades, el uso de recursos y los
problemas que aquejan al mundo rural”, son sólo algunos de los temas
destacados por la especialista.
En concreto, el cambio significa que la asignatura de Geografía
bloquea el conocimiento de instrumentos democráticos, como la
participación ciudadana temprana frente a proyectos con impacto
ambiental, la organización colectiva para hacer frente a megaproyectos
inmobiliarios, eléctricos o mineros; o la asociatividad territorial para
balancear la lógica del modelo económico extractivista de recursos
naturales. O sea, según la sociedad Chilena de Ciencias Geográficas, se
está despojando a este ramo de un enfoque ambiental, ciudadano y
participativo, sin lo cual se convierte a esta disciplina en un cúmulo
de conceptos inaplicables y puramente teóricos.
La ministra de Educación, Carolina Schmidt, rechazó esta crítica y
dijo que el Gobierno sólo tiene interés en modernizar la malla
curricular: “Los nuevos currículos aprobados por el Consejo,
implementados hoy en el país, han fortalecido el estudio de la
geografía, hay más materias por su importancia. Hay etapas de consulta
para currículos de séptimo básico a segundo medio, hay un trabajo de
expertos para analizar la enseñanza. No solamente no se disminuye, sino
que ha crecido de acuerdo a una materia clave en un mundo globalizado”.
La Sociedad Chilena de Ciencias Geográficas junto a representantes de
las 8 universidades en las cuales se imparte la carrera de Geografía en
Chile, solicitaron una reunión con la ministra Schmidt, con la
expectativa de acercar posiciones respecto del enfoque que debe darse a
la asignatura escolar de la Geografía.