Padres e Hijos
El amarillo hace llorar más a los bebés, el verde les concentra, el violeta potencia la creatividad...
Día 03/05/2012 - 13.41h
Según
los psicólogos, el color con el que se decide pintar la habitación de
los niños influye en su personalidad y desarrollo. Aseguran los expertos
que el amarillo hace llorar más a los bebés, que el verde relaja, el
violeta fomenta la creatividad... Si está a punto de realizar una
reforma en casa que incluye la habitación de sus hijos, le recomendamos
que tenga en cuenta las pautas que Andreu Guardi, experto en psicología
del color de Jotun —empresa especialista de pinturas— ofrece a ABC
Familia:
El color azul
transmite profundidad, profesionalidad y estabilidad. Es el color del
cielo y del océano y, por lo tanto, el que más nos rodea. Sus efectos
son relajantes ya que el color azul calma la mente y facilita la
concentración. Asimismo, reduce el apetito y disminuye el miedo y la
tensión. Por este motivo, es el color más utilizado en los dormitorios.
Dentro de los colores fríos, el verde
es el otro color por excelencia, junto al azul. Es el color de la vida y
de la naturaleza, haciéndonos sentir seguros y aumentando el
sentimiento de confianza. El verde es el color con el que más descansa
el ojo humano, al tiempo que tranquiliza, reduce el estrés y favorece la
relajación. Es el color que más ayuda a la concentración y estudio de
los niños y, por ello, es muy utilizado para decorar zonas de estudio y
escuelas.
El amarillo
es el color del sol y de la luz. Cuando este color es intenso está
contraindicado para los bebés porque les hace llorar más. El amarillo,
en sus distintas tonalidades, está más indicado para decorar salones y
espacios pequeños y con poca luz, como recibidores y pasillos.
El color blanco
representa la inocencia, la virtud, la pureza, la bondad y la paz. Es
clave para crear ambientes luminosos, serenos y tranquilos. En las
estancias donde predomina el color blanco en sus distintos tonos, se
crea una atmósfera de armonía y serenidad que favorece el descanso.
El lila
es el color de la realeza, el poder, la ambición, el lujo y la
sofisticación. Es un color que transmite sabiduría y espiritualidad, al
tiempo que también es el color asociado al misterio y la magia. El color
lila tiene muchos efectos positivos sobre las personas ya que estimula
la creatividad, relaja, favorece el sueño y reduce la impaciencia. Por
este motivo es ideal para pintar habitaciones infantiles.
El color marrón
es el color de la tierra y de la madera. Nos conecta con la naturaleza,
generando un sentimiento de seguridad que favorece las sensaciones de
confort y equilibrio. En sus distintas tonalidades, el marrón es el
color perfecto para las habitaciones donde se quiera crear un ambiente
confortable y acogedor.
Si queremos crear un ambiente cálido y lleno de energía, el mejor color es el naranja,
ya que combina la energía y calidez del rojo con la felicidad del
amarillo. El color naranja disminuye la irritabilidad, estimula la mente
y anima el espíritu.
El rojo
es el color del fuego, la pasión, el deseo y el amor. Muy visible, el
rojo es el color excitante por excelencia ya que aumenta la presión
sanguínea y acelera el metabolismo. Aumenta el interés y el entusiasmo,
así como el apetito. Si es un tono intenso estimula a los niños a la
actividad.
Por último, el color rosa
es el color de la feminidad, la inocencia, la suavidad y la salud. Es
el color de los sueños y la fantasía y por esto es perfecto para crear
ambientes relajantes en habitaciones infantiles (en sus tonalidades más
suaves).