4 de Mayo de 2012
La Moneda no sabía que se vincularía a la DC con fraude en Servicio de Salud
En plena negociación por la
reforma tributaria, donde el Ejecutivo busca aliados en la oposición que
le permitan aprobar la idea de legislar, el titular de Salud se fue en
picada contra la tienda de Ignacio Walker. Nadie en La Moneda sabía de
esta salida de libreto. A estas alturas, todo un clásico del estilo
Mañalich, quien se jacta de decir que su única lealtad es con el
Presidente Piñera, no con el Gobierno ni con la derecha.
Sólo lleva cinco días en el
país, luego de las dos semanas de vacaciones que se tomó en Europa, y ya
está nuevamente en el ojo del huracán. El ministro de Salud, Jaime
Mañalich, vinculó públicamente a la DC en un eventual fraude en el
Servicio de Salud Metropolitano Occidente para desviar recursos al
financiamiento de campañas políticas. Una denuncia de la que en La
Moneda no estaban enterados y que marca una nueva salida de libreto del
secretario de Estado, dejando en evidencia que el médico goza de cierta
“inmunidad”, dada la estrecha relación que tiene con el Presidente
Sebastián Piñera.
El ministro presentó ayer una denuncia ante la Fiscalía Centro Norte
por un supuesto fraude al fisco en el Servicio de Salud Occidente, donde
se habrían realizado pagos por prestaciones no realizadas a “sociedades
de papel” vinculadas a funcionarios de la entidad, por un monto total
de 5 mil millones de pesos. Hasta ahí, La Moneda estaba enterada.
Pero Mañalich fue más allá. Aseguró que la “presunción básica es la
del enriquecimiento ilícito, pero dada la magnitud y la forma en que
esto está construido, que se asemeja mucho a otras situaciones que el
país ha conocido en el pasado —me refiero específicamente al caso
MOP-GATE— no descartamos la posibilidad de que parte de estos recursos
obtenidos en forma ilegítima hayan sido destinados a esfuerzos o
campañas políticas en el pasado”. Acto seguido, añadió que “varias
personas involucradas se reconocen como militantes del Partido
Democratacristiano”.
Esta frase desató la ira en la DC, cuyo timonel Ignacio Walker exigió
disculpas públicas al gobierno: “Quiero denunciar la grave
irresponsabilidad del ministro de Salud, de querer darle una connotación
política e involucrar a la DC, o a supuestos militantes de la DC en los
hechos que se investigan en el Servicio Metropolitano Occidente (…) le
exijo una explicación pública en que se retracte de estos dichos, porque
no se puede disparar a la bandada, darle una connotación política,
involucrar a un partido político sin tener antecedentes serios”.
En La Moneda no estaban enterados de “la arista política” que
Mañalich iba a poner sobre la mesa. El miércoles antes de las 14:00
horas el ministro salió de la sede de gobierno tras una reunión en el
ala presidencial de Palacio, misma hora en que todo el equipo político
se encontraba en el Congreso ante la nutrida agenda de temas que había
en Valparaíso.
Al respecto, en la Alianza afirman que son conocidas las
“declaraciones desmedidas” que hace Mañalich cada cierto tiempo, propias
de su estilo con escasa “delicadeza” para moverse en las aguas
políticas. También lo es su íntimo vínculo con Piñera: cuando el
Presidente lo nombró ministro, Mañalich era el director de La Clínica
Las Condes y el Mandatario era accionista de la misma; integró los
llamados Grupos Tantauco que alimentaron el programa de gobierno del
Presidente y era conocido como el “histórico médico de cabecera” de la
familia Piñera.
La relación entre Mañalich y Piñera es tan estrecha, que el propio
ministro ha dicho en más de una ocasión que su “compromiso y lealtad” no
es con el Gobierno ni con el proyecto político de la derecha, sino que
exclusivamente con la persona del Presidente. Que cuando asumió la
cartera de Salud en marzo del 2010 lo hizo por un acuerdo con el
Mandatario, por su vínculo con él, con el objetivo de estar los cuatro
años de su mandato.
Estos argumentos Mañalich los ha esgrimido en privado cada vez que
han circulado rumores de su posible renuncia. Incluso, antes de sus
recientes vacaciones en España se comentó que había dimitido, dado el
delicado estado de salud de su esposa, quien tuvo un trasplante de
pulmón hace cinco meses. Sin embargo, la versión ha sido desechada y
aseguran que para el ministro “la política es sin llorar” ni mezclar las
situaciones personales. Todo ello es coincidente con las descripciones
del carácter que hacen del ministro: pragmático, de mente fría y sin
agenda política propia.
La posta
En los quince días que Mañalich estuvo de vacaciones, estalló el
escándalo en la Posta Central por un brote intrahospitalario de la
bacteria clostridium difficile. El 18 de abril un grupo de
médicos de la Asistencia Pública denunció que desde el mes de julio a la
fecha, 186 personas se habían infectado con la bacteria y que de éstas,
36 personas habían fallecido en el centro asistencial.
El ministro de Salud llegó el domingo a Chile y el miércoles se lanzó en picada a cobrar las cuentas pendientes por los líos ocurridos en su ausencia. Tras considerar un error salir de vacaciones, le quitó el piso al subsecretario Castillo al criticar que en el caso de la posta “no hubo un ordenamiento comunicacional adecuado para entregar el primer día todos los antecedentes”. Se sabe de las tensas relaciones entre Mañalich y su subsecretario.
La denuncia era liderada por el ex director de la posta, Ricardo
Peña, y desde fuera por el diputado PS, Juan Luis Castro, con quien el
ministro de Salud tiene una disputa que no hace esfuerzos por ocultar.
Con los médicos del centro asistencial también tiene problemas y la
denuncia habría sido parte de una “factura que le pasaron a Mañalich por
el trato que ha tenido con ellos”.
Fue el subsecretario de Redes Asistenciales, Luis Castillo, quien
salió a hacer la vocería esos días. Ante la denuncia, llamó a la
tranquilidad y habló de alarma innecesaria. En esos momentos circuló con
fuerza el rumor de la salida de Mañalich por este episodio, la que fue
desmentida por él mismo desde Europa: “Mi posición como ministro de
Salud es completamente irrenunciable. Lo he dicho en todos los tonos
posibles y el único mecanismo que tendría yo de salir de esa posición es
que el Presidente de la República me pidiera la renuncia y no lo ha
hecho y no lo va hacer”.
El ministro de Salud llegó el domingo a Chile y el miércoles se lanzó
en picada a cobrar las cuentas pendientes por los líos en su ausencia.
Tras considerar un error salir de vacaciones, le quitó el piso al
subsecretario Castillo al criticar que en el caso de la posta “no hubo
un ordenamiento comunicacional adecuado para entregar el 1° día todos
los antecedentes”.
Se sabe de las tensas relaciones entre Mañalich y su subsecretario y
el hecho que lo responsabilizara públicamente por el mal manejo
comunicacional, levantó suspicacias sobre la posible salida de Castillo,
la que fue desechada ayer en La Moneda. El vocero Andrés Chadwick
aseguró que “no tenemos antecedentes de cambio de subsecretario en Salud
ni en ningún otro lado”.
Otros episodios
La de ayer no es la primera salida de libreto del ministro, al
contrario, tiene varias en su currículum. En agosto del 2011, en pleno
conflicto estudiantil, visitó a los estudiantes del Liceo 131 de Buin,
que habían estado 35 días en huelga de hambre. A la salida del encuentro
aseguró que “es absolutamente falso. Estos jóvenes nunca estuvieron en
huelga de hambre”, generando críticas transversales de todos los
sectores. Pero el Ejecutivo salió a respaldarlo, explicando que lo que
había hecho era “un diagnóstico médico”, que debía ser contestado por
médicos.
Meses antes, en febrero irritó a buena parte del gabinete cuando
anunció públicamente que había “humo blanco” en las negociaciones del
entonces proyecto para extender el posnatal a seis meses, asegurando
entonces que “el Presidente hará un anuncio importante en los próximos
días que trae una enorme tranquilidad para los niños y guaguas de Chile y
para las madres”. Esa vez fueron sus pares de Hacienda, Felipe Larraín,
y del Trabajo, Evelyn Matthei, quienes salieron a aclarar que el
proyecto no estaba listo ni menos en condiciones de ser enviado al
Congreso.
Este año, en plena rebelión patagónica en Aysén, en febrero Mañalich
fue parte de las delegaciones ministeriales que viajaron a la zona
durante el conflicto. Su presencia desató duras críticas al asegurar que
un hombre de 55 años había fallecido mientras esperaba que llegara una
ambulancia, que se demoró producto de los bloqueos de calles y las
barricadas. No obstante, la propia familia afectada aclaró que la muerte
de esta persona fue debido a una enfermedad terminal y que además, esta
apoyaba las manifestaciones.
Ayer, el ministro Chadwick salió a ponerle paños fríos a la última
salida de libreto de Mañalich y declaró que “el Gobierno sí conoce y
tiene antecedentes de irregularidades, de presuntas irregularidades que
se pudieron haber cometido en servicios de salud” y que “dichos
antecedentes los tiene el ministro de Salud, todos —como lo ha señalado
el propio ministro— han sido entregados ya, desde hace varios días,
tanto a la Contraloría General de la República, como a la fiscalía
correspondiente, para efectos de que se haga toda una investigación de
carácter administrativo y judicial, para efectos de determinar las
responsabilidades y las eventuales irregularidades que se han
detectado”.
Con todo, lo cierto es que a pesar de los intentos por no ahondar en
el conflicto con la DC —con la reforma tributaria en el Congreso— y de
no dar espacio a una salida de libreto, en Palacio se comentaba
privadamente que el Ejecutivo tiene que actuar “siempre bajo certezas y
no de especulaciones”, como también se reconocía tácitamente sorpresa
por la arista política que instaló.