Informe Pearson advirtió que la prueba tiene un claro sesgo contra estudiantes técnicos.
por Eduardo Cabrera Castro, Santiago - 03/02/2013 - 08:06ImprimirMore Sharing Services
“Las preguntas no están alineadas con el currículum de enseñanza media y están centradas en la enseñanza humanista científico (HC), por sobre la modalidad técnico profesional (TP)”. Esa fue una de las conclusiones del Informe Pearson, la primera evaluación internacional a la PSU que se hace pública y que entregó esta semana elministro de Educación, Harald Beyer.
En otras palabras, según la auditoría, la prueba tiene un sesgo contra los colegios técnico-profesionales, ya que en sus preguntas considera principalmente contenidos que están en la malla curricular de los liceos científico- humanistas. A los liceos técnico-profesionales asiste casi la mitad de la población y, en su mayoría, se trata de alumnos de bajos recursos (el 91% proviene de los dos primeros quintiles de ingreso).
Según cálculos realizados por La Tercera, los alumnos técnico-profesionales tienen incorporado en su currículo sólo el 55% de los contenidos que entran en las pruebas de lenguaje, matemáticas, ciencias e historia. En total, estos alumnos revisan, en toda la enseñanza media, 217 de los 395 contenidos que, se supone, abarca el test.
El análisis se hizo considerando los currículos oficiales vigentes del Mineduc y las materias que son evaluadas en la PSU, según el Demre.
El fenómeno se produce porque los estudiantes técnicos tienen menos horas lectivasdedicadas a esos ramos tradicionales: en tercero y cuarto medio, por ejemplo, sólo tienen 10 horas a la semana para lenguaje, matemática e historia. Ninguna hora es dedicada a las ciencias. En comparación, los estudiantes de liceos científico-humanistas tienen 23 horas a la semana para esas cuatro asignaturas, considerando los ramos de la modalidad HC.
“Esto no es igualdad de oportunidades. Si existe sólo una prueba de selección para todos los estudiantes, ¿por qué se incorporan preguntas de materias que nunca han visto? Es inaceptable que les midan química, física o biología si no tienen ninguna hora para eso en tercero y cuarto medio”, dice Marta Estruch, directora académica de SNA Educa, que administra liceos técnicos.
Por ejemplo, producción de ensayos interpretativos o investigación de la evolución del lenguaje son algunas de las materias que sólo revisan los alumnos de la modalidad humanista científico.
Según Pearson, el sesgo más fuerte se produce en matemática. El análisis indica que en ese ramo los alumnos técnicos revisan 43 contenidos de la prueba; los científico-humanistas, 63.
Expresiones racionales, operatoria algebraica, factorización, simplificación o racionalización son materias que no profundizan los alumnos técnicos.
En ciencias, sólo los alumnos de la modalidad HC tienen horas en tercero y cuarto medio. En esa prueba, 54 preguntas, de un total de 80, hacen alusión a materias vistas en primero y segundo medio por alumnos técnicos y científicos; y 26 preguntas a contenidos del currículo de tercero y cuarto medio científico-humanista en física, química o biología.
El fenómeno se traduce en que los puntajes de los egresados de liceos técnicos sean inferiores a los de establecimientos tradicionales. Un promedio de 484 puntosobtuvieron los primeros en la última prueba, mientras que los de la modalidad científico-humanista promediaron 37 puntos más (547 puntos).
Más aún, uno de cada cinco egresados de establecimientos técnicos no logró los 475 puntos requeridos para postular a créditos estatales. Una barrera que no logra superar apenas el 8% de los egresados de liceos científico-humanistas.
“Han pasado 10 años y aún no hay justicia para estos alumnos técnicos que quieren especializarse entrando a la universidad”, señala Omar Flores, ex miembro del Demre y uno de los encargados de armar la primera prueba de Ciencias.
El informe Pearson recomienda ajustar los contenidos de la prueba a todo el currículo, no sólo científico-humanista (respecto del cual también está desalineado), sino también al técnico, situación que podría darse en un corto plazo, si es que el Consejo de Rectores así lo decide. Eso implicaría incorporar nuevas preguntas y algunas de las que hoy se consideran, dejen de entrar.
También Pearson propone tres pruebas diferenciadas para Ciencias en las áreas de Física, Química y Biología y no incorporar una sección especial para los estudiantes de liceos técnicos dentro de la prueba de Ciencias, como lo había decidido el Consejo de Rectores.
“El cambio de la PAA a la PSU fue sin un estudio serio previamente. Se debió considerar cuatro puntajes para la prueba de Ciencias, donde los alumnos TP sólo rindieran la prueba general”, dice Mónica Silva, experta en PSU y académica de la U. Católica de Chile.
El inicio del problema
Para Verónica Abud, gerenta general de la Fundación La Fuente y ex jefa de Educación Escolar del Mineduc, el problema nació al crear la PSU, debido a los múltiples propósitos que tenía el test. “Querían matar dos pájaros de un tiro. Por un lado, necesitaban medir los contenidos de la educación media producto del cambio de currículum y, por otra, tener un sistema de selección a las universidades”, dice.
De hecho, en un acta del Consejo de Rectores del 18 y 19 de enero del año 2001 se señala que “la comisión consideró que ambos procesos podrían ser refundidos con el beneficio de alcanzar una mejor articulación entre el nivel medio y superior”.
En el mismo informe se advierte que la aplicación de la prueba podría perjudicar a egresados de liceos TP: “El problema que se plantea respecto de los estudiantes provenientes de la enseñanza técnico-profesional es que su currículum, en lo que se refiere a la posible prueba integrada de Ciencias, es diferente del de la enseñanza humanista-científica. La solución que se propone es que los alumnos TP contesten un subconjunto menor de preguntas”, añade el acta.
“Creo que no existía una convergencia técnica al respecto y que lo que ha ocurrido es que la formación TP se ha hecho una demanda respecto de la cual hay mayor conciencia pública y que el sistema de admisión requiere de una diversificación que no se advertía antes”, dice el rector de la U. de Valparaíso, Aldo Valle.