Miércoles, 6 de marzo de 2013
"El cielo se puso rojo. Estaba
haciendo calor, bajó la neblina y llovió. Luego se puso rojo. Dicen que
fue justo cuando murió Chávez". Iraima Moscoso, como tantos millones de
seguidores de Chávez, no tiene duda: el presidente de Venezuela es un
mito.
Con una visible cicatriz atravesándole la nariz,
sin duda marca de una vida dura, la marca de muchos chavistas, Moscoso
era una más de los tantos a los que les asomaban lágrimas en la mirada
en la plaza Bolívar de Caracas.
No era para menos, el próximo
viernes enterrarán al carismático líder que gobernó Venezuela durante 14
años con aires de gigante de la política, un provocador imbatible en
las urnas que a nadie dejó indiferente: o lo amabas o lo odiabas.
Y la mayoría de los venezolanos, como
demostraron las cuatro elecciones presidenciales que ganó y las
dramáticas demostraciones que siguieron al anuncio de su muerte, lo
amaba. El resto, claro está, no.
"¿Hasta cuándo estaremos aquí? No tenemos
límite. El 13 de abril salimos a las doce del mediodía y no regresamos
hasta que habló Chávez", le dijo Moscoso a BBC Mundo, en alusión al
golpe de Estado que sacó al presidente del poder por dos días en 2002.
Orgullosa de haber formado parte de aquella
marea popular que propició la recuperación del poder de Chávez, la mujer
también advierte que, con tal de que continúe la revolución, está
dispuesta "a todo".
Video: duelo en Caracas
Y es que hasta a dar su vida están dispuestos
muchos de quienes adoran al que mandó a callar el rey de España, llamó
de todo a George W. Bush al tiempo que empoderaba a las clases más
desfavorecidas, los hasta entonces olvidados por la política
tradicional.
Para sus críticos un déspota con aires
mesiánicos, terrible gestor que sumió al país en la debacle económica y
permitió que se desatara la delincuencia. Un hermano o un padre para sus
partidarios, la mayoría beneficiados por las intensas políticas
sociales que ha reducido la pobreza en términos dramáticos.
Su sucesor será elegido en elecciones que, según establece la Constitución, deben realizarse en un plazo de 30 días.
El canciller, Elías Jaua, recordó que antes de
partir por última vez a Cuba, Chávez ungió como su sucesor al actual
vicepresidente Nicolás Maduro.
La oposición tendrá que determinar su candidato,
aunque aparece como favorito el gobernador de Miranda, Henrique
Capriles, el mismo que fue derrotado en las urnas por Chávez en octubre
de 2012.
Acompañado de los más destacados líderes
opositores, Capriles leyó un comunicado en el que ofreció condolencias
al chavismo y llamó a que ésta sea "la hora de la paz y no la
diferencia".
"Fuimos adversarios, nunca enemigos", dijo. "Se
impone un diálogo nacional sincero entre todos los sectores de la
sociedad venezolana", agregó.
"Somos mayoría"
Varios miles de chavistas se congregaron poco
después de conocerse la noticia a las afueras del Hospital Militar donde
falleció a las cuatro y veinticinco de la tarde.
Algunos menos, alrededor de un millar, había en
la plaza Bolívar del centro de la capital. Allí, en el recogimiento
irrumpía de vez en cuando alguna las típicas proclamas del chavismo. Tal
vez la más repetida: "Alerta que camina la espada de Bolívar, alerta
que camina por América Latina".
"Somos mayoría" o "Chávez somos todos" se
escapaba en los corrillos al pasar del reportero. "Tiene que ir al
Panteón" (el lugar donde están enterrados los héroes de la independencia
y otros ilustres) era otro comentario recurrente.
Durante el tiempo que BBC Mundo permaneció en el
lugar, la tranquilidad sólo se vio interrumpida un par de veces. Con la
llegada de un camarógrafo del canal de línea opositora Globovisión, que
fue obligado a salir entre empujones, y con la llegada de un numeroso
grupo de motocicletas.
Para entonces, los abrazos serenos habían dado
paso al desgarro de horas antes, a pocos minutos del anuncio, cuando
entre gritos, los chavistas rompían en un llanto desconsolado.
clic
Lea: Aquél al que sólo derrotó el cáncerComo si adelantaran los relojes
Video: el anuncio de la muerte
La noticia la dio en cadena obligatoria de radio y televisión el vicepresidente Nicolás Maduro, pero no pocos se enteraron por teléfono. "¿Cómo que murió Chávez?", se oía. En minutos ya nadie hablaba de otra cosa. Las televisiones se convirtieron en un monográfico y las redes sociales estallaron.
En la calle, la gente iba con prisa. Los opositores buscaban su casa. Los simpatizantes del presidente, las concentraciones de duelo. Todos caminando a paso ligero con el celular en la oreja. Las líneas se colapsaron unas horas.
Y de repente llegó la calma. Súbitamente, sin que nadie hubiera tenido tiempo de cenar, poco después de las ocho, llegó la tranquilidad de la madrugada. El tiempo adelantado.
En los alrededores de la plaza Altamira, conocido feudo opositor, el ambiente tenía cierto aire de toque queda voluntario. La gran mayoría de sus habitantes estaban ostensiblemente recogidos en casa, con las ventanas iluminadas por el tintineo de la televisión prendida para ver pasar el goteo de autoridades.
Así apareció el ministro de Defensa, el almirante Diego Molero, el canciller Elías Jaua y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, anunciando algunos detalles del funeral y del inmediato devenir de la situación política.
"Es un ser humano"
En Chacao, un municipio de Caracas reconocido
como feudo opositor, se podían ver desperdigados grupos de personas
comentando la noticia, que decían ya conocer "de antemano".
Video: la reacción de Capriles
Cuando se anunció, no pocos automóviles tocaban
el claxon en señal de júbilo y hasta fuegos artificiales pudieron oírse.
Las emociones que despierta Chávez entre sus seguidores tienen su
espejo en los opositores.
Y pese a la distancia política y el temor a los
problemas que derivarán de que "ahorita no tenemos presidente", como le
dijo a BBC Mundo, Andrés Márquez, tampoco era difícil encontrar cierto
duelo.
"Perdemos al presidente, evidentemente es un ser humano. Debemos estar unidos porque todos somos venezolanos", dijo Márquez.
"Hay una tensa calma porque puede haber una
colisión entre los bandos. Lamentablemente vivimos en un país donde hay
dos bandos, los chavistas y los que no", agregó.
Al tiempo que aseguraba que no lo echará de
menos porque nunca ha vivido de ningún gobierno "menos de éste", Arturo
reconocía que "así no sea familia de uno, cualquiera siente la muerte".
"Chávez pasará a la historia porque era un
líder. Y en la oposición todo el mundo lo sabe", agregó justo antes de
subirse a la grúa de automóviles con la que se gana la vida.
"Te magnetiza"
"Qué iba a hacer, llorar. Estaba en la oficina
cuando me enteré de que se fue el comandante, se nos fue el líder", le
contó a BBC Mundo Manuel Díaz, un aguerrido activista del barrio 23 de
enero de casi dos metros de altura que esta noche estaba desecho.
Eso sí, la cara se le iluminó cuando recordó el
día en que le dio la mano a Chávez. "Es que cuando le das la mano te
magnetiza. Me dejó emocionadísimo".
Díaz es muestra del vínculo emocional labrado
por Chávez con sus bases. Incluso analistas vinculados a la oposición
reconocen que va más allá de lo racional. "Amor con amor se paga", le
gusta decir a los chavistas.