Martes 1 de mayo 2012 9:11 hrs.
El desdibujado movimiento sindical chileno
Daniela Ruiz
En nuestro país solo 12% de los trabajadores
se encuentra sindicalizado y para algunos el sindicalismo en Chile pasa
por su peor momento. Para los dirigentes las razones van desde la
persecución que hubo en dictadura, el estado de las leyes del trabajo y
el descrédito que han adquirido varias de estas organizaciones. Sin
embargo, los líderes apuestan por retomar fuerza y seguir luchando por
demandas que tienen como base un trabajo digno para todos los chilenos.
El movimiento sindical en Chile, su representatividad y
cobertura, ha sido altamente afectado por los procesos de cambios
económicos y políticos que ha vivido nuestro país durante los últimos
años.
La transformación del mercado, del rol del Estado y la pérdida de la
dimensión colectiva del trabajador han desdibujado la función del mundo
sindical, lo que se ha traducido en una pérdida progresiva de la fuerza
del movimiento de los trabajadores, que actualmente no supera el 12 por
ciento de sindicalización.
El presidente de la Central Autónoma de Trabajadores (CAT), César
Olivos, agrega que uno de los factores que ha incidido en esta situación
fue la desarticulación y persecución que se hizo durante la dictadura
de las organizaciones y de los líderes sindicales, cuestión que hasta
hoy cuesta recomponer.
Según Olivos, a ello se suma los obstáculos que pone el Código del
Trabajo, surgido también en época de represión:“añejo, hecho entre
cuatro paredes por y para los empresarios”. Esta legislación
imposibilita que “los trabajadores puedan tener negociación colectiva
por rama de actividades o una negociación colectiva real, porque en
Chile la cantidad que puede negociar no supera el 8 por ciento; un
derecho a huelga que sea real y no una caricatura, y la posibilidad de
hacer grandes sindicatos. Acá en Chile ocurre la brutalidad de que
puedes hacer un sindicato con ocho trabajadores, eso es para la risa
¡qué fuerza puede tener un sindicato con ocho trabajadores!”, señaló.
Para Carolina Espinoza, presidenta de la Confederación de
Funcionarios de la Salud Municipalizada (Confusam), “el sindicalismo en
Chile está pasando por uno de sus peores momentos, sino el peor en
décadas”. La dirigenta, además de atribuir esta situación a la crisis de
representación que se vive en el país, responsabiliza a “contextos
individualistas en el que la competencia es lo que prima más que lo
colectivo, no hay una condición de renovación de cargos dirigenciales,
enquistamiento de algunos dirigentes, falta de respuesta a los procesos
de modernización de las organizaciones. Incluso la Central Nacional de
Trabajadores falta a los propios acuerdos votados”, denuncia.
En este sentido, uno de los líderes más cuestionados es justamente el
de la organización con mayor adhesión e historia de los movimientos
sindicales vigentes, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT),
presidida por Arturo Martínez.
A diferencia de sus pares, Martínez considera que el movimiento “está
en un proceso bastante interesante, porque se ha aumentado la tasa de
sindicalización en la mediana empresa, que es donde no habían”.
El líder de la CUT asegura que comprende los cuestionamientos hacia
su gestión desde una mirada democrática, pero donde la adhesión a la
sindical avala su liderazgo. “La CUT tiene 700 mil afiliados, tiene más
300 organizaciones afiliadas. A mí no me sorprende que dos, tres o
cuatro estén en desacuerdo, es lo normal en una sociedad en que no todo
el mundo comparta con uno. Pero en la medida que uno tiene una inmensa
mayoría de apoyo se da cuenta que las cítricas pueden ser válidas, pero
es la mayoría la que manda”.
De todas maneras, aunque los tres representantes sindicales coinciden
en que es deber de las organizaciones volver a recuperar su rol en la
sociedad, también señalan que actualmente existe una persecución de los
empleadores a la sindicalización, lo que inhibe a los trabajadores a
participar de ésta.
Por esta razón, afirman que seguirán abogando por demandas que son
transversales a todas las organizaciones sindicales, como el derecho al
trabajo decente, negociación colectiva sectorial, sindicalización
automática, derecho a huelga y fin del despido por necesidades de la
empresa, entre otras.