Se nos tutelan o restringen decisiones como con quién me caso (no se permite el matrimonio homosexual), qué fumo (no se permite fumar marihuana), por quién voto (el sistema binominal en las elecciones para senadores y diputados restringe fuertemente el número de partidos por distrito)…gio DiazSi una persona está enferma debe tomar una importante decisión: buscar la forma de sanarse. El tratamiento exacto para hacerlo, la gran mayoría de los y las ciudadanas lo desconoce, por lo tanto van al médico (especialista) para que este le indique qué deben hacer. En otras palabras, sobre ciertos temas es necesario pedir ayuda para tomar la decisión más correcta, ya que carecemos del conocimiento adecuado para poder hacerlo solos satisfactoriamente. Pero si los mismos ciudadanos deben elegir cuál es su equipo de fútbol favorito, no necesitan de ayuda especializada, ya que tomaron esta decisión cuando niños influenciados por múltiples factores, como los familiares, culturales, geográficos, coyunturales, etc.
En nuestro país pasa algo curioso: nos dejan tomar decisiones técnicas, de las cuales la mayoría de la población (en la cual me incluyo) no tiene el conocimiento adecuado para obtener un resultado correcto, mientras que nos restringen y tutelan otras decisiones sobre las cuales los ciudadanos y ciudadanas deberían tener amplia libertad de tomarlas.
En el primer caso es posible encontrarse con un sistema de salud y de pensiones donde supuestamente nos entregan una mayor libertad de elegir. Es así como podemos optar entre múltiples ISAPRES y planes de salud y debemos elegir entre varias AFP y fondos de inversión. El problema está en que es al menos dudoso creer que la mayoría de la población tenga el conocimiento adecuado para tomar estas decisiones correctamente durante su vida. Siguiendo el ejemplo que puse al principio, es como auto recetarnos los remedios para la enfermedad; algunos lo hacen, pero es altamente peligroso.
Por otro lado, se nos tutelan o restringen decisiones como con quién me caso (no se permite el matrimonio homosexual), qué fumo (no se permite fumar marihuana), por quién voto (el sistema binominal en las elecciones para senadores y diputados restringe fuertemente el número de partidos por distrito), qué hace una mujer si tiene un embarazo en caso de violación o con riesgo de vida (no se permite el aborto terapéutico), entre otras cosas. En todas estas decisiones, tal como al elegir un equipo de fútbol, pueden existir múltiples razones para tomarlas. Pero lo relevante es que todos los ciudadanos tienen la capacidad necesaria para tomar estas decisiones sin ningún tipo de tutelaje, ya que no se requiere conocimiento especializado para optar por una opción correcta. Tal cuestión sucede porque en estos temas no hay una única opción correcta, sino que existen varias opciones que cada persona es libre de elegir dependiendo de sus concepciones personales de la vida.
Ahora bien, la paradoja de dejarnos tomar decisiones que no deberíamos realizar y de restringirnos o tutelarnos otras que sí debiéramos hacer, se produce por la particular combinación ideológica de liberalismo económico y conservantismo social de quienes construyeron institucionalmente este país hace 40 años. Por una parte, la libertad sólo se otorga en aspectos económicos, lo que permite a los ciudadanos tomar decisiones individuales en diversas materias (salud, pensiones, etc), rol que debería tomar el Estado. Por otra parte, el conservantismo social hace que el Estado decida por los ciudadanos en otras materias donde ellos mismos deberían optar (posibilidad de matrimonio homosexual, legalización marihuana, aborto terapéutico, elección política entre todos los partidos existentes, etc.), cuando su rol debería limitarse a regular el diseño institucional de las decisiones adoptadas por los ciudadanos. Es decir, el mundo al revés.