Publicado: 28.09.2012
Los
autores ofrecen un mapa de temas clave que debieran estar presentes en
la importante discusión del presupuesto de la Nación, marcada por
cuántos recursos se destinarán a sacar a la educación pública del
escandaloso estado en que se encuentra. Las expectativas acumuladas y
las promesas hechas por gobierno y oposición, mostrarán si la clase
política está en sintonía con el reclamo de la calle en un año de
elecciones municipales. Para los sociólogos Manuel Sepúlveda y Gonzalo
Muñoz la discusión del presupuesto 2013 mostrará si la insistencia de
estudiantes y especialistas, desde el CEP hasta la izquierda, ha
convencido a nuestros políticos de despejar una ruta de fortalecimiento
público que por décadas estuvo abandonada.
En los próximos días
el gobierno presentará al Congreso el proyecto de Ley de Presupuesto
para el año 2013, iniciándose con ello un periodo clave en la discusión
política. Tal como ocurrió el año pasado, los recursos destinados a
Educación son eje central del debate. Es en esta propuesta
presupuestaria donde pueden observarse cuáles son las respuestas del
gobierno ante las demandas estudiantiles, pero es sobre todo allí donde
puede conocerse con claridad las políticas que se privilegiarán en un
año especialmente importante, pues se trata del último año escolar del
gobierno de Piñera.
“El 2013 será un año clave para nuestro sistema educativo. El cierre de un ciclo de gobierno -que ha sido más bien de continuidad que de ruptura- y el inicio de un proceso de discusión política de cara a las elecciones, representa una posibilidad que hay que saber aprovechar”.
El ajuste tributario recientemente aprobado comprometió recursos
adicionales para la cartera de Educación que superan los US$ 1.000
millones, y por lo tanto, si sumamos estos recursos al ritmo de
crecimiento normal del presupuesto en Educación (que el año pasado se
incrementó en un 7.8% y que desde el 2007 presentaba alzas anuales que
superaban el 10%), el total de inversión disponible para el ministerio
debiera acercarse a los US$ 14.000 millones. Cualquier cifra inferior a
este monto estaría ignorando compromisos ya adquiridos por el gobierno.
Las discusiones del presupuesto, sin embargo, tienen siempre asociado
un riesgo: concentrar la mirada -durante las varias semanas que en
general dura este proceso- solamente en aquella dimensión de la política
educacional que tiene una expresión en los recursos que se invertirán
al año siguiente. En nuestra opinión, el 2013 se juega parte importante
de lo que ocurrirá en el sistema en los próximos años, y es
indispensable comenzar a jugar en esa cancha, mucho más grande, compleja
y de largo aliento que la del presupuesto 2013.
Siguiendo con el paralelo futbolístico, dos son los partidos clave
que se juegan el próximo año. El primero de ellos tiene que ver con la
implementación de varios cambios que ya se han aprobado normativamente y
cuyo éxito depende de cómo se implementen. El segundo, más importante
todavía, es la discusión educativa de mediano y largo plazo que sí o sí
estará en la disputa presidencial y parlamentaria. Desarrollamos a
continuación algunas claves para entender -y ojalá ganar- ambos
partidos.
En primer lugar, el año 2013 será un año plagado de
“implementaciones” educacionales, de puesta en marcha real de varias de
las reformas que se han aprobado durante esta administración (muchas de
las cuales comenzaron a diseñarse previamente). La mejora del sistema
educativo en los próximos años necesariamente pasa por una buena
ejecución de estos procesos, entre los que destacan cuatro principales.
Será responsabilidad de todos monitorear su avance.
“El 2013 se juega parte importante de lo que ocurrirá en el sistema en los próximos años, y es indispensable comenzar a jugar en esa cancha, mucho más grande, compleja y de largo aliento que la del presupuesto 2013”.
-Nueva Institucionalidad de la Educación Escolar. La
nueva estructura compuesta por MINEDUC, Consejo Nacional de Educación,
Superintendencia de Educación y Agencia de Calidad, funcionará
completamente en régimen el 2013 después de una lenta implementación
inicial. El nuevo modelo de “alta dirección” del sistema escolar chileno
se juega parte importante de su capacidad para contribuir a la mejora
del sistema el próximo año.
-Nuevas Bases Curriculares. Se trata de
probablemente la más importante de las reformas que la administración
Piñera ha producido. El cambio en los contenidos y planes de estudio
empezarán a plasmarse en la realidad diaria de los establecimientos,
pero además, deberá traducirse en una cadena de otros ajustes, entre los
cuales destaca la necesaria coherencia entre el nuevo currículum, los
estándares de aprendizaje (todavía no aprobados por el CNED) y el SIMCE.
El 2013 habrá que seguir muy de cerca todo este proceso.
-Ley de Calidad y Equidad. Los cambios al Estatuto
Docente que consiguió aprobar el ex ministro Lavín, ya están comenzando a
ver sus frutos y también a mostrar sus vacíos/problemas. El año 2013
será un año clave para evaluar sus primeros resultados, sobre todo en
materia de directivos y sostenedores.
-Nuevo ciclo y ampliación de la Subvención Preferencial.
La SEP inicia un nuevo ciclo para las escuelas que se incorporaron a
este sistema hace ya cuatro años, con el desafío de reformular sus metas
y planes de mejoramiento. Además, esta ley se amplía por primera vez
-aunque gradualmente- a la enseñanza media, lo que también supone un
gran desafío de implementación. Debido a la experiencia de esta primera fase -llena de aciertos y problemas- es indispensable seguir de cerca lo que ocurrirá con esta política.
“En la propuesta presupuestaria del gobierno podrán observarse cuáles son sus respuestas ante las demandas estudiantiles, pero sobre todo qué políticas se privilegiarán en un año especialmente importante, pues se trata del último año escolar del gobierno de Piñera”.
Por otro lado, el 2013 debiera ser el año -así esperamos- donde el
país recupera la discusión de mediano y largo plazo en Educación, sobre
aquellos temas que no se han abordado seriamente hasta el momento y que
son fundamentales para avanzar en calidad y sobre todo en equidad e
integración. Varios de estos temas siguen siendo eje central de las
demandas del movimiento estudiantil. La elección presidencial es un
momento privilegiado para la discusión pública sobre estos temas. Si
bien el listado es largo y complejo, creemos que los siguientes cuatro
ámbitos de política educativa deben ser prioritarios en la disputa y
propuestas presidenciales:
-Carrera y Formación Docente. Si bien el proyecto de
reforma al Estatuto Docente que actualmente se discute en el Parlamento
aborda varias dimensiones del problema y ha contado con la aceptación
general de distintos actores, existen profundas deficiencias -como los
mecanismos de evaluación local o el trato desigual al sector municipal-
que de no ser resueltas pueden derivar en un resultado totalmente
insatisfactorio. En este plano, creemos además, que ha llegado el
momento de abordar en serio el tema de la formación de nuevos
profesores, que va mucho más allá de becas para buenos estudiantes de
enseñanza media o un examen de habilitación. Urge un nuevo sistema de
acreditación de pedagogías y la creación de un marco regulatorio que
impida que sigan llegando al sistema profesores que no cuentan con las
competencias necesarias y que tenga consecuencias para las
universidades.
-Fortalecimiento de la Educación Pública. Se trata
del paso más difícil, pues dicho fortalecimiento trasciende con creces
la discusión -muy recurrente- sobre cuál es la mejor institucionalidad
y/o sobre quién es el que debiera hacerse cargo de los establecimientos
hoy municipales. Es evidente que el proyecto de ley ingresado por el
gobierno de Piñera, no es una buena base para la discusión, pues no
aborda temas sustantivos ni cuenta con un financiamiento asociado. La
situación de la educación pública -en completo deterioro y desventaja-
hoy hace indispensable un abordaje integral de este problema que, más
allá de la figura administrativa a definir, cuente con la prioridad
política, recursos y capacidades que permitan que la educación pública
pueda transformarse nuevamente en una opción válida y mayoritaria en
Chile.
“La situación de la educación pública -en completo deterioro y desventaja- hace indispensable un abordaje integral que cuente con la prioridad política, recursos y capacidades que permitan que la educación pública pueda transformarse nuevamente en una opción válida y mayoritaria en Chile”.
-Sistema de Financiamiento. No basta con inyectar
más recursos. La actual estructura de subvenciones no responde a los
costos efectivos de las escuelas, y ha desfinanciado las arcas de
innumerables comunas del país. Aquí se deben proponer y discutir cambios
sustantivos. Junto con la eliminación del financiamiento compartido y
el aporte municipal (elementos que profundizan la desigualdad entre
familias y comunas), es necesario implementar a la brevedad un nuevo
sistema de financiamiento que establezca recursos estables, los que
debieran depender de una ecuación más compleja que la sola asistencia de
los estudiantes.
-Cambios en Educación Superior. Si bien es cierto se
ha avanzado en materia de ayudas estudiantiles (lo que ha significado
una fuerte inyección de recursos por parte del Estado), esta inversión
no ha respondido a las principales demandas estudiantiles ni ha sido
acompañada de una política seria que exija criterios mínimos de calidad a
las instituciones de educación superior. Es necesario avanzar hacia un
sistema que cuente con instituciones públicas fortalecidas, con un
financiamiento acorde a sus necesidades, con una regulación efectiva del
sector y con un sistema de acreditación que entregue reales garantías
de calidad en los procesos formativos.
El 2013 será un año clave para nuestro sistema educativo. El cierre
de un ciclo de gobierno -que ha sido más bien de continuidad que de
ruptura- y el inicio de un proceso de discusión política de cara a las
elecciones, representa una posibilidad que hay que saber aprovechar.
Nuestro país requiere en el ámbito educacional reformas importantes que
han sido postergadas y que son críticas para entregar oportunidades
equivalentes y de calidad para todos, anhelo del que todavía estamos muy
lejos.