Opinión
La discusión en torno a la inclusión del ranking como variable al sistema de admisión universitario, generó un gran revuelo en el escenario nacional.
Si bien no conseguimos erradicar a la PSU, pudimos integrar una
variable de acceso que según múltiples actores del mundo de la educación
genera mayor inclusión, abriendo así una ventana a la verdadera reforma
estructural que tanto necesita la educación chilena.
A principios de este año, el actual Ministro de Educación no dudo en
expresar su completo apoyo a esta medida, tanto en instancias públicas,
como en las múltiples reuniones que sostuvimos con distintas
organizaciones. Sin embargo, una vez que el Ranking es aprobado,
inmediatamente se pronuncian al respecto variadas federaciones y
dirigentes estudiantiles, quienes dentro de su ignorancia no habían
abordado el tema con anterioridad, perjudicando así las proyecciones en
esta materia.
Este es el caso de los liceos emblemáticos, quienes abrieron el
primer flanco de ataque, desde el cuál nosotros debimos asumir las
tareas que el Ministerio no realizaba.
Si bien a estos el Ranking no los beneficiaba, no comprometía en
mayor grado sus puntajes, pero sí se lograba premiar a más de 90 mil
estudiantes, que representan más del 30% del total de egresados al año.
En torno a esto, el Ministerio finalmente decide dejar las tribunas y
hacerse parte de la discusión, avalando así a quienes pedían que la
medida no fuese aplicada desde este año, apelando a argumentos erróneos y
simplistas.
De esta forma, el MINEDUC vuelve a cerrarse de manera ciega e
intransigente contra una propuesta que ha demostrado combatir de manera
eficaz la segregación, estando implementada hace ya más de 30 años en la
Universidad de Santiago.
Esta situación pasa a ser vergonzosa cuando el Ministerio comienza a
hacer un uso mediático del conflicto, dejando así, como es costumbre, en
segundo plano las problemáticas de fondo que se han planteado desde el
año pasado en torno a este tema.
Es importante señalar que en este caso, las irresponsabilidados no
van sólo del lado del Ministerio, sino también de quienes hoy no han
optado por dar un giro real a los mecanismos de ingreso, desmostrándose
esto cuando más de 20 universidades optan por quitar ponderación al NEM
en lugar de la PSU para otorgárselas al Ranking, exponiendo de esta
forma su comodidad con el status quo existente en el actual sistema.
Además de esto, hay quienes ingenuamente han potenciado la medida de
forma negativa, a pesar de afirmar querer cambios. Esto, hace pensar que
no todos somos capaces de comprender que con toda esta arremetida en
contra del ranking, la PSU sigue instaurándose como sistema hegemónico
de ingreso a pesar de su probada tendencia segregadora.
Hoy, el Ministerio logró su vergonzoso objetivo, ya que por su
irresponsibilidad y su carácter eminentemente reactivo, la discusión de
fondo se encuentra totalmente perdida.
No pretendo mirar con desazón la situación, porque si el tema de la
inclusión en educación superior ya lleva más de 20 años trabajándose, no
serán estos pequeños impases los que frenarán el trabajo. Una sociedad
más justa no se construye de la noche a la mañana, de eso estoy seguro, y
por lo mismo es necesario dejar en claro que el Ranking, los cupos
supernumerarios o el propedéutico, son medidas que tienen trabajo serio
de respaldo y aunque para muchos sean soluciones parche, implementarlas
nos lleva un gran paso adelante en pos de un acceso a la educación
superior más justo e igualitario.
El autor es presidente de la Federación de Estudiantes de la Usach